Que el sol de la mañana y la brisa de la noche, no vuelva jamás a ser testigo de injusticias sobre cualquier pueblo o cultura. Que el canto de un pájaro, no sea un réquiem por el mar. Y que todo cuanto nos rodea, alimenta y da vida, sea merecedor de nuestro respeto y amor.
El espíritu de la tierra, siguió guardando y cuidando el planeta del hombre. Pero eso es otra historia y en otro momento será contada.
Fin.