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—La invitaste al departamento como... ¿para hacer qué? —preguntó Minhyuk, probablemente pensando en muchos escenarios sucios.

No le conté mi excusa, solo le mencioné que vendría al departamento por la noche, solo esperaba de su cooperación con la situación. Sin embargo, Min tenía el poder de tergiversar mis palabras, tornándolas en algo morboso. Debía dejar de ver porno en sus ratos libres, ese contenido solo le estaba reduciendo la capacidad de pensar con sensatez.

—Me va a enseñar a tocar la guitarra —respondí con cautela, a la par que limpiaba la pequeña sala de estar, pues había un cochinero impresionante por todas partes y no quería que SaeNa viera ese lado de mí. No estaba dispuesto a dar una mala impresión.

—Tú ya sabes tocar guitarra —acusó con su dedo, sus ojos se fueron achichando hasta que dijo el peor comentario de la historia. —Para mi que te enseñará a tocar otra cosa.

Mis mejillas comenzaron a tornarse rojas en el tono más intenso que existía, agaché la mirada y traté de no pensar en lo que dijo mi amigo. Tomé un cojín que estaba en el sofá y se lo lancé. A partir de ahí se desató la guerra, no duró más de 5 minutos, sin embargo, obligué a Minhyuk a que me ayudara a recoger la ropa del suelo y a trapear. En menos de dos horas Saena estaría tocando la puerta de mi departamento, y en menos de dos horas intentaría no arruinar el momento de ella y yo a solas.

—¿Puedo pasar? —preguntó ella con timidez detrás del marco de la puerta, solo traía consigo una blusa delgada de manga larga y estaba muy frío afuera para que anduviera de esa forma, la fricción que ocasionaba con sus brazos era para mitigarlo

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—¿Puedo pasar? —preguntó ella con timidez detrás del marco de la puerta, solo traía consigo una blusa delgada de manga larga y estaba muy frío afuera para que anduviera de esa forma, la fricción que ocasionaba con sus brazos era para mitigarlo.

Me hice a un lado y la dejé entrar, Minhyuk la saludó desde el pequeño sofá y siguió viendo su serie favorita. La acompañé hasta mi habitación y le presté una sudadera mía. Le quedaba grande, sin embargo, no podía dejar de pensar en lo bien que se veía con mi ropa puesta. Me fui a la cocina para prepararle un té de limón caliente y regresando, la sorprendí viendo algunas fotos mías de mi infancia. Se disculpó varias veces y aceptó la taza de té.

—Esta es la guitarra que compré —mencioné cuando la saqué de su estuche. El color azul eléctrico era tan hermoso, que fue la razón principal por la que la compré, a parte de ser buena marca.

Ella abrió la boca sorprendida y la tomó entre sus manos con mucho cuidado, como si tuviera miedo de hacerle daño con el más mínimo rasguño. Después de admirarla, se acomodó para tocar una canción a medias. No sabía si existía o la inventó en ese momento, pero se escuchaba tan armonioso que mis ojos jamás se fueron de ella.

—Siempre quise comprar esta guitarra, pero a falta de dinero no pude hacerlo —comentó en un susurro. Una pequeña sonrisa bailaba entre sus labios y también en los míos.

Tras unos cuarenta minutos estuvo ayudándome, me enseñó la escala de Do y unos trucos que ella aplicaba para no complicarse la vida. Yo ya sabía todo eso, pero fingí que era pésimo en el asunto. De vez en cuando se acercaba mucho a mí para mostrarme como se hacía, sin contar como sentí que el corazón se me salía cuando su mano se posó sobre la mía.

Su celular comenzó a sonar y lo atendió, me pidió que guardara silencio y yo obedecí.

—¿Hyunwoo? ¿Estás borracho otra vez? —preguntó alterada. Se levantó de la cama y comenzó a dar vueltas por el pequeño espacio con desesperación. —Cariño, te dije mil veces que el alcohol no soluciona las cosas.

Quedé pasmado al escuchar de sus labios decirle cariño a aquella persona. Yo quería llamarla así, yo pensé que podía haber una oportunidad, pero ese mote amoroso me dejó en claro que yo solo era una especie de pasatiempo porque en realidad no éramos amigos.

Dejé la guitarra en la cama y me senté en ella, para evitar caer. Se despidió de mí revolviendo mi cabello, excusándose de que ese chico la necesitaba. Solo asentí para dejarle el paso libre.

Me sentí tan solo después de que ella abandonó mi habitación. Cerré la puerta con el pestillo y no pude evitar sentirme decepcionado de mi mismo. Esa palabra se repetía tantas veces en mi cabeza que preferí quedarme dormido. Era como si el destino se estuviera burlando de mí y yo no pensaba ser el hazmerreír.

estaré trabajando más en esta historia para terminarla cuanto antes, aun queda el salseo, pero verán como sufrirán un poco

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estaré trabajando más en esta historia para terminarla cuanto antes, aun queda el salseo, pero verán como sufrirán un poco... o tal vez mucho ajsjsj

gracias por tanto, los amo <3

chérie ; yoo kihyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora