«Perfección»
Jimin había vivido la mitad de su vida presionado por aquellas simples letras; encarcelándolo en una fantasía en la mirada de los demás.
Y al final, quizás nunca fuera a darse cuenta, pero ante sus ojos; él era aquello que llamaba «perf...
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Sus cansados pies se deslizaron por el frío suelo del apartamento, las agujetas de sus zapatos rodeaban su cuello haciendo que colgaran en su pecho. Quizás se excedió y...se pasó un poquito más de lo que establecía la hora de llegada de Shin, su mánager.
Shin iba a matarlo. Eso era seguro. Con decir que llegó 18 horas después de la hora establecida, bastaba para entrar en pánico. Pero ciertamente sentía que esa vez era diferente, algo como que...en realidad no importaba mucho.
Sus hombros se relajaron luego de verificar de que estaba completamente solo, ni siquiera su mascota estaba en su hogar. Una sonrisa empezó a formarse en las esquinas de sus labios y un suspiro escapó de lo más profundo de su ser. ¿Cómo es que nunca lo había hecho?
Escapar.
Escapar por un tiempo de todo y de todos. Algo que le aterraba demasiado con tan solo pensarlo, pero que había sido tan espontáneo al momento de invitar al mayor de grises cabellos a una búsqueda de dulces botanas.
—Agust Hyung— Jimin rió mientras tomaba el frasco de galletas de su mánager y hurgaba por la más grande entre todas las galletas. ¿Qué estará haciendo? se preguntó mientras seguía comiendo galletas de chocolate y vainilla, importándole muy poco las calorías.
«Solo por hoy» pensó. Pero la puerta se abrió y quedó congelado en su sitio. Un exasperado jadeo se escuchó en el momento en el que fue descubierto, y rompiendo su dieta. Si supiera que toda esa madrugada había...Jimin negó ante sus pensamientos y sonrió a su pelinegro hyung.
—Hol...
—¿Dónde estabas?
—Yo estab...
—¿Qué estabas pensando? ¿Con quién estabas? ¿Esas son mis galletas? ¿Por q...?
—¡Déjame hablar!
Jimin bufó y se cruzó de brazos, la asombrada mueca del mayor pasó a una confundida en segundos, no estaba de humor como para dejarse intimidar. Al menos no en ese momento.
—Señor Park, tenemos que hablar.
Jimin tragó fuerte.
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