-No puedes ser.-dijo Mattia como si la situación lo estuviese superando. Tomó su tabique e inclinó la cabeza.
-Si, eso mismo digo yo. ¿No que "nada de encuentros hasta el lunes"?-rió.
-Ay si, porque yo sabía que te encontraría en este lugar.
-Puedo preguntar de dónde se conocen.
-De un café.-hablé yo sin sacar la vista de encima de Genaro.
-¿De un café?- volvió a preguntar Mattia.
-Si, igual, no es asunto tuyo. Emma, ¿quieres tomar algo?-por alguna razón Genaro sonó frío, distante y parecía hablar por compromiso.
-Estoy tomando algo, gracias.- y contesté con la misma distancia.
-Emma, no tienes que hacerle caso a este chico- dijo Mattia. -Podemos ir a aquellos sillones a continuar la charla.
-Me parece bien.
-Claro, yo me quedaré aquí observándoles.-Ni Mattia ni yo le contestamos, por el contrario. Comencé a caminar rápido por entre la muchedumbre y salí del encierro de la pista para terminar en el balcón.
-Disculpa a mi primo- habló una vez que llegamos al barandal de vidrio sobre el cual nos apoyamos.-Suele ser así de vulgar.
Reí.-Las veces que lo he visto me resultó más, no lo sé, ¿normal?
-No te confíes, nos criamos prácticamente juntos. Lo conozco bien.
-¿Por qué viniste a Uruguay?- nadie que vive en Italia querría venir a este país, porque bueno, vive en Italia y esto es Uruguay.
-Ya te lo he dicho, de visita.
-Visitar, ¿qué? ¿Tu familia?
-Puede decirse que sí.
-Puede decirse...-dejé la oración morir en el ruido sordo de la música. Sacudí mi pierna al ritmo de la música y tarareé la canción que estaba sonando, pero ni siquiera miraba a Mattia. Mi cabeza seguía paseando en la idea de que a pocos metros estaba Genaro y yo estaba hablando con su primo.
-Escucha, iré al baño. Tú quédate aquí y volveré tan pronto como pueda, ¿si?
-Bien.- El rubio se fue. La música seguía sonando y se me había ido cualquier rastro de ganas de bailar. Quería volver a casa. Si el destino existía me estaba jugando una mala pasada desde el momento en que Genaro entró al café y comenzó a hablarme. Para sorpresa mía el juego continuaba y ese día él, estaba en el mismo baile que yo, sirviendo de "custodio" a un primo extranjero.
-No estarás pensando en irte y dejar a mi pobre primo solo, ¿o si? -habló muy cerca a mi oído con su abdomen presionando en mi espalda. Su mano tomaba mi cintura y su perfume fue todo lo que pude respirar. Sonreí y busqué las palabras que formularían una respuesta. O algo que se acercara a ello.
Sonar desinteresada con él tan cerca de mí era incluso, más difícil que lloviera café en ese momento.
-No, en absoluto.- tragué saliva torpemente.
-Que bien porque no iba a dejarte hacerlo.
-Genaro.
-Sh- dijo y tuve que callarme. Me di vuelta y nos miramos. Mordí el interior de mi mejilla e imaginé los centímetros que nos separaban. ¿Quince? ¿Diez?
-¿Por qué estás aquí?
-Vine a divertirme, a pasar un rato con mis amigos.
-Bien- evaluó mis palabras. -Emma, vas a pasar algunos minutos más con mi primo y luego volverás con los tuyos. ¿Está bien?
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Emma & Genaro
Teen FictionLa vida da los golpes necesarios para enfrentar futuros problemas. Tal vez para Emma y Genaro la vida dio los golpes suficientes y es hora de enfrentar el problema que acabará en desenlace. "Café Aurelio" será el lugar de encuentro entre dos jóven...