Cap. 8

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Mis padres han hecho una fiesta para todo el vecindario, y así conocerlos mejor. Mis padres. Aún no me lo creo. ¿Desde cuando les importa la vida de los demás?

-Vamos Deni, lleva las bebidas o se morirán de sed con el calor que hace. - Mamá me empuja hacia el jardín cargada de botellas con toda clase de refrescos.

-Es que estoy flipando. ¿Qué demonios es este paripé? - La miro fijamente para que me diga la verdad. Aunque no me lo haya reconocido antes delante de papá, sé que algo está tramando.

-Es sólo que necesitamos conocer gente nueva. Nosotros al igual que tú, estamos solos aquí. - Bufa cansada de mis insistencias.

No me lo termino de creer. Tanto escándalo para hacer amigos.

-Ah, viene tu prima Mery Ann con la tía. - Ruedo los ojos. Seguro que mi querida primita quiere hacer otro estúpido vídeo de los suyos.

Salgo al porche - que está lleno de gente que ni sé quién es ni me importa- y pongo los refrescos encima de una mesa. Por poco se me caen, pero alguien agarró una de las botellas que empezaba a rodar.

Levanto la vista para encontrarme con - no puede ser- mi querido vecino de ventana.

-Hola Axel, ¿qué haces aquí? - ¿Y esa pregunta tan idiota que sale de mis labios? ¡Es un vecino y está en una reunión de vecinos!

-A la fiesta esta de vecinos. No suelo venir a estas tonterías, pero me enteré que era en tu casa y tenía curiosidad. - Sonríe mientras habla.

-¿Curiosidad de qué? - Arrugo la nariz extrañada. Yo no tampoco vendría a estas chorradas.

-Curiosidad de ti. - Ouch, que directo. Tan directo que he sentido un sobresalto en el corazón incluso.

¿QUÉ ME PASA? Así, según los chicos, estoy empezando a ser una chica.

¿Pero no se supone que las chicas son más inteligentes que los chicos? Debo ser la excepción, porque hablando con él no encuentro frase en la que no parezca retrasada.

Y encima llevo ya un rato pensando y sin decir palabra. ¡Reacciona cerebro!

Axel chasquea sus dedos delante de mí. - ¿Pasa algo? ¿He dicho algo malo? - Pone cara de preocupación.

Y es muy tierno.

-No, no, perdona. Es solo que... Me recuerdas a mis amigos. - ¿Qué? ¿Cómo he dicho eso? No se parece en nada a ellos.

-Vaya, tiene que ser duro irse y dejarlos allí. Mi madre me lo ha contado, que al parecer ha estado un rato hablando con la tuya. - Me vuelve a sonreír. ¿Acaso no puede parar? Hace que mis piernas tiemblen.

-Ya sabes más de mí que yo de ti. - Sonrío esta vez.

-Esta noche voy a una fiesta de verdad, con unos amigos. Te podrías venir con nosotros. - Se rasca la cabeza como esperando una grata respuesta. ¿Es una cita?

Lo sea o no, me da igual. Necesito salir de aquí como sea.

-¡Claro! - Respondo con tanto entusiasmo que empujo sin querer la mesa de refrescos donde estamos apoyados, y todas las botellas empiezan a rodar por todo el jardín provocando que la gente las pise y se derramen por todo el césped. Incluso provocan alguna que otra caída.

-¡Esto sí que es bueno! - Chilla a lo lejos mi querida prima con la cámara de vídeo en la mano. Justo acaba de llegar.

Otro vídeo mío para su canal. Gracias karma.

(...)

No sé qué ponerme. Siempre me ha importado una mierda. Es más, a las fiestas iba con vaqueros y camisetas anchas. Al lado de los chicos, me daba igual lo que la gente pensara. Siempre he sido una más, y si alguien decía algo - que nunca ha sido el caso- ellos estarían para defenderme.

Pero aquí no. Aquí tengo que causar buena impresión y no tengo a nadie. ¿Y si no les caigo bien? ¿Y si no les gusto?

Miro mi armario una última vez.

A la mierda, me pongo los vaqueros rotos y una camiseta ancha granate que me regaló Logan por mi cumpleaños. Aunque en realidad era suya. Solo que ya le quedaba pequeña.
Me hago una coleta alta y lista.

A las diez venía Axel a por mí. Son menos cinco y estoy nerviosa por como serán sus amigos, la gente de aquí, pero sobretodo, por verle de nuevo. Hace que me estalle el cerebro y diga vómitos verbales sin sentido.
Pero esa extraña sensación, en el fondo, hasta me gusta.

Lo sé, me debo de estar volviendo loca.

Llaman al timbre y mis piernas empiezan a temblar.

Dónde no me encuentrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora