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La música se escuchaba fuerte y la casa de Chase estaba llena de adolescentes borrachos y con ganas de bailar hasta que sus pies le duelan. A mi lado estaba Claire, una muchacha estudiante de periodismo que me hablo al final del partido, luego de que habíamos ganado.

—¿Sabías qué el alcohol es una droga depresora en realidad?—Inquiero al ver a Chase intentando darle alcohol a Kansas—Y afecta tanto a los neurotransmisores inhibidores como a los excitadores, como por ejemplo el ácido y aminobutírico, también conocido como GABA, y la clopamina.

—¡Ahí está mi tigre!—Exclama Ben al verme mientras intenta rodear los hombros de Harriet. Sentía cierta molestia en el estómago al ver eso—
Y veo que trajo a su presa—Añade con descaro al ver que Claire aparece a mi lado.

—Me llamo Claire, no presa—Aclara la futura periodista.

—De acuerdo, Claire. Malcom es todo un depredador—Sonríe Hamilton—Así que ten cuidado—Le advierte, mientras me mira a mi con cierta malicia y picardia.

No se porque, pero sentía que me intentaba decir algo.

Ignoro su comportamiento inverosímil, sentandome en el sillón al lado de Claire. El ambiente estaba intenso, el olor a alcohol se filtraba por mis fosas nasales, pero denegaba toda bebida alcohólica cada vez que Chase me la ofrecía. No quería saber más nada del alcohol luego de Zoe.

Charlar con la castaña era fascinante, es muy simpática y tiene una sonrisa encantadora. No había incomodidad en ningún lado, simplemente lo sentí como si estuviera hablando con una amiga más. Me preguntó cómo era vivir con Bill, cosas de mis entrenamientos y mi vida en Londres, así también me hablo sobre sus gustos y amor por el periodismo.

Pero de vez en cuando, no podía evitar dirigir mi mirada hacia el número trece, quien estaba junto a Harriet y le decía cosas al oído.

¿Qué es esto que estoy sintiendo? ¿por qué me disgusta tanto?

Para una persona que le gusta saber todo, no tener la respuesta en algo era inquietante.

Me disculpo con Claire y camino hacia la cocina para buscar un poco de agua, pero al ver a una pareja besándose cerca de la heladera, abro los ojos y descarto esa idea. Camino entre la gente y salgo hacia el patio, para tomar aire fresco, gracias a dios no habían muchas personas o no tanto como adentro.

Eso sí, había un grupo jugando con las botellas de cerveza y riendo a carcajadas. Ignoro aquello y me acerco a un banco, sentandome y metiendo las manos adentro de mis jeans.

—Creo que eres la única persona capaz de no ingerir alcohol estando en una fiesta de universitarios—Su voz hace que mi corazón lata más rápido y muerda mi labio. Lo miro, estaba parado a unos pasos de mi, con un vaso de vodka en la mano y una sonrisa divertida adornando su rostro
—Eres demasiado correcto, europeo.

—No le veo la gracia a tomar hasta olvidar todo a la mañana siguiente— Encojo mis hombros.

Se sienta a mi lado y puedo sentir el fuerte olor a alcohol que desprendía de él, pero no tanto como para llegar a decir que estaba borracho. Tenerlo tan cerca producía algo en mi, pero me entristecía al saber que en él no.

—Pensé que estarías con Claire.

El fue quien invito a la muchacha al verme conversando con ella en los vestidores. Seguro pensó que quería ligar con ella o algo así, pero no era así.

—Sólo salí un rato a tomar aire, nada más—Lo miro de reojo, estaba sonriendo y no sabia porque.

—Necesitas divertirte, viejo—Me mira, con un brillo en los ojos. Alzó ambas cejas—Eres joven, ganamos y quedamos en cuarto de final, mereces un buen sexo con aquella chica, aparte es muy linda y tiene carácter, me gusta.

Descarto esa idea de mi cabeza y hago una mueca. Claire era linda, no lo niego, pero no es mi tipo, y no haría nada con ella más que compartir una conversación sobre libros y escritores famosos del siglo XX.

—¿Por qué no estas con Harriet?— Pregunto con recelo.

—¿Me estas corriendo?—Pregunta con diversión, y yo niego soltando una risa. Me ofrece un trago de su vaso pero lo rechazo—Qué aguafiestas eres, Beasley.

—Me parece absurdo tomar alcohol para divertirse—Ruedo los ojos—Ya dije que el alcohol es una droga depresora.

—Pareces mi mamá hablando así, tigre—Suelta una carcajada. Que armonioso sonido.

El para de reír y me mira a los ojos, con un brillo inigualable, capaz de brillar más que las estrellas en este momento. Trago saliva por la cercanía, no sabia si él estaba igual de nervioso que yo, pero podía jurar que mordió su labio y fue la cosa más sensual que vi en mi vida.

—Beasley..

—Hamilton...

Que nadie lo sepaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora