Responsabilidades.

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Lo primero que vió al despertar fue el Curma que la había llevado hasta allí, acostado cerca de su cama. Por alguna razón le alegró saber que el ave había velado por ella. Iba a a levantarse cuando un profundo bostezo la interrumpió, esto hizo que el Curma abriera un ojo, al verla despierta se levantó y se acercó rápidamente a ella, apoyando la cabeza en sus piernas. Normalmente no le gustaba lo cariñosas que eran estas aves pero por un día lo dejo pasar, disfrutando del suave plumaje del que siempre habia creído que se sentía como la ropa que debían vestir los mismísimos dioses, sin poder resistirse apoyó su cabeza en la del Curma, disfrutando del tacto y el olor a frutas que desprendía. Cuando más cómoda estaba, alguien tocó la puerta, entrando sin esperar la respuesta. De pie ante ella se encontraba un hada un tanto singular. Una mezcla de colores y elementos extravagante. Su pelo, echado hacia atrás a modo de tupé estaba formado por enredaderas. Su rostro estaba coronado por unos ojos grandes y blancos, con una pequeña boca tapada casi en su totalidad por una barba roja como el fuego, a esto se le sumaba una piel azul y escamosa, pero cuando la luz se reflejaba en ella, se podían distinguir a la perfección los 4 colores de los elementos. Celius, el único hada Síntesis que había sobrevivido de la primera generación, ahora presidente del Consejo de hadas y vínculos, estaba frente a ella, con la mirada seria y el cejo fruncido. Llevaba muchos años huyendo de sus charlas, pero esta vez estaba acorralada. Se acercó a ella, con los brazos cruzados, y habló con una voz rasposa como el crujir de ramas secas.
-Ina, ya es hora de que empieces a asumir tus responsabilidades, sabes perfectamente que las hadas de la segunda generación deben asistir a las reuniones del Consejo. -Se frotó los ojos y suspiró, frustrado, tal vez por el centenar de veces que había repetido aquella frase. Helina arqueó las cejas y le dedicó una sonrisa.
-Jamás dije que me haría cargo, pero sigues insistiendo en que es mi obligación ¿Te gusta fastidiar, querido Celius? -Sin poder contenerse el hada soltó una sonora carcajada, mirando a Helina con ternura. Habían sido amigos desde que le alcanzaba la memoria, pero después de la guerra de destierro, tomaron caminos diferentes.-¿Porque no damos un paseo? Ciraf ha cambiado desde que viniste hace 700 años. -Dijo, ofreciéndole una mano para levantarse de la cama, que esta aceptó gratamente después de haber apartado con cuidado la cabeza del Curma. Agarrando el brazo de su viejo compañero, salieron a disfrutar de la aldea.

Ciraf estaba construido alrededor de Damér, el árbol más antiguo que existía plantado por los dioses para poder comunicarse con la raza férica en caso de emergencia, por suerte había permanecido en silencio los últimos 8 siglos. Aparte este era el que mantenía Ciraf oculto de las demás razas, que sólo podían entrar si Celius lo permitía. Toda la aldea estaba construida a su alrededor, dividida en 5 partes, en Darém vivían las hadas de la primera y segunda generación, miembros del Consejo que no superaban la veintena, en las 4 partes restantes vivían las hadas según el elemento que poseyeran. A Celius nunca le había gustado esa división, le recordaba día a día que era el único que quedaba de su generación, haciéndole sentir solo, pero así las hadas se sentían más seguras, no podía hacer nada.

Pasearon en silencio y agarrados del brazo hasta llegar a Aqua. Helina se sorprendió, aquello a lo que un día llamó hogar había desaparecido. La estructura del distrito era totalmente diferente a como la recordaba. Se sintió como una extraña en su propia casa. Paró en seco, mirando a Celius dudosa. Su amigo la entendió sin palabras.
-Hace 200 años que aprobamos la remodelación de Ciraf. Si estuvieras en tu silla cuando corresponde, no te llevarias estas sorpresas. -Ese comentario hizo que se sintiera culpable. Desde la guerra de destierro había abandonado su raza casi por completo. Volver le recordaba todos aquellos que ya no estaban y era algo que no podía soportar, sin embargo Celius intentaba calmar el dolor ayudando a la aldea, pese a que llevaba escrito en la mirada la ausencia de Jin. Por unos minutos se quedó profundizando en sus recuerdos, hasta que un tirón del brazo la sacó de ellos. Miró a Celius, un tanto arrepentida de haber dejado su hogar, pero este le respondió con una mirada llena compresión, haciendola sentir mejor.
-¿Porque has vuelto Ina? La última vez que apareciste por aquí fue para reportar la muerte de Ruth. -Chasqueó la lengua, se había olvidado por completo de Kina.
-He encontrado una maga, aún es muy joven pero su magia es realmente poderosa. Paró y observó a Celius, que la miraba preocupado. -No se que pasó el día que huyó que de los humanos, pero es incapaz de usar la magia. -Durante unos segundos el hada permaneció en silencio, buscando una solución. -Henít puede ser una buena compañera, ya se ha encargado anteriormente de otros magos difíciles-Helina se echó atrás con un gesto totalmente exagerado y Celius no pudo contener la risa. -Eres demasiado expresiva ¿En quien habías pensado? -Está vez le mostró una sonrisa de superioridad. -Obviamente, en mi ¿Acaso hay alguna hada que lo pueda hacer mejor?
-Celius lo meditó por unos segundos, aún siendo de las hadas más antiguas, Helina siempre había sido impulsiva, eso le hacía dudar. -Tendremos que proponerlo en lo Consejo y esperar la respuesta. -Este comentario no agradó a Helina, que miró a su amigo, frustrada, el Consejo podía tardar días en tomar una decisión. -Venga Celius, eres el presidente, seguro que puedes hacer algo.-Este le dedicó una mirada sería, Celius jamás se saltaba las normas, el orden era lo principal en su vida. - Lo siento Ina, tenemos que seguir el protocolo, si nos lo saltamos su existencia no tendría sentido. Además está vez no puedes librarte de las reuniones, me encargaré yo mismo de ir a recogerte  -Helina echó la cabeza hacia atrás y suspiró desesperada. Las reuniones eran tediosas, la mayoría de las veces tenían que luchar contra el sueño.
-Espero que podamos solucionar esto rápido. -El hada se pasó las manos por las enredaderas que tenía por pelo, acto seguido pasó un brazo por los hombros de su compañera. -Intentaré que se te haga más amena las estancia aquí, ahora debo irme para comenzar los preparativos de la reunión. -Le dió un suave besó en la mejilla a su amigo, y dedicándole una sincera sonrisa se despidió de el con un abrazo. Debía volver a casa para arreglar la solicitud de Vínculos.

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