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  El viento fresco golpeaba mi rostro con sutileza, erizándome los vellos de los brazos pues había olvidado llevar conmigo una sudadera. Octubre era el mes donde entraba el otoño y era impredecible saber si el sol iba a continuar con su afán de quemar la piel o si se iba a ocultar tras las inmensas nubes. A pesar de tener un poco de frío, no dejé que eso interfiriera con mi caminata sabatina.

  Ya se había convertido en costumbre salir por las tardes a pasear, solo mi celular, audífonos y yo. En algunas ocasiones Minhyuk me acompañaba, sin embargo, procuraba que no fuera con frecuencia. Siempre había sido la clase de amigo que hace ridiculeces que no le avergüenzan, pero al acompañante sí. Era incomodo para mi la mayor parte de las veces lidiar con los gritos tan agudos que se llegaban a confundir con el llamado de un delfín, otras veces se ponía a bailar en el metro o en el supermercado. Aun no olvidaba la vez que una señora de edad avanzada le golpeó la cabeza con un paraguas por ser tan escandaloso, pensé que con eso aprendería la lección, pero lo incitó a continuar con sus ridiculeces.

  Me senté cerca de una fuente a escuchar el sonido del agua cayendo con una armoniosa paciencia, tranquilizando cada uno de mis sentidos. Era bien conocido que esa fuente cumplía deseos, al menos aquellos que fueran hechos sin maldad. Saqué un won de mi billetera y lo lancé a la fuente. Un pequeño splash sonó, producto de la moneda haciendo contacto con el agua, hasta hundirse de poco a poco. En mi mente deseé con todas mis fuerzas y ridículamente, volver a ver a aquella chica de guitarra. Yo no era un fiel creyente de las coincidencias y a pesar de no creerlas, mi yo interno deseaba que sucedieran.

  Me mordí la mejilla interna derecha y decidí que sería buena idea alejarme de esa fuente. Había salido con la intención de sacar a la chica de mi cabeza, pero muy dentro de mi sabía que era con la intención de encontrármela por alguna calle o tienda de conveniencia. Por alguna razón me sentía patético, como un puberto, a penas sintiendo todas esas experiencias y bobamente queriendo atención.

  ¿Qué más podía hacer? Con el paso del tiempo me habían gustado muchas chicas, pero nunca pude ser lo suficientemente valiente para ir hacia ellas y decirles cómo me sentía. Jamás tuve una mejor amiga o algo que se le acercase para obtener consejos o al menos apoyarme en mis ideas. Al entrar a la universidad el único que parecía ser feliz con mi presencia era Minhyuk y no pensaba dejar ir esa amistad.

  El reloj indicaba que eran las siete de la noche. Como era costumbre, comencé a caminar rumbo a Hongdae con una tonta esperanza dentro de mí. A medio camino pensé que un chocolate caliente sería perfecto para el clima que estaba entrando en Seúl, así que detuve mi andar en una tienda de conveniencia.

  Mientras preparaba el chocolate, la voz de una chica algo molesta fue lo que escucharon mis oídos. Por mera curiosidad, asomé mi cabeza y me di cuenta de que era la cajera quién estaba exaltada y gritando a alguien a través del teléfono. Lo que me sorprendió no fueron sus gritos, sino que como si fuera obra del destino o esa casualidad que me negaba a creer, estaba ella vestida de cajera.

—¡Prometiste que llegarías a tiempo! Necesito que vengas ya, el espectáculo empieza en menos de cuarenta minutos Hye —lloriqueó sin cesar, apretando sus labios.

  Al parecer no se había dado cuenta de mi presencia porque sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y me sentí mal por ella. Me di la vuelta para ir por mi chocolate y le coloqué una tapa para así llevarlo a caja. La chica aun seguía con el celular en su oreja, escuchando a la tal Hye que no quería hacerle un favor. Se deshizo de sus lágrimas con el dorso de su mano libre y me regaló una débil sonrisa que yo correspondí. Me hizo una señal de que esperara y yo asentí con la cabeza.

—Es que no entiendes. Sabes perfectamente lo mucho que amo participar en Hongdae, sean o no competencias es lo único que me motiva, ¿por qué no me puedes hacer ese maldito favor?

  Por un momento se me pasó por la cabeza quedarme a cubrir su turno para que pudiera asistir a Hongdae, sin embargo, también quería verla y escucharla cantar. Incluso después de varios intentos, la chica colgó la llamada un tanto frustrada. Su nariz estaba roja al igual que sus ojos y labios por morderlos tanto, sentí lástima por ella. Yo sabía lo que se sentía no poder hacer algo que es la mayor de tus motivaciones. La pelinegra me cobró el chocolate y decidí que iba a arriesgarme por ella, porque la quería ver feliz.

—Sé que no debería meterme en esto, pero... —sus grandes ojos me prestaron toda la atención que nunca nadie había hecho antes, cohibiéndome un poco —, tengo un amigo que podría cubrir tu turno para que participes en Hongdae —concluí.

  Tenía miedo de su respuesta. A decir verdad, tardé varios segundos en poder fijar mis ojos en su fino rostro. Era muy difícil verla a los ojos porque parecían ver dentro de ti, muy expresivos, pero me gustaban. Sonrío un poco y se hizo el cabello hacia atrás.

—No debería confiar en un extraño, pero realmente quiero asistir. ¿Podría estar aquí en menos de veinte minutos? —preguntó con aura mucho más recuperado, algo que me hizo suspirar sin pensar.

  No tenía idea de la posible reacción que Minhyuk tendría al exponerlo de esa forma, pero debía entender que el motivo sería para algo bueno. Le llamé de inmediato y al explicarle brevemente, supo de qué se trataba. Se estaba burlando de mi nueva faceta, algo que odiaba pero que debía acostumbrarme.

  Minhyuk no tardó más de quince minutos, estaba relativamente cerca de donde nos encontrábamos y al llegar, su sonrisa era tan grande que comenzó a intimidarme. Nunca le había visto de esa forma. Sabía que estaba feliz por mí y eso no se lo podía quitar. La chica con rapidez le explicó lo que debía hacer por al menos dos horas y con eso, se fue de prisa a su destino sin dejarme saber siquiera su nombre.

perdón la mega tardanza, mis crisis existenciales la cagan a menudo

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perdón la mega tardanza, mis crisis existenciales la cagan a menudo.
sólo les diré que lo bueno se avecina✨

chérie ; yoo kihyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora