Dope /Yoonseok/ ❝TERMINADA❞

12

Hace tiempo Hoseok no se sentía de esa manera; como si alguien estuviera protegiéndolo, dándole cariño y amor. Emociones que le fueron arrebatadas hace años atrás.

—Hoseok —Jimin le sonrió —. Te gustan, ¿cierto? —tomó entre sus dedos un girasol del inmenso jardín —, son una de las plantas favoritas de la señora de la casa.

— ¿De verdad? —observó con detalle el girasol en las manos de Jimin.

—Se parecen mucho a ti —sus manos rozaron —, hay tantas cosas que me recuerdan a ti, ¿sabes? —ambos conectaron sus miradas.

—Siento como si ya hubiéramos tenido esta conversación —hizo un puchero con sus labios —, pero no recuerdo nada...

—Es normal —se encogió de hombros tomando las manos contrarias sosteniendo en medio el girasol —. Pronto recordarás, Hoseok —susurró dejando un casto beso en sus mejillas para irse.

Hoseok se quedó observando el girasol en sus manos, disfrutando del toque de los delicados pétalos, respirando el aire limpio en aquella parte de la ciudad.

Ya habían pasado tres días, Hoseok solo había salido de la habitación para comer algo.

— ¿Preocupado? —un olor a nicotina le llenó sus fosas nasales, por reflejo se cubrió la nariz —. Espero que estés cuidando bien de lo que te di —Yoongi tiró el cigarrillo para cruzarse de brazos.

—Lo hago —asintió mientras se inclina para volver a plantar el girasol.

—Bien. En unos días podrás volver al trabajo, cuando te permitan salir —dijo aquello para irse de ahí.

Hoseok le observó confundido, acarició el girasol que estaba perdiendo vida.

—Así que... Somos parecidos —dejó el girasol en su lugar para irse de ahí también.

Tenía ciertos escalofríos en la espalda, todos tenían los ojos puestos en él, observando sus movimientos, esperando que se equivoque o que cometa un error, algo para provocarlo, adivinando cada paso que daba.

Hoseok caminó por el largo pasillo, iluminado por solo focos rojos, dándole un aspecto sombrío y aterrador a la mansión. Nunca entendió por qué algunos que son multimillonarios tenían esas raras decoraciones en las mansiones.

— ¡Es imposible! —se detuvo al escuchar un grito en la habitación que estaba a unos metros —. ¿Cómo es posible que hayan asesinado a alguien de aquí? ¿Sin que nos diéramos cuenta? —un golpe en seco a la pared —, tenemos que irnos. Hay un asesino en esta casa, no quiero que haya una masacre como la última vez.

— ¿Desea que dé la orden?

—Primero quiero que evacues, llévate toda la evidencia y el portafolio, no lo olvides —la voz de BonHwa le daba escalofríos.

—Como guste. Iré por su esposa e hijo —Hoseok se escondió en una escultura que se encontraba cerca de donde estaba.

Las dos personas dentro de esa habitación salieron de prisa perdiéndose en los pasillos largos.

«Un asesino, en ese lugar...»

El miedo lo dejó paralizado. Observó a todos lados, aún escondido en la oscura sombra de escultura. Muchas personas estaban corriendo a diferentes direcciones. No tenía idea de quién podría ser...

—Hoseok —una mano cubrió su boca para ahogar el grito —. Tenemos que irnos —era Yoongi.

Hoseok solo pudo asentir antes de escuchar disparos, gritos y sangre por todos lados. Pudo ver más, sin embargo, Yoongi ya estaba corriendo con él hacia la salida.

— ¿Qué pasa Yoongi? —ambos subieron a un automóvil, el mismo en el que Yoongi lo había traído hace días —. Yoongi.

—Alguien nos traicionó —Yoongi observó por unos segundos a Hoseok —. Tranquilo, ya estaremos a salvo —puso en marcha el automóvil.

Hoseok se agarró de los extremos, sintiendo la adrenalina en sus venas y el miedo en cada partícula de su cuerpo. El automóvil ya iba en cuarta, bastante lejos de aquel lugar.

—Abrocha el cinturón —Yoongi giró el volante hacia un lugar más cerrado —, nos siguen —Hoseok miró hacia atrás.

Efectivamente cuatro autos iban detrás de ellos a toda velocidad, solo estaban a unos cuantos metros para alcanzarlos.

—Yoongi están muy cerca.

—Lo siento —el auto frenó de repente.

Hoseok apenas y se sostuvo cuando los otros automóviles chocaron con la parte trasera. Después de unos cuantos minutos Yoongi abrió los ojos debido al golpe, se había desmayado al parecer, pero no tenía heridas muy graves, miró a Hoseok que se encontraba inconsciente.

Bajó del auto con su brazo fracturado y un dolor terrible en su espalda, fue hacia el lado de Hoseok y con mucho esfuerzo lo sacó de su asiento. Los tipos de atrás al parecer estaban inconscientes también.

—Maldición —cayó de rodillas cuando pudo sacarlo de ese lugar, las desventajas de no hacer ejercicio desde hace unos meses le estaban pagando cuentas.

Observó el cuerpo herido de Hoseok, sintiendo un dolor en su pecho y un nudo en la garganta al ver la sangre bajando de su frente.

—Hey —Yoongi alzó la mirada encontrándose con Jimin —. Eres un idiota Yoongi —sintió un golpe en el rostro, la sangre cayó en la tierra —. Maldito bastardo, si lo llegas a matar...

—Está vivo —Jimin cargó a Hoseok en su hombro con mucho esfuerzo —, te dejaría aquí, pero tendré compasión por sacarlo antes de que las cosas empeorarán en la mansión.

Yoongi se levantó del suelo temblando por el dolor. Ambos subieron al auto dejando a Hoseok en la parte trasera.

— ¿Alguna otra herida? —preguntó Yoongi observando el cuerpo de su medio hermano —. Oh ya veo —Jimin hizo una mueca.

—No es nada —apretó el agarre al volante para ir a una de sus casa privadas.

El camino fue silencioso, Hoseok aún no despertaba, algo que estaba preocupando bastante a ambos chicos.

—Lo revisaré.

—Ya has hecho suficiente —gruñó Jimin mirándolo con odio —, jamás te voy a perdonar por esto. Siempre le causas problemas, aún siendo mayor —ambos miraron al frente —. Realmente te odio.

—El sentimiento es mutuo —Yoongi se giró para poner su mano en el cuello de Hoseok —, aún tiene pulso, débil pero lo tiene —suspira aliviado para tocar su brazo izquierdo con un quejido.

Jimin le observa de reojo.

—Llegando a casa la doctora te revisará tu herida —Jimin siguió conduciendo —. Después de que me saque las malditas balas y revise a Hoseok.

Yoongi no dijo nada, simplemente se limitó a cuidar a Hoseok, aunque sea con su mirada, vigilándolo.

—Que porquería —murmuró molesto.

Vivir en guardia todo el tiempo, vivir escapando y huyendo, trabajando en eso, vivir de esa manera, era de lo peor.

—Es lo que nos tocó vivir...