Nunca me preparo para los cambios. Solo suceden.
La mañana del sábado caminé hasta la peluquería más cercana porque necesitaba un corte de cabello. Tal vez no era exactamente ese el cambio que necesitaba, probablemente se relacionara más con mi parte sentimental pero de todas formas debía ir preparándome con un cambio físico.
Las paredes blancas y los sillones rojos y negros eran reflejados por los enormes espejos en todas partes del salón de belleza.
Tomé asiento, comenzaron por un lavado <<incómodo>> de cabeza y después un secado rápido y poco detallado.
Aún no sabía exactamente que corte de pelo me gustaría. Supuse que improvisar no sería del todo seguro pero ¿qué más da? Si quedaba mal podría comprar una peluca o extensiones, dependiendo del daño estético de repercusión social que me proporcione.
Tomé un respiro y miré por encima de mi hombro por el espejo, una foto mostraba una chica con las misma características faciales que yo con un corte de cabello medianamente rebajado y por encima de los hombros.
-Bien-dijo la joven rubia teñida. -El peso del pelo hará que suba y quedará sutilmente hondeado.
-De acuerdo.
-¿Qué harás con el cerquillo?
-Lo mismo que la chica de la foto, no lo quiero recto. Podrías rebajarlo hacía el lado derecho, desde aquí.- hice las señas para que entendiera de la mejor manera posible y al parecer supo comprender.
La música sonaba rápida e inquietante, jugué con mis dedos sobre mis piernas y apenas miraba el trabajo de la chica porque sabría que me pondría más nerviosa. Crucé mis piernas y las decrucé al menos cuatro veces y esperé.
La joven cortó el cabello con el pelo húmedo. Los mechones caían y se exparcían por el piso, las baldozas blancas comenzaban a ponerse oscuras. Mi pelo anteriormente bailaba a la mitad de la espalda, así que el corte inesperado sería un cambio abiertamente radical.
Una vez que creyó finalizar, comenzó con un brushing cuidadoso y otra vez tomó la tijera para retocar.
La observé a ella con su rostro serio y su enfoque concentrado en su trabajo. Observé a las clientas de mi izquierda y mi derecha, comentando sobre sus vidas personales con sus peluqueras y estas últimas opinando con sinceridad. Yo no era así, evitaba la exposición. Simplemente prefería que me atendieran en silencio o que las conversaciones se derivaran a temas triviales. Nada de charlas íntimas.
Respiré hondo con mis ojos cerrados y me observé en el espejo justo cuando exhalé y abrí mis párpados.
Mis ojos azules recorrieron mi cara y mis puntas deflecadas. Era el corte perfecto, lo que necesitaba. Había comenzado con el pie derecho.
Tomé el ómnibus distraída mientras un montón de miradas se posaban sobre mi. Tal vez mi corte de cabello había sido la menor decisión de mi vida, hasta el momento.
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El lunes llegué a la facultad con la mente demasiado ocupada en el examen para el que había estudiado casi todo el fin de semana. No había hablado con Genaro salvo por un par de mensajes del domingo a la noche, de Elisa no sabía absolutamente nada.
Vestía unos botines de cuero color marrón y un jean azul. Llevaba el tapado negro y estrenaba mi nuevo corte de cabello. Para el que ya me había acostumbrado.
Era de la clase de persona que no necesitaba una suma de días muy extenso para acostumbrarse a los cambios. Era del tipo de chica que se acopla a las modificaciones sin problema.
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Emma & Genaro
Teen FictionLa vida da los golpes necesarios para enfrentar futuros problemas. Tal vez para Emma y Genaro la vida dio los golpes suficientes y es hora de enfrentar el problema que acabará en desenlace. "Café Aurelio" será el lugar de encuentro entre dos jóven...