Uno

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La naturalidad con la que posa ante la cámara es envidiable, se nota que nació con el talento para que las cámaras capten la belleza de su rostro juvenil. Sus gruesos y rojos labios como rubíes forman una línea recta, su ceño fruncido levemente le da un toque atrevido, sus felinos ojos le dan el toque a todo su rostro, esos brillantes iris cafés cubiertos de pestañas gruesas y negras. Tyler se encuentra sentado en un pequeño cubo blanco en una habitación blanca llena de luces y cámaras, una de sus manos detiene su quijada, mientras que sus piernas abiertas le dan un toque rudo pero a la vez sensual, el maquillaje que lleva no es exagerado, los colores nada más resaltan sus facciones y la sombra negra que rodea los ojos chocolate los hace ver más profundos, su ropa varía en dos colores: negro y rojo, lleva unas vans negras, unos calcetines rojos que quedan a la vista gracias a que su pantalón negro esta doblado hasta la mitad de sus delgadas pero bien formadas pantorrillas, una camisa con rayas blancas y negras que deja a la vista sus clavículas y sobre esta una chaqueta de cuero que llega hasta la mitad de sus antebrazos, su cabello chocolate luce despeinado pero aún así limpio, brillante y su piel canela brilla ante las luces. Se sienta de diferentes formas sobre el cubo blanco, incluso hacen algunas tomas con él de pie. Lleva casi dos horas entre fotos y fotos y cambios de vestuario, se siente cansado y aturdido entre tanto flash.

Después de que le hicieran un último cambio de vestuario la sesión por fin termina, Tyler no hace más que sonreírles a todos gracias a la perfección con la que ha salido su trabajo «como siempre» piensa, sale de la habitación con una sonrisa directo a otra en donde se encuentra su ropa y puede desmaquilarse con tranquilidad. Después de tardarse unos minutos en cambiarse y limpiarse el rostro sale con sus ropas ya cambiadas, ahora viste unos pantalones negros, una camisa gris y sobre ella una campera color verde musgo oscuro, sus pasos resuenan por todo el pasillo, tararea una canción que escuchó en la radio por la mañana y que no puede dejar de repetir en su cabeza, el ritmo es pegadizo, como un hit de verano, aunque no duda que es una canción antigua ya que vagamente recuerda haberla escuchado años antes.
- I feel like the color blue...
Sus orbes brillan como diamantes, se siente tranquilo, animado... se siente bien... al fin su ánimo ha llegado a un punto neutro.

-Tyler. -El nombrado detiene sus pasos, deja de tararear y con una media sonrisa se gira sobre sus talones, sus ojos detallan a su asistente, Abril Amanda Armstrong, el cabello colorado de la chica se le hace algo envidiable y le recuerdan a la cantidad de atardeceres que ha sido capaz de presenciar, sus ojos grises brillan como estrellas y su tez blanca parece de porcelana, las pequeñas pecas que yacen en sus pómulos y nariz le dan un toque coqueto, alguien demasiado guapa a los ojos de Tyler, si se hubieran conocido en otras circunstancias y tuvieran cosas en común Tyler no pensaría ni dos veces en intentar algo con ella, la chica le mira sonriente un poco confundida ya que el castaño no ha dejado de verla, aunque ya está algo acostumbrada a que Tyler se pierda en sus pensamientos, no deja de darle intriga. El castaño sale de su trance después de unos segundos en los que se dedicó a divagar demasiado, por fin se dedica a mirar a la chica, le indica que siga hablando y ella no tarda en acomodar su cabello y sonreír:
-El Señor Iero quiere verte, necesita hablar contigo.
El castaño ladea un poco su cabeza, cierra sus ojos mientras suspira cansado, ya se podía imaginar durmiendo por largas horas, arruga su nariz un poco mientras tuerce los labios, ansiaba poder irse a casa para descansar pero ahora la idea se ve totalmente frustrada.
-¿Te ha dicho para qué quiere verme? -Tyler pregunta.
-No, solo me dijo que luego hablaría del mismo tema conmigo, no ha querido profundizar, solo me ha pedido que te llamara y te avisara que él quiere verte. -El de ropas oscuras solo asiente, camina en dirección contraria a la que antes se dirigía, y ahora camina a paso lento para poder llegar a la oficina de su jefe.

Con un ademán saludo a Nathan, el asistente de su jefe, de cabellos negros, piel blanca y labios delgados.
- ¿Iero quiere verme?
- Sí, te espera muy ansioso, justo ahora está libre se acaba de ir Abigaíl.
Nathan le deja pasar sin mencionar nada más, al entrar a a oficina color negro, observa como la tenue luz se cuela por los cristales polarizados, frente a sus ojos aparece Iero, el hombre es unos años mayor que él, tendrá cuarenta según sus cálculos, con cabello negro como la noche y ojos oscuros, los orbes felinos le miran con una sonrisa, Tyler podría decir que se siente como si tuviera un signo de dólar plasmado en la frente, sí, porque su jefe le hace sentir así, o más bien, su jefe le trata así, pero no se queja, al final la vida trata de eso no, el dinero es la causa del éxito, el dinero es la razón por la que existimos, todo el mundo lo sabe.

Model [Joshler]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora