Capítulo 4

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Celia, la mayor de las niñas ayudó a su pequeña hermana a subir primero al ala del dragón en el que se había convertido Ferenc. Carol subió como podía, tampoco es que tuviera muchas fuerzas, pero sabía que su hermana se estaba esforzando por ella y por Isabel, ella también se esforzaría por ambas. Feremc fue paciente, pero quería moverse rápidamente, el sol se acercaba con cada que segundo que pasaba. Ayudó a las niñas a subir con sus habilidades de carpato y una vez que ambas se agarraron fuertemente a las escamas del dragón levanto el vuelo, rompiendo el aire con las alas y la cabeza de cuña del mismo.

Isabel estaba inconsciente, pero incluso en ese estado, su mente parecía querer funcionar para poder ayudar a las niñas o para saber que se encontraban bien.

 No te esfuerces, tienes pocas energías sívamet , necesitas descansar, las niñas estan bien y a salvo, ella me trajeron hasta ti y estoy eternamente agredecido con ellas.

Sintió la confusión de la mente de Isabel, pero no iba a permitir que gastara energías en oponerse a él, necesitaba una curación, no discutir con su compañero, después tendrían tiempo para eso. Le ordenó dormir y ella no pudo defenderse, ni siquiera protestar un poco.

  — ¿¡Que le estas haciendo a Isabel!? —

Aquella protesta lo tomó un poco con la guardia baja ¿Quienes eran esas niñas? ¿Cómo supieron que había ordenado a Isabel que durmiera? Tenía muchas cosas que hacer y poco tiempo para abarcarlo todo, no contestó, lo descartó, pero esas niñas si tendrían mucho que contestar cuando terminara de sanar a su compañera. No era tan hábil como lo eran los miembros de la familia Daratrazanoff, pero era lo suficientemente capaz, había estudiado durante todos los siglos vividos, sólo cuando no cazaba vampiros, siempre había sido un "lobo solitario", lo prefería así antes de arriesgar a uno de sus hermanos, guerreros como él, que aunque no compartieran un vinculo de sangre, todos eran una familia y se apoyaban, pero él no deseaba apoyo, no de ellos, su único anhelo que lo mantenía de pie era su compañera, imaginarla, aunque solo la hubiera imaginado en matices de grises, aunque no fuera capaz de sentir nada real solo con imaginarla. Pero al fin había llegado a él, estaba en sus brazos, decidiendo si rendirse al descanso o seguir peleando por permanecer viva ¿Que la mantenía trabajando? ¿Qué la estaba atando? Pensó sin disminuir el vuelo hasta una cueva segura que había encontrado varios siglos atrás, un terreno virgen, sin ser pisado por los humanos y un santuario para muchas especies en los bosques del continente Americano, específicamente en los bosques de el sur de México y las fronteras de Guatemala y Belice.

Pequeños golpes tuvieron lugar en donde las niñas se sujetaban, pero apenas parecía notarlos, su mente ya estaba haciendo un chequeo en el cuerpo de su compañera, lo más preocupante que encontró era la falta de sangre, tenía que hacer algo rápido, no quería perderla, no la misma noche que la había encontrado después de siglos grises.

En el momento en el que llegaron a la entrada de la cueva, Ferenc hizo bajar a las chicas de su lomo, el volvió su forma de carpato y tomó el control de los movimientos de las niñas, se encontró con unas mentes que aunque eran jóvenes, no paraban de luchar para volver a tomar el control de sus pequeños cuerpos.

Dejen de pelear, si lo hacen no podré ayudarlas.

Las peleas tardaron un par de segundos más, la mayor fue la que se detuvo primero, después la pequeña Carol, tal vez coaccionada por su hermana. Ferenc no desaprovechó la oportunidad, las hizo entrar en la cueva antes que él entrara con Isabel en sus brazos. Nuevamente la colocó en el suelo con sumo cuidado para colocar fuertes salvaguardas en la cueva, ya no solo estaban pensadas para su seguridad, ahora tenía a 3 mujeres, cada una de ellas debilitada y aún así seguían con un espíritu rebelde y puramente guerrero.

Se adentro en la cueva y busco el más rico suelo, podía oler la sangre del vampiro en ella, eso le indicó que el no muerto había hecho que ella bebiera más de una vez la sangre ácida, tenía que tener cuidado de la cantidad de sangre que el iba a proporcionarle para salvarla.

Dejó atrás su cuerpo, solo dejó su cuerpo como una concha vacía, en un parpadear su alma se había movido al cuerpo de Isabel, sus órganos ya habían cambiado, su cuerpo funcionaba diferente, se asimilaba más al funcionamiento carpato que al humano, pero ahí había algo más, un espíritu que no lo había atacado pero este mismo estaba enojado, dolido, incluso agonizante, fue ahí cuando descubrió que su compañera no era una humana, ella era perteneciente a la raza de los hombres jaguar. Muchas cosas se aclararon para él, pudo comprender porque ella había sido capaz de sobrevivir tanto tiempo, con poca sangre, con la sangre del vampiro corriendo por sus venas y porqué su mente lo había confrontado aunque solo fuera en un acto de auto conservación.

No voy a lastimarte, solo quiero sanar lo que a sido dañado

Ferenc no iba a hablar con nada más que la verdad, el espíritu del felino le permitió trabajar, pero permanecía a la espera de un movimiento en falso, tal vez no tendría el cuerpo físico para atacarlo, pero tenía la determinación suficiente como para sacarlo de su tarea. No perdió tiempo, comenzó a reparar los cortes más profundos que las garras del vampiro habían hecho en ella, los órganos maltratados por esa sangre corrosiva, pero para que la curación surtiera mayor efecto, el tenía que darle su sangre. Salió del cuerpo de Isabel devuelta al suyo y le ordenó despertar, se encargó de darle parte de sus fuerzas, aunque estas fueran pocas por la energía que ocupó para curarla, no sabía que hora era, solo sabía que eran las primeras horas de la mañana y aunque estuvieran dentro de la cueva, comenzaba a sentir los efectos del día en él, era antiguo y estaba haciendo un gran esfuerzo por no desfallecer a un lado de su compañera.

Beberás lo que se te ofrece, te ayudará a sanar

Imprimió la orden en su mente una vez que despertó y una vez más se encontró con una leve resistencia, pero ella no tenía ningún medio para ganar, estaba peor en fuerzas que él. Ferenc se hizo un corte limpio en el pecho, por encima de su corazón y con brazos fuertes y firmes, la acercó al corte, sintió sus labios, una leve caricia, un movimiento similar al aleteo de una mariposa, supo que ella estaba bebiendo su sangre y algo dentro de él quiso levantarse, tomar su férreo control y reclamarla, pero agradeció sus siglos de practica para mantenerse y no perder el control sobre sí mismo.

Fue suficiente, sívamet, no correremos el riesgo de la conversión, no contigo en estas condiciones.

Otra protesta hubo en su mente, un poco más decidida y fuerte que las anteriores e incluso algo extraordinario sucedió.

¿¡Qué estas haciendo conmigo!? ¿¡Dónde están Celia y Carol!?

No hay motivos para alarmarse, están a salvo, todas. Tienes que descansar, en el siguiente levantamiento seguiré sanando tu cuerpo.

Una vez más, forzó su obediencia, algo que le hizo recibir una ola llena de furia por parte de ella antes de caer dormida. Ferenc no sabía cuando tiempo había pasado, su mirada cayó sobre las niñas, habían estado tan cansadas que se quedaron dormidas, una junto a la otra al lado derecho de Isabel. Estaba pálido, agotado, pero incluso con eso, se descubrió sonriendo, divertido por esa ola llena de descontento que ella había dedicado para él, una promesa de represalias, ella misma se había olvidado que no tenía ropa, solo se había preocupado por las niñas y discutido con él, aunque solo fuera con un par de preguntas, ella sería un reto, pero no importaba, finalmente había encontrado a la otra mitad de su alma.

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