capricho

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Pov Tom
En mi mente no cabían pensamientos acerca de química, mucho menos sobre alguna chica con la que pudiera pasar el rato, pues desde que la vi entrar mi mente simplemente colapsó.

Ojos azules, profundos y que brillaban con una inocencia única. Su pelo, su grandiosa cabellera rubia atada en una linda coleta, lo cual la hacía verse tan tierna...

Su piel, pálida, tersa, perfecta...

Cuando empezó a caminar en mi dirección, note que caminaba demasiado elegante, esbelta y con la cabeza en alto.
Llegó a mi lado, y se sentó. De cerca realmente pude comprobar que era una belleza auténtica.
Me miró, y me sonrió a modo de saludo ¿¡Es normal que alguien tenga una sonrisa tan perfecta!?

Veía claramente esa hilera de dientes blancos y rectos, simplemente perfectos.

Pude sentir su aroma, dulce, delicioso, embriagante..., De no ser porque el profesor gritó, probablemente hubiera terminado por comermela a besos, sin importarme lo que todos dijeran.

No había duda alguna, ella era un ángel, y ese ángel seria mío.

Pov narradora
Durante la hora de química, Marco no había podido quitar la vista de la rubia, ni había dejado de ver a Tom.
Se había dado cuenta que su mejor amigo había estado aprovechando bien el tiempo con Star, los veía hablar animadamente y cada cierto tiempo escuchaba algunas risas provenientes de esa carpeta doble.

Pero ella no era ajena a las miradas fugaces que Marco le daba. Se había percatado cuando por "casualidad" se le cayó un lapicero, y al voltear a recogerlo, se topó con la mirada penetrante del moreno, que al verse descubierto, volteo rápidamente y comenzó a copiar lo escrito en la pizarra.

Cuando llego se sentía algo rara, un poco desubicada y asustada, fue entonces que noto una voz semi-ronca y muy sensual.

—oye, creo que se te cayó esto—dijo el pelirrojo amigo de Marco, extendiendo su brazo para entregarle un pendiente de oro en forma de corazón con finísimos rubies—se ve bastante caro, fino y hermoso—la miro a los ojos, provocando que Star se sonrojara—igual que su dueña.

—pu-pues, gracias—al tratar de tomar el pendiente, rozó la mano de Tom, sintiendo una descarga eléctrica

—pero que torpe soy, ni siquiera me presente—tomo una de sus manos y dio un suave beso en la misma—Lucitor, Thomas Lucitor—sonrio de manera amable y continuó—pero para los amigos y para ti, solo Tom.

—bien, "solo Tom"—los dos rieron

—¿te han dicho que cuando ríes te ves realmente preciosa?—preguntó Tom mientras quitaba un mechón de la cara de la rubia, colocándolo detrás de su oreja

—si bueno...tal vez un par de veces—ambos volvieron a reír, pero ahora se veían más relajados

—veo que tenemos a toda una rompecorazones aqui ¿eh?

—si, ya quisiera yo—sonrio un poco—eres bastante gracioso Tom

—que se le puede hacer...—se encogió de hombros y prosiguió—...es mi don, es mi maldición

Y por tercera vez en ese día, él, le saco una carcajada a ella.

+
+

Star volvió a sentir esa sensación extraña de ser observada, y no se equivocaba.
Volteo y se volvió a topar con esos ojos castaños tan hermosos.
Se había formado una especie de competencia de miradas, en la que el perdedor sería el que primero apartara la mirada.

Para el fue una eternidad el tiempo que estuvieron así, para ella ya no existía el tiempo.

En sus pupilas se veía una especie de brillo especial, por no decir raro.

Mi peor error - StarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora