Doce

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Jungkook apuró el paso inconscientemente. Sabía que debía llegar a la tienda lo antes posible, sentía que debía llegar rápido y averiguar qué rayos había pasado con Suni y Taehyung. Se sentía torpe, incapaz de poder posicionarse frente a Suni. Ella era mayor que él por algunos años, él lo sabía, pero también sabía que eso no era impedimento para formar una relación. Hacía ya tiempo que se había admitido que gustaba de Suni. Y que estaba muy, pero muy interesado en que ella se encontrara en la misma posición que él. Lo único que parecía estorbar era Taehyung. No estaba seguro, pero percibía cierta energía entre ellos que lo molestaba, le hacía sentir que estaba demás. Pero Taehyung era su amigo, si algo pasaba entre él y Suni, él lo sabría, ¿no? Además que Tae sigue prendado de la boba de Irene...

El cerebro de Jungkook parecía trabajar al máximo, por eso no reaccionó inmediatamente cuando la bocina de la van negra se hizo sentir a unos pasos de él.

- ¡HEY! ¡HEY, JUNGKOOK!

Jungkook giró su cabeza y abrió los ojos en sorpresa. A su lado, se había detenido la van negra y vislumbró de inmediato el rostro enérgico de Taehyung, sonriéndole por la ventana, indicándole con la mano que se acercara y subiera. Él lo hizo rápidamente, rodeando la parte delantera de la camioneta y alcanzando la puerta. En su camino, vislumbró el rostro de Suni, sentada en uno de los asientos de copiloto de la camioneta. Jungkook se subió, sentándose junto a Suni. La miró unos segundos, y supo que algo pasaba. Por una parte el rostro relajado y sonriente de Taehyung, que no paraba de hablar contrastaba con el rostro nervioso de Suni. Ella también le sonreía, pero ... ¿porqué parecía tan sudada y sus pómulos tan sonrojados?

- ¡Kookie! ¿No me oyes? Te he preguntado cómo tres veces ya qué estabas haciendo por la orilla de la carretera? – le dijo Taehyung, sonriendo como si no hubiera un mañana.

- Oh, hyung, solo me preocupé...- balbuceó el maknae.

- Aaawwww, ¿viniste por nosotros? – le dijo Suni, volviendo a ser ella misma, risueña y divertida.

- Sí.- respondió el menor, sonrojado, aunque sin saber muy bien por qué. No siguió el resto de la conversación. Se sentía incómodo, fuera de lugar, pero no había nada más que su intuición jugándole esos juegos. Sus amigos parecían normal...

Llegaron a la orilla donde estaban los demás en pocos minutos, Taehyung aceleró lo más que pudo. Casi atardecía ya. Los reclamos no se hicieron esperar...

- Ya, ya, bebés llorones, aquí llegó la cerveza.- dijo Taehyung bajando el cooler lleno de provisiones. Ignoró olímpicamente todas las preguntas acerca de por qué se habían tardado tanto en regresar. Al menos él lo hizo magistralmente. Por su lado, Suni no parecía llevarlo tan bien. Taehyung le enviaba miradas insistentes, pero ella le rehuía la mirada. Se veía nerviosa, tensa. Taehyung sonrió para sí, divertidísimo, pues era evidente que no era buena mintiendo. Tal vez por eso le gustaba Suni, porque dentro de todo, era como un libro abierto: directa, transparente, si le gustaba algo lo decía. Era honesta. Y eso le gustaba mucho. No era como otras, con doble intención. Y sobretodo, no era como Irene. La mentirosa.

La algarabía prosiguió en la orilla de la playa, y todos esperaban el atardecer. Poco a poco, Suni se apartó a una roca cercana a donde estaban y encendió un cigarrillo, expectante al atardecer que estaba ya en su punto crucial. Aspiró el humo del tabaco y dejó que llenara sus pulmones, calmando un poco el remolino de pensamientos que asaltaban su mente. Cerró los ojos y sintió de nuevo su piel arder como hace algunos pocos minutos atrás, en el asiento trasero de la van.

/Flashback/

Apretó los ojos fuerte, porque se moriría de vergüenza si veía que alguien los observaba. Estaba consciente que se hallaban en un lugar público, aunque estuvieran al resguardo de la van. Pero eso no parecía mermar el deseo desatado por el hombre que en ese momento se aferraba a su cintura como si no hubiera un mañana. Más bien, parecía excitarla más. La verdad lo dejó trasladarla allí porque necesitaba deshacerse de esa tensión que la apresaba cada vez que tenía a Taehyung cerca o pensaba solamente en él. Lo besó ardientemente. Como a ella le gustaba. Apretó los muslos alrededor de sus caderas, y le arrancó un gemido ronco, increíblemente sexy a sus oídos. Le gustaba pensar que ella tenía el poder de hacerlo gemir de esa manera. Pero quería más. Levantó su cadera instintivamente, y comenzó a frotarla en su entrepierna, mientras Taehyung aumentaba el ritmo de los besos, dejando apenas el tiempo y espacio justo para respirar entrecortadamente entre beso y beso. Sentía la urgencia de sus labios sobre los de ella, de sus manos jugando en su espalda, de su erección sobre su entrepierna, cada músculo exudando deseo.

- Suni...- susurró de pronto Taehyung.- Suni... te deseo. Ahora. – Suni lo vio incorporarse un poco y buscar con sus manos el cierre de su pantalón.

Se incorporó ella también pero se deslizó por el lado de Taehyung y salió de la van. Lo vio quedarse confundido por unos segundos, y entonces entendió el juego.

Cuando Taehyung salió de la van, aun un poco confundido, la vio fumando con aire despreocupado e indiferente. El sol le daba justo en los hombros, dándole un tono dorado a su piel que solo encendía más lo que Suni le provocaba.

- Suni...- balbuceó. Se sentía desarmado. Quería reclamarle, acababa de dejarlo ardiendo.

Por toda respuesta, Suni le lanzó las llaves de la van.

- Conduce. Te dije que me las pagarías, maldito pervertido.- le dijo, mientras pasaba a su lado, sabiéndo el efecto de sus palabras de él.

/Fin Flashback/

Sentada aun en la roca, mientras miraba el atardecer, Suni sonrió.

- Aigoo, esa sonrisa es muy linda. ¿Se puede saber por qué sonríes así Suni?

Ella se volteó y volvió a sentir esa sensación de vértigo en el estómago.

Era Jungkook.





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Un poco de calor en esta congelada tarde de domingo en Chile...

Saranghae!!

/// Las reglas del juego ///Where stories live. Discover now