Y una vez más se vió en el espejo.
Solo con su ropa interior puesta mientras intentaba no llorar, en un intento de hacerse una idea de dónde diablos estaba ese defecto del que sus detractoras hablaban tanto.
—Que está tan mal con mi cuerpo...? — se preguntó en voz baja y casi quebrada mientras buscaba con la mirada nublada de lágrimas algo inusual, alguna deformidad.
Algún defecto.
Empezó a hacerse ideas: Quizá era por sus lentes, o porque su peinado era muy aniñado. Tal vez porque su atuendo era muy mojigato o de plano sus pechos no eran tan grandes como ella quisiera. Entre todas esas ideas terminó por autocalificarse como una chica fea sin nada que “aportar” a los chicos.
Se puso de nuevo la ropa y se fue a su cuarto echándose a llorar a su cama. Ha seguido esta rutina por más de un mes, lo que ha preocupado a su primo Miguel siendo con quien pasa la mayor parte del día. Pero fuera de ello, estaba decidida a simplemente seguir intentando para cambiar su aspecto.
Por supuesto, no cambiaría su apariencia por lo que dijeran un montón de víboras huecas con senos más plastificados que las muñecas Barbie, cambiaba su aspecto porque, le atemorizaba pensar que a Marco le gustaban así...
Son solo tus inseguridades, niña.
Pensó que por el momento, un par de rellenos le ayudarían hasta conseguir una cirugía para aquellas bubis que consideraba muy planos para su cuerpo. Ah! Y qué mejor oportunidad para cambiar su aspecto el día de la fiesta de fin de año de la escuela. No más pantalones cortos ni camisetas bobas. Ahora usaría algo más provocativo y de más estilo. Buscó desesperada un conjunto lo suficientemente atractivo para ese día. Pensó que algo corto o revelador le cubriría para así callar las bocas de las arpías.
Su corazón se aceleró al escuchar escaleras arriba, Miguel y Marco habían regresado de la escuela por haber hecho el aseo de sus salones como castigo por sus travesuras. Hablaban de qué cantarían en la apertura de la fiesta, como si de un concierto se tratara.
El corazón de la niña se detuvo, allí estaba él. No se lo creía, solo se fijó por el marco de su puerta para ver a donde se dirigían. Hasta que vió como el de blusa azul la volteó a ver.
—Rosa! Qué tal!— le saludó alegre
—Ah, yo... Hola...? — le dijo súper nerviosa.
—Je... Qué haces? Estabas espiando?
—N-no! Solo... Miré que pasaba— se encogió de hombros, mirando a otro lado e intimidada por esos ojos ámbar.
—Je, bien... Puedo saber si irás a la fiesta escolar?
—Claro! De hecho, estaba por ver cuál atuendo se me veía... Mejor— jugó con sus dedos por un rato pensando en las posibilidades que le daría si le enseñaba el atuendo que tenía pensado. Posiblemente caería rendido a ella por lo coqueto que se veía, después de todo él siempre había sido así de... Seductor?
—Puedo ver? O es una sorpresa?— aquella pregunta hizo que la morena reaccionara
—Ah si, claro!— y lo hizo pasar a su cuarto, mostrando en la cama la camisa de mini tirantes, la falda corta y abriguito que pensaba llevar. Marco esbozó una cara de asco, no por Rosa sino por el conjunto de perra que tenía pensado usar.
—Y... Qué piensas?— preguntó ella con una sonrisa esperanzada.
No era más sencillo no mostrarlo y usarlo como sorpresa para así robarte el corazón de Marco más rápido? Pues... Si, pero supuso que si el de la Cruz criticaba su ropa, llevaría algo mejor y esta vez sería sorpresa. Además no tenía porqué saber que cambiaba su imagen para él, NI DE CHISTE.
—... Y bien?— insistió ella entusiasta.
—De verdad quieres saber que pienso?
—Claro, así tendré oportunidad de brillar en la fiesta— respondió Rosa como una niña pequeña... Tan tierna e ingenua.
Marco devolvió su atención al atuendo, arqueando una ceja.
—Bueno, lamento decirte esto, Rosita de Caramelo, pero ése atuendo solo te garantiza que estarás disponible para ser forzada y hallada muerta— le miró severo, como si fuera su hermano mayor o un padre; cosa curiosa porque estos últimos le vendrían avergonzando en todo sentido.
Ante la respuesta, la niña miró cabizbaja y con mucha tristeza. Quizá debía esforzarse más para ser la sensación de esa fiesta.
Esperen, le dijo... Rosita de Caramelo?
—Y... Dime entonces, que crees que sería mejor para mí?
—Para tí... Un vestido. Este conjunto es una tremenda porquería para alguien como tú.
—Por qué? Es lo que a las chicas a las que les coqueteas les gusta usar— le dijo tan rápido y sin pensar, que tardó mucho para darse cuenta de cómo había revelado su secreto. Sólo le quedó taparse el rostro de la vergüenza.
Este sonrió de lado, como si hubiera predicho lo que iba a pasar desde el momento en que entró al cuarto.
—Así que por eso te preocupa tanto como te verás ese día, verdad? — río en bajo— Ya se me hacía muy raro que quisieras cambiar de apariencia por lo que dijeran unas chicas huecas. Qué buena jugada, mi niña.
¿Huecas? Si sabía que eran huecas, ¿Por qué les hacía caso cuando éstas se acercaban a él por conveniencia? No tenía ningún sentido, y esto confundió a la niña más de lo que podría aguantar.
—P-pero... Entonces...— le miró con los labios temblando ligeramente— Cómo ...?
—Te refieres a ¿por qué les hablo si sé que son unas tontas? Bueno...—se acercó a la morenita sin mala intención— Solo son fanáticas nada más. No es como si quisiera algo serio con ellas. Además, ¿Para que estar con una cara bonita arrogante y presumida cuando tengo cerca mío a alguien que además de ser bonita es inteligente, simpática, intrépida, buena violinista y cantante?
No, no puede ser posible, ¿En verdad se refería a ella? Rosa sintió que a lo mejor se exhaltaba mucho. Tan ahogada estaba por ese pensamiento que no notó hasta segundos después cuando Marco le besó los labios, dejando un rastro de chocolate en ellos.
Para cuando se dió cuenta, sus mejillas ya ardían de rojas.
—Como dije con anterioridad— le habló Marco mientras se acomodaba la blusa azul que llevaba puesta— Un vestido, obviamente decente, te hará ver mucho mejor que ese conjunto tan desesperado— sonrió de lado y se fue del cuarto.
Rosa se quedó en silencio, cayó de sentón en su cama y procesó todo lo que había pasado: El conjunto no le gustó y el opina que se vería bien con un vestido, eso le quedó claro; pero lo otro, lo de las chicas huecas ¿Cuando hablaba de esa niña talentosa que tenía cerca, se refería a ella? Respiró hondo y salió de su trance, buscando esta vez un lindo vestido para la fiesta.
Eso fue suficiente para olvidarse de su cambio de imagen, de aumentar sus senos, de dejar de ser ella misma.
Ahora estaba convencida de que alguien la quería tal y como era.
...Que otras cosas quieren ver en los próximos One-shot? Diganlo en los comentarios!
ESTÁS LEYENDO
Ese "Privilegio" (MarcoxRosa One-shots)
FanfictionMarco reclama un derecho sobre Rosa Rivera, quien le pertenece desde hace mucho. Cuál será? ... Órale mijo! Tampoco te enchiles! Que si no le gusta solo dese la vuelta y zumbele a chettolandia. ✓No hay Lemmon, así que pasele joven, con tranquilidad...