Capítulo 26

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- No entiendes que alguien nos puedes ver, no nos podemos arriesgar.

- Entonces ¿me vas a dejar así?. Señalando el bulto bajo sus pantalones.

- Si, te lo mereces.

- ¿Sigues celosa?, no tienes por qué,  solo tu me gustas, a ti es a la que quiero.

- No son celos Christian sólo que no quiero que nadie sospeche que entre nosotros hay algo —  Mentira, estaba que moría de celos.

- Y según tú... ¿qué es lo que hay entre nosotros?, me encantaría saberlo.

- Nos gustamos, eso es todo, nos dejamos llevar por la pasión para satisfacer nuestras necesidades.

- Osea que ¿somos "amigos con derechos"?

- Creo que si aunque ninguno tiene derecho sobre el otro fuera de lo sexual, tu puedes hacer lo que quieras con tu vida al igual que yo.

- ¿Qué tratas de decir, osea que solo me quieres para tener sexo y ya?

- ¿Eso no es lo que buscabas desde un principio?

- Yo buscaba hacerte mía pero no sólo en cuerpo...

- Déjate de cursilerias Chris, todos los hombres son iguales. La respuesta de Victoria lo hizo pensar... como que "todos los hombres son iguales", ¿acaso había estado con muchos hombres?. El solo pensarlo le provocó unos celos terribles.

- Quieres que me deje de "cursilerias", esta bien. Furioso. La alza de las piernas sentandola en la mesa. Quiero  tenerte ahora. Se desabrocha el cinturón y le baja veloz las mallas que traía puestas, la besa bruscamente, ella no pudo evitar el excitarse ante la situación, momento seguido después de unos cuantos besos la penetró haciéndola gritar de placer, la adrenalina hacia el momento más pasional e intenso. ¿Te gusta?. Entre gruñidos.

- Me encanta. El orgasmo los invadió, estaban tan entregados cuando de repente se escucharon voces cerca cosa que hizo que se acomodaran la ropa lo más rápido que podían,  ambos estaban agitados.

- Hola, me mandaron a buscarlos para seguir con un par de escenas más antes de irnos. Dijo un hombre de producción.  

- Enseguida estamos allá. Contestó Victoria controlando su respiración.

- Pues vamos, hay que seguir trabajando esposa mía. Le da un pequeño beso en los labios. Primero las damas, Victoria se adelanta un poco y él aprovecha para apretarle las nalgas, ella dio un respingo enseguida.

- ¿No llenas?. Susurro.

- Al contrario, me quede con ganas de más.

- Estas bárbaro.

- Ya quiero que sea de noche, me las voy a desquitar. Victoria abrió la boca haciéndose la sorprendida ante la declaración de Meier. La mujer estaba mucho más relajada, ambos lo estaban. La noche llegó, después de varias horas de camino ya todos estaban en el foro, Vic recogio sus cosas y se fue rumbo al estacionamiento, moría por llegar a su departamento, esos días fueron muy relajantes para ella pero el cuento de hadas ya había acabado.

- ¿A donde tan sola?

- A mi departamento.

- Súbete, te llevo.

- No, así estoy bien, me iré en mi camioneta.

- Claro que no, sabes muy bien que te anda fallando y no quiero que se te vaya a apagar o lo que sea en el camino y te pase algo.

- Encerio estoy bien, si pasa algo tomó un taxi y listo.

- NO, súbete a la camioneta. Alza la voz.

¿ALGO MÁS QUE PASIÓN?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora