Capítulo 10

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En lo profundo de una cueva, iluminada por la luz de unas cuantas velas encendidas dormían las dos pequeñas que Ferenc había rescatado cuando encontró a Isabel, Celia, la mayor de ellas se movía con incomodidad en la cama y suaves quejidos demostraban que su sueño era más bien una pesadilla.

—¡Isabel!— Gritó al despertarse de manera abrupta y sentarse a la velocidad del rayo, estos dos factores hicieron que por un momento su mundo diera vueltas, faltada de vitaminas y con movimientos tan bruscos, sería difícil no marearla con tan poco.
Cubrió su cara con ambas manos para evitar un poco ese mal estar, pero la verdadera razón para ocultar su rostro era las pequeñas lágrimas que descendían por sus mejillas, aquella pesadilla se presentaba ante ella todas las veces que se iba a dormir, los hechos de esa noche se repetían una y otra vez atormentando a la niña no mayor a los 13 años.

En su pesadilla el vampiro se divertía dislocando sus huesos, sus pequeños hombros pero tenía mayor afán por sus dedos y después de esa preliminar tortura sabía que aún se avecinaba lo peor, el vampiro la mordería con tanta fuerza que hacia que ella sentiría deseos de morir en ese preciso instante para dejar de sentir el dolor al que se enfrentaba cuando el vampiro decidía que esa noche la torturaría a ella. Esa noche Isabel, que aún era una completa desconocida para Celia y Carol, se libró de sus ataduras para atacar al vampiro, lucía débil desde el primer momento que la habían visto, pero ella había logrado juntar las fuerzas que no tenía en realidad en un acto de heroísmo para defender a las pequeñas. El vampiro había estallado en cólera al presenciar tal osadía hacia él, empujó a Celia para que esta cayera al suelo con un fuerte golpe para concentrarse en Isabel, dominarle por completo por la diferencia descomunal de fuerza y poder fue fácil, aplicó su fuerza hasta dejarla casi sin aliento y luchando por llevar oxígeno a sus pulmones, el vampiro no dejó que esta se recuperara y de manera despiadada mordió el cuello de Isabel desgarrando su piel lo suficiente para que la sangre saliera a grandes cantidades, pero con la posibilidad de sanarla si él decidía que no había jugado con ellas lo suficiente. Isabel no podía adoptar su forma de jaguar para defenderse del ataque del vampiro, sus fuerzas eran casi inexistentes.
Cada una de estas imágenes atormentaban la mente de Celia cuando dormía y eran demasiado reales. Aunque el vampiro estuviera muerto, había dejado un profundo daño en su mente.

Sabía que Isabel no era su madre, pero ella la quería como si lo fuera aunque solo hubiesen pasado algunos días en la cueva del vampiro, dando tanto de sí misma por ella y por su hermana Carol. Por eso, ella no se veía capaz de contarle sus pesadillas constantes, ni siquiera quería hablar con Carol porque su peque hermana ya había pasado por suficiente trauma, eran la única familia que había tenido de verdad y pensaba que las perdería por su debilidad ante las pesadillas.

Todos estos pensamientos provocaron que la pequeña comenzara a llorar, ya no quería seguir con esas pesadillas atormentandola todo el tiempo.

— A Isabel no le gustaría verme llorar— 

Se dijo a sí misma mientras se aclaraba su visión. Tal vez  explorar esa cueva haría que sus ideas se calmaran al igual que sus nervios. Sabía que Isabel no estaba, que Ferenc se la había llevado, pero también sabía que regresarían, era una de sus habilidades, no veía el futuro ni mucho menos, pero su habilidad consistía en las corazonadas, cuando ella y su hermana iban a ser atrapadas por el vampiro, incluso antes de verlo tenía miedo, porque esa misma corazonada le había dicho que algo terrible sucedería aquel día.

Bajó de la mullida y cómoda cama en la que había estado descansando junto a su hermana pequeña, hubiera jurado que esa cama no estaba allí antes ¿pero que importaba? Ambas estaban seguras, la cueva no tenía un olor putrefacto sino uno completamente limpio y agradable, iluminada por varias velas colocadas estratégicamente para que no hubiera ningún punto oscuro en la cámara, la reconfortaba saber que el vampiro no regresaría a buscarlas a torturar su cuerpo y su mente una vez más.

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