EPÍLOGO.

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Despido al último invitado de la fiesta sorpresa organizada por YuGyeom, mi madre y YoungJae, quienes creyeron necesario festejar mi graduación y mi nuevo empleo en Seúl.

Grande fue mi sorpresa al llegar de la universidad (a donde tuve que ir a devolver unos cuantos libros a la biblioteca) a mi nueva casa y encontrar a varios de los amigos más cercanos que había hecho en la universidad junto a mi madre, YuGyeom y por supuesto, YoungJae.

Me sentí verdaderamente conmovido de tener a quienes más apreciaba reunidos, festejando junto a mí que mi sueño estaba cumplido. No pude evitar soltar unas cuantas lágrimas cuando mi madre mencionó lo orgulloso que papá debe estar de mí, al igual que ella.

Nunca me había sentido tan feliz y realizado como ahora.

  — ¿Me extrañabas, niño? — digo abrazando por la espalda a mi novio, quien a pesar de mis insistencias porque no lo hiciera, lavaba unos cuantos platos sucios.

  — ¡Por supuesto! Te graduaste e inmediato te fuiste a China de nuevo, dijiste que volverías pronto y no fue así. — se queja y yo sonrío al ver un leve puchero en sus labios.

  — ¿No lo estoy haciendo ya? — río suavemente antes de besar su nuca.

  — Sí, casi tres meses después. — reprocha, sacudiendo sus manos para retirar los excesos de agua en ellas.

  — Tengo una excelente excusa para eso. — ríe parándose de frente a mí, mirándome atento. — Los meses extras que me quedé en China después de mi graduación fue porque el hombre con quien realicé mis prácticas profesionales me ofreció un trabajo temporal en su empresa, la paga no era muy buena pero me prometió transferirme a una empresa socia de la suya en donde me pagarían mejor.

  — Oh, ¿en serio? Y yo que creí que en los tres días que llevabas aquí habías conseguido el empleo. Ya no eres tan genial como creí.

  — Hey. — me quejo antes de que empezara a reír.

  — Estoy bromeando, JaeBumie. — dice riendo levemente. — Espero ser tan buen arquitecto como tú algún día.

Me esfuerzo por no comérmelo a besos de una vez por todas.

  — Lo serás, yo estaré ahí para apoyarte, lo sabes.

  — Lo sé. — sonríe abrazándome por el cuello, descansando su cabeza en mi hombro.

Lo tomo de la mano y lo llevo al patio, al encender una lámpara de la pared me quedo asombrado por el bonito jardín que la casa tenía.

  — Mi madre no me había enseñado esta parte de la casa.

  — Es porque estaba en mal estado, ella lo arregló ... con un poquito de mi ayuda. — dice moviendo sus pies con timidez.

  — Le agradas bastante, ¿sabes?

  — ¿D- de verdad?

  — Sí, bueno ... ella ya te conocía por YuGyeom pero creo que como yerno le agradas más.

Ríe tímidamente antes de abrazarme. — Me alegra.

  — A mí igual. — murmuro antes de besar su frente y encaminarlo más hacia el fondo del jardín. Me siento en el césped, tirando de él para sentarlo en el hueco de mis piernas.

  — Tu casa es muy bonita, hyung. Me alegra que hayas podido encontrar un buen lugar. — dice mirando alrededor.

  — Puede ser nuestra, si así lo quieres.

Se sorprende.

Y yo también, siendo sincero.

Fue de esas palabras que te salen desde adentro tan rápido que ni tiempo dan de procesarlas antes de que salgan.

So Good ✨ 2JaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora