¿Amigos?

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La noche siempre había sido su momento preferido, el silencio del bosque la abrazaba, y disfrutaba del cielo estrellado. Las bestias más peligrosas dormían, y podía gozar de un momento de tranquilidad, aunque nunca bajaba la guardia del todo, pues no sería la primera vez que algún animal la sorprendía en plena noche, creyendo que estaba muerta o inconciente.
 A veces sentía la soledad como miles de agujas clavadas en el pecho. Había tenido algún compañero en sus años solitarios, pero al final las bestias acababan volviendo a su vida, como siempre, kina había dejado de ser interesante. Aún recordaba a Rufus, una cría de lobo Meléh. Cuando lo encontró, hubiera jurado que la muerte estaba sentada a su lado pero hizo lo posible por salvarlo. Estuvieron juntos 3 años, se hicieron grandes amigos, y velaban  el uno por el otro. Siempre se sorprendía al recordar lo fiel que le fué pues estas bestias solían matar a los humanos, dado al pasado en el que habían sido capturados para vender sus pieles, siempre refrescantes en verano, o sus colmillos, con los que se habían forjado las más grandes armas 《¿Quiénes son realmente las bestias?》 Los humanos siempre habían sido crueles y estúpidos. Descartó estos pensamientos, era un desperdicio gastar su tiempo en unos seres tan abominables. Rufus volvió a su mente. Cuando lo encontró estaba muy lejos de su habitat, y no había señas de una manada por los alrededores. Normalmente, estas bestias dejaban un rastro de escarcha, pero esa vez no había absolutamente nada, como si el pequeño hubiera sido abandonado, dado por muerto, pero esa teoría no encajaba, pues cuando una madre Meléh perdía a su cría, esta cabava un agujero en el suelo y lo enterraba. 《Tal vez el destino quería que fuéramos amigos》¿Amigos? Sí, tal vez esa fuera la única palabra capaz de describir la  relación. Rufus había sido el único amigo que había tenido, y ahora lo echaba de menos. Llegaron a un punto en el que se entendían perfectamente, como si fueran uno solo. El no podía hablar, pero juraba escucharlo en su cabeza. Era un animal independiente, aunque  siempre estaba cerca de Kina, velando por su seguridad y en las noches, siempre remoloneaba, haciéndose el duro, pero al final acaba buscando un hueco en el saco, lo más pegado a ella posible. Era una criatura increíble y bella.
Se acurrucó en la capa y suspiró. El aire frío del lago le calaba hasta los huesos, haciendo imposible que el sueño la abordará. Solía quedarse dormida en cuanto se tumbaba, pero los ruidos del bosque que la anterior noche la tranquilizaban, hoy le daban escalofríos. Desde el día que huyó al bosque, sentía que alguien la vigilaba a todas horas, por alguna razón, eso la reconfortaba, se sentía protegida, y esa noche no lo sentía, haciendo un vacío en su pecho.

Síntesis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora