Capítulo 1

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Corro tan rápido como mis pies me lo permiten puedo sentir el aire chocando contra mi cuerpo mientras recorro las oscuras calles del centro de Mérida, mis tenis están mas que mojados debido a la gran lluvia que ahora ha cesado por completo dejando las calles vacías y lóbregas.

Estoy tan nerviosa y asustada pero no dejo de correr a la dirección que me fue proporcionada junto a una fotografía aterradora que sin pensarlo dos veces me sacó de mi sueño profundo para salir vestida con una chaqueta y viejos jeans, mientras doblo una esquina con el fin de seguir el camino indicado me paralizo por completo cuando lo veo casi en medio de la calle para taparme el paso.

Está de pie delante la parte trasera de una camioneta, vestido de negro para un buen camuflaje nocturno, la calle en la que me citó no podría ser más que tétrica apenas y la luz de la luna alcanza a iluminar.

-Creí que no vendrías bonita - la mirada que Joimar me dirige es más que escalofriante.

-¡Basta de juegos! ¡¿Dónde está?!- no puedo contener las ganas que siento de volverlo pedazos y maldigo a mi conciencia por hacerme pensar en las consecuencias fatalistas que eso me traería

. - Tranquila, relájate, tu persona está aquí al parecer encontré tu punto débil ¿No es así brujita? - parece divertirse ante la situación en la que me ha atrapado.

- ¿Por qué haces esto? - estoy desesperada siento como mis ojos se humedecen.

-Creo que ambos sabemos la respuesta- su semblante ha cambiado por completo ahora esta tan serio que me hela la sangre por completo.

Unos hombres abren la puerta de la camioneta y veo cuando sacan casi a rastras a una persona que logro reconocer al instante, lo dejan caer brutalmente al suelo, no hace falta ser muy listo para notar todas las heridas que tiene en el rostro y cuerpo. Todo mi ser reacciona y quiero correr a auxiliarlo pero Joimar me detiene jalándome del brazo, no había notado en qué momento se había acercado y colocado delante de mí y de pronto me toma del cuello como si quisiera estrangularme.

- Esto es una muestra de lo que hacemos Iztel y dile a tu aquelarre que no nos detendremos jamás- su agarre en mi cuello se ha vuelto más violento y no dudo un minuto más en recurrir a un conjuro de protección para invocarlo en mi mente y hacer que mi piel arda como el fuego, Joimar me suelta de inmediato y maldice entre dientes.

- El clásico conjuro "Ignis a mi" creí que eras mejor que eso- dice mientras mueve su mano de un lado a otro, observo mientras saca una varita y la coloca sobre su mano para sanarse la herida.

-Nos vemos luego brujita- me dice mientras me regala una sonrisa escalofriante y se da vuelta para subirse a la camioneta junto a otros hombres que ponen en marcha el vehículo y se retiran a una velocidad casi inhumana.

Me quedo casi paralizada con todo lo que acabo de presenciar, un gemido de dolor proveniente del cuerpo que yace en el suelo me devuelve a la realidad y rápidamente me apresuro a revisar sus heridas.

-¿Que te hicieron amor? - pero no obtengo respuesta, está muy golpeado y su ojo izquierdo totalmente cerrado y morado, me decido a sacar mi celular y hacer que vengan por nosotros.

Uno ... dos ... tres timbres pasan hasta que obtengo respuesta.

- Arturo, tienes que ayudarme- no pude pensar en nadie más para recurrir en estos momentos, Arturo es más un hermano que amigo y no duda un segundo en acudir a mi auxilio.

No sé cuánto tiempo pasa pero parece una eternidad hasta que observo como un auto negro estaciona de una manera violenta mientras la puerta es abierta, Arturo me dedica una mirada asustada y no lo dudo porque estoy sentada en media calle junto al cuerpo del hombre que más quiero tendido débilmente en mi regazo

-¿Que paso?- pregunta mientras se apresura a tomar el cuerpo inconsciente y subirlo a la parte trasera del auto.

- ¿Tu qué crees? - no quiero parecer molesta pero estas situaciones son de esperarse.

- hijos de la chin.. ¿Sabes lo que significa verdad? Itzel te tienen en la mira- dice pero ahora es lo menos que me importa.

-¡Ya lo sé! - levanto un poco la voz y me arrepiento en el instante que veo su rostro, subimos al auto y el trayecto es silencioso, por ratos suelo sentir la mirada de Arturo clavada en mi a través del espejo retrovisor.

- ¿A dónde lo llevamos? - él sabe la respuesta pero sé que espera una diferente.

- Ya lo sabes, no tengo opción - no sé si llorar o gritar por todo lo que se avecina pero me reduzco a acariciar el rostro herido de Matías lo único que me importa ahora.

WICCEWhere stories live. Discover now