Enemistades

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Henít había comenzado a exponer hacía más de una hora y con cada palabra que pronunciaba le pesaban más los párpados. Las reuniones del Consejo eran mucho más aburridas de lo que recordaba. Suspiró, desesperada e inmediatamente recibió un golpe en la espinilla, a lo que respondió mostrando los dientes. Celius se había encargado de que permaneciera despierta desde que comenzó la reunión. Volvió a suspirar pero esta vez no hubo daños por parte de su compañero, sin embargo se llevó una mirada despectiva de Henit. Sonrió, la estaba molestando, por lo menos eso no era aburrido. Se recostó en la silla, mirando por los enormes y coloridos ventanales que había delante. La sala de reuniones daba al distrito de Natura, del que siempre habia pensado que era el más hermoso de toda Ciraf. Aunque toda la aldea había sido construida con raíces, no podían compararse con la belleza de Natura. Cada pequeño detalle tenía un porque que ocultaba tras una cortina de elegante perfección. Los edificios estaban decorados con flores y frutas de todos los colores, formando los nombres de las calles, e incluso figuras. Todo en Natura era Perfecto, excepto sus habitantes. Las hadas de tierra se sentían como los dioses del bosque. Siempre habían sido los más arrogantes de la raza, por ello Helina había entablado una enemistad insana con casi todos ellos. Apartó la mirada del ventanal y la fijó en Henit, que seguía parloteando sobre alguna remodelación en su distrito. No podía negar que era hermosa, pero eso no quitaba que fuera una arpía. Su pelo estaba formado por Prans unas plantas finas y largas de color negro, que compaginaba a la perfección con su piel verde aceituna, sus ojos grandes y verdes oscuros estaban perfilados con una fina línea negra. Tenía una pequeña pero monísima nariz , un poco levantada, con unos labios grandes y marcados pintados con el jugo de alguna fruta rosada. Cualquier hada se rendía ante ella con una sola caída de sus larguísimas pestañas, cualquiera, menos Celius, por esa simple razón Henit se había obsesionado con el. Llevaba siglos intentando llamar su atención, pero el presidente del Consejo solo había tenido ojos para Jin. Un codazo de Celius la sacó de sus pensamientos.
Por fin había llegado el momento de votar la proposición de Henit, aún sin haberse enterado de lo que había propuesto, votó en negativo por el simple hecho de fastidiar, sin resultado alguno pues todo lo que decía la arpía se cumplía sin rechistar.
Se estiró en su silla y miró a Celius, que hablaba seriamente con Káelon, un hada de fuego bastante amigable. Para su sorpresa ambos la miraron, seguramente Celius estaba despejando el camino para su solicitud. No podía parar de pensar en Kina. Sabía que podía defenderse sin problemas por sí misma, pero nunca se sabía que clase de bestias rondaban por el bosque. Normalmente las criaturas más poderosas eran nómadas, por lo que no tenían un hábitat fijo. Se echó atrás en la silla, pasándose las manos por el pelo. Aún quedaban tres días para que fuera su turno de presentar la petición, la espera se le hacía eterna. Con cada minuto que pasaba sentía un poco más la ausencia de la joven maga. La había visto crecer, había cuidado de ella, dejándole presas fáciles cerca, buscando objetos humanos que la ayudarán en el bosque, arropándola en las noches frías y defendiendola de las bestias, todo sin que la maga supiera de su existencia. Celius la miró una vez más y finalmente los dos hadas se acercaron al fin a Helina, esta intentó hablar pero Celius la interrumpió.
-Sabes que normalmente no me salto las normas, pero esta vez haré una excepción. Dijiste que la maga era especial asi que voy a dejar que la acompañes, pero dentro de tres dias tendrás que volver para ver que decisión toma el consejo.
-¿Le ha pasado algo? Preguntó el hada preocupada. Era cierto, Celius cumplía las normas a rajatabla, por lo que no pudo evitar alarmarse.
-No tienes de que preocuparte, Helina. Es solo que hoy haciendo la ronda he sentido un gran poder que venía de fuera y. -Y no queremos correr riesgos, por eso hemos tomado esta decisión. Añadió Celius sin dejar que Káeleon terminará la frase.
Helina estaba confusa, aún así decidió no darle importancia y se giró rápidamente con intención de irse, cuando Celius la agarró del brazo.
-Helina es muy importante que no hables con la maga hasta que se celebre la asamblea, no quiero que te relaciones con ella. 《Demasiado tarde》 pensó Helina sintiéndose culpable. Lo último que querría era decepcionar a Celius, pero a ella, al contrario que su amigo, las normas nunca le habían preocupado.
Sin añadir nada más la hada abandonó por fin la sala, necesitaba asegurarse de que todo iba bien.

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