Capítulo 5: El chico.

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Olivia

Joder, qué cansada estoy. He sido pésima en todas las pruebas, excepto en "asesino", por suerte, conseguí impresionar a Eliza en esta prueba, aun que todavía está alerta, necesito ganarme su confianza.

Estaba escalando el gran rocodromo que había en la sala de entrenamientos, no usaba arnés de seguridad por lo que debía tener más cuidado de no resbalar, llevaba la misma ropa que me dieron cuando llegué, se puede decir que no estamos para tirar cohetes. En el tiempo que llevo aquí la agencia todavía no se ha puesto en contacto conmigo, supongo que esperan a que consiga un poco más de información y, una vez que halla conocido al líder, contarles todo.

Miré por el rabillo del ojo como tres personas entraban al lugar avanzando hacia el rocodromo, al estar a una gran altura no podía ver con exactitud de quienes se trataban. Por suerte pude escuchar dos voces masculinas hablando, sólo estábamos aquellas personas y yo en el lugar lo que hacía que hubiera eco al hablar.

—¿Sabes tío?, me he enamorado de una chica—Esa voz, pertenece a Jade.

—Pero si a ti te gustan todas—Le replicó la otra voz masculina.

—Lo sé, pero ella me gusta de verdad, es preciosa—¿Jade se había enamorado?

—Eso espero—Coloqué mi pie en un peldaño más bajo, a tientas.

—Y dime, ¿cuándo te enamorarás?

—Bueno, yo no creo en el amor a primera vista y la chica perfecta no va a caer del cielo—Quise bajar otro peldaño, pero resbalé, todo el peso de mi cuerpo se vino abajo sin darme tiempo a agarrarme, sometiéndome a una dolorosa caída, o eso creía.

Dejé escapar un corto grito mientras notaba como descendía. Por alguna razón, el impacto contra el suelo nunca llegó, unos fuertes brazos me cargaban como si de una princesa me tratase, levanté la mirada anonanada. Su piel era pálida, su pelo era blanco como la nieve y estaba medio rapado, con un flequillo ladino cuyas puntas, al estar despeinadas, tapaban sus ojos tan azules como el cielo, sus duros pectorales indicaban que era un chico musculoso, por la altura que me alejaba del suelo diría que mide metro ochenta y cinco. Tenía algunas pecas en las mejillas, en ese entonces me di cuenta de que era idéntico al chico de las fotos que vi en la central de la CIA, el nuevo líder.

—Hola, ángel caído, ¿quién eres?—Dijo sonriendo de medio lado, ligeramente sonrojado. Sentí como si un martillo golpeara con fuerza mi corazón. Jade le miraba serio, como si le estuviese quitando algo que le pertenece.

—Soy Olivia—Contesté mientras la sangre subía por mis mejillas, trataba de no balbucear cuando miraba el cielo de sus ojos.

—En fin, voy a dar un paseo, nos vemos luego, Etha—-Dijo Jade con rencor. Oí la voz chillona de Eliza cuando esta gritó a medida que Jade se alejaba.

—¡Hermano, eres gilipollas! ¿¡Por qué no la has dejado caer!?—Así que son hermanos.

—Tan agradable como siempre, ¿no?—Le respondió el tal Ethan, suspirando.

—Sí, sí, ella...es la chica de la que te hablé...—Él la miró sorprendido y luego clavó su mirada en mi—. Por cierto Ethan...¿Vas a bajar a la princesita ya, o qué?

Ethan se sonrojó hasta las orejas y me dejó rápidamente en el suelo.

—Gracias—Murmuré aún sonrojada con mi vista fija en él.— ¿Qué es eso de que le hablaste de mí?—Miré a Eliza.

—No tengo por qué darte explicaciones—Contestó encogiéndose de hombros.

—Bueno—Interrumpió su hermano.— Yo solo vine a...conocerte, quiero saber tu historia y ver tus habilidades—Vislumbré una pequeña mueca en sus comisuras.

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