«Perfección»
Jimin había vivido la mitad de su vida presionado por aquellas simples letras; encarcelándolo en una fantasía en la mirada de los demás.
Y al final, quizás nunca fuera a darse cuenta, pero ante sus ojos; él era aquello que llamaba «perf...
Sus mejillas rosadas, el revolotear de sus no tan largas pero hermosas pestañas, aquella incesante necesidad de pasar su pequeña mano por sus cabellos que lograban darle ese aspecto rebelde que siempre buscaba tener, todo. Quizás él no fuera a darse cuenta, pero eso era simplemente perfección.
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Aquel día que el peliazul jamás sería capaz de olvidar, ese mismo día en el que el frío se había colado en sus huesos y también, la primera vez que fue testigo de la definición de belleza.
Había estado envuelto en papeles, mezclas y más pruebas de sonidos, quizás la ayuda de su amigo y compañero de trabajo, Namjoon, no era la suficiente. Realmente necesitaba de vuelta a su amigo pelirrojo de vuelta, Jung Hoseok. El menor grababa sus correspondientes vídeos musicales de su correspondiente mixtape. Yoongi estaba alegre y orgulloso, sí, pero no veía el momento en que todo acabara. La sobrecarga de trabajo era algo que aún no era capaz de sobrellevar.
La puerta del set de grabación resonó con fuerza al momento de cerrarse, logrando que algunas de las chicas del staff chillaran asustadas, el alfa peliazul se disculpó ligeramente avergonzado.
—Más le vale haber terminado.—Masculló para sí mismo con las orejas ardiendo. Alborotó sus cabellos con frustración ¿No estaré siendo muy molesto con esto? pensó.
El director se había reunido con su equipo evaluando la reciente escena tomada, más sin embargo, pudo notar la presencia del peliazul que había llegado sigilosamente, tratando de no pisotear diversos cables esparcidos en el suelo.
—¡Agust! ¿Qué te trae por aquí? Creí que habías dicho que no querías saber nada más de las grabaciones ni del set aquella vez que grabamos Ugh.
Yoongi suspiró cansado.
—Algo así es lo que sigo pensando ¿Ya están terminando? ¿Dónde está Hoseok? Debo hablar con él.
El director señaló hacia una de los camerinos alegando estar siendo preparado, junto a Jimin.
Asintió lentamente, debía ser la modelo del cual el menor había estado hablando hace días.
«Ah, que molestia»
Dirigió sus pasos hacia la puerta blanca, guiándose de la escandalosa –y muy conocida- risa de su amigo pelirrojo.
De haber sabido que detrás de esa puerta se encontraría con tal escena, no dudaría en abrirla de nuevo.
Justo al abrir él estaba allí, con sus ojos cerrados y sus no tan largas pero hermosas pestañas reposando sobre sus pómulos, respirando tranquilamente con una sonrisa en sus rosados labios, mientras aquella afortunada chica sombreaba sus párpados. Su cabello rubio resplandecía ante los pequeños rayos de aquel atardecer que se colaban por la ventana, dándole ese toque que llamaba...
Belleza y perfección
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