Su mirada fija me provocaba cosquillas en todo el cuerpo. Reí.
-Ponte cómodo-le invité y me adentré a mi habitación para dejar mis zapatos y estar descalza.
Me observé en el espejo, estaba radiante como nunca antes.
acomodé mi cabello con un gesto.
Volví al living y allí estaba sentado con los brazos extendidos sobre el respaldo del sillón rojo, era el accesorio que le faltaba a mi hogar.
-Enciende el televisor, has lo que gustes. ¿Quieres café?- mi voz sonaba extrañamente estúpida.
-Si, claro. Quiero probar tu café y creo que está bien el silencio...-pensó.-¿Puedo ir a la cocina contigo?
-Puedes hacer lo que quieras-le dije.
Caminé a la pequeña cocina blanca y él detrás de mí. Se quedó de pie en la puerta y me observó ser torpe mientras hacía café.
-No me ayuda que me mires así- confesé.
-¿No?-rió. -Podría ayudarte.-se puso de pie junto a mí y cuando observé sus pies noté que también estaba descalzo. Su cabello estaba un poco más salvaje que de lo normal, como si de verdad estuviera en su casa y me aferré a la idea de que en algún momento así fuera.
Su mano rozó mi mano y me estremecí. Acomodé mi cabello con un gesto y lo miré, otra vez.
-¿Qué quieres?-le dije.
-¿Me lo preguntas enserio?
-Me refiero a qué comemos.
Arqueó una ceja y miró por encima de su hombro. Creí que evadía alguna respuesta que aunque disimulara, quería escuchar. -No lo sé. Galletas...
-¿Galletas?
-Sí... ¿No quieres?-me sentí una niña, como si este supuesto romance fuese igual de inocente que cuando niños.
-Si, si quiero. -cambié el tema- volví a la academia de Ballet, hoy.
-¿Volverás a bailar?-me miró sorprendido y contento al mismo tiempo.
-Tal vez pueda hacer que funcione el bailar y estudiar.
-Deberías intentarlo- dijo mientras comía una galleta.- Yo te apoyo.
-Gracias, Genaro.
-¿Gracias? No me tienes que agradecer a mí- me guiñó un ojo.
Genaro tomó unas galletas y las llevó al living. Detrás de él fui yo, con el café.
<<Podría volverse la rutina perfecta>> pensé.
-Creo que podríamos ver una película.
-¿Cuál?- me miró fijo. Hice zapping en el cable, pero lo único que encontré fue "Cartas a Julieta" y ya estaba empezada.
-Veámosla igual-me sugirió.
-Bien.- me acurruqué con las piernas presionando mi pecho y el me abrazó. Las luces apenas nos iluminaban un poco, y recosté mi cabeza sobre su hombro.
Aunque parecía difícil no me mantuve tan alejada de la trama de la historia, y aunque tenía cosas mejores que ver, le presté atención.
A medio camino de la película estiré las piernas sobre la mesa y él hizo lo mismo cruzándolas con las mías. Comimos las galletas que él había elegido para ambos y chocamos nuestras miradas cada tanto.
ESTÁS LEYENDO
Emma & Genaro
Novela JuvenilLa vida da los golpes necesarios para enfrentar futuros problemas. Tal vez para Emma y Genaro la vida dio los golpes suficientes y es hora de enfrentar el problema que acabará en desenlace. "Café Aurelio" será el lugar de encuentro entre dos jóven...