03 || mistake

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La yema de mis dedos impactaba impaciente contra el torso de mi teléfono móvil apoyado en la mesa, haciendo sonar mis uñas un tintineo al chocar acompañando el alboroto de toda la gente que había en aquel lugar impregnado con el suave olor a café y a horno cual panadería.

Mis ojos castaños danzaban vigorizantes por todo el sitio en busca de aquello que debía llamarme la atención, o más bien alguien; Min Yoongi. El día anterior finalmente me había atrevido a llamarlo a petición de su madre y, sorprendentemente, en cuanto contestó y le dije quién era se acordaba de mí.

En parte me parecía obvio y lógico pues fuimos pareja durante casi un año y medio y, además, básicamente crecimos juntos al ser vecinos y porque nuestras familias se llevaban muy bien. Sin embargo, había pasado mucho tiempo y las personas cambian, y lo cierto es que no sabía que podría encontrarme en cuanto lo viera después de tantos años.

No pude pensarlo mucho más cuando la puerta de cristal de aquella cafetería se abrió revelando a un chico alto vestido de negro de arriba abajo, haciéndole parecer un cuervo enorme con una gabardina hasta las rodillas, jersey de cuello alto, pantalones con los tobillos remangados ajustados a la cintura con un cinturón y una mascarilla y gorra también negras sobre su cabello corto platino.

Si bien era cierto que no podía verle el rostro pues lo tenía cubierto, sentí un escalofrío recorriéndome toda la columna vertebral al reconocer la forma de su cuerpo y su manera de andar un tanto encorvada, y me sorprendí a mí misma por recordar aquellos detalles aún a día de hoy.

El chico, el cual sospechaba que era Yoongi, miró hacia todas partes buscando a alguien hasta posar su mirada en mí y, efectivamente, comenzó a dar grandes zancadas hasta que en un abrir y cerrar de ojos lo tenía sentado delante de mí, deshaciéndose tanto del antifaz como de la gorra, dejándome ver finalmente su rostro.

Lo cierto es que, a parte del pelo, no había cambiado en absoluto. Continuaba teniendo aquella expresión tan tranquila y serena, junto a aquellos ojos tan oscuros como la misma noche que siempre me habían parecido preciosos a la par que sus labios rosados cuya forma siempre había admirado.

—Si te soy sincero me ha costado un poco reconocerte —dijo con un deje de diversión en su voz profunda—. Por el pelo, principalmente.

Como si me acabara de decir que tenía un bicho en la cabeza, fruncí el ceño, mas después me di cuenta de a qué se refería. Mi color natural de pelo era el castaño, pero en cuanto cumplí dieciocho decidí dar un cambio radical tiñéndome de rubio manteniendo este estilo hasta ahora, no obstante, mi cabello siempre había sido igual de largo hasta llegar a la cintura siendo esto lo único que conservaba de mi look de hace años.

—Se ve que no soy la única de todas formas —contesté, señalando con mi dedo índice a mi propio cabello para hacer referencia al suyo, el cual también había cambiado.

Yoongi se rió, agachando un poco la cabeza, pero lo suficiente para dejarme verlo riéndose y, de nuevo, sentí aquella corriente eléctrica por todo mi cuerpo. En menos de un minuto había recibido un torrente increíble de emociones distintas y de recuerdos.

—Estás muy guapa —murmuró, antes de darse cuenta de sus palabras y alzar el rostro con los ojos abiertos como platos—. Quiero decir, que te queda muy bien, Yeri.

—Gracias —dije, con una sonrisa tímida en mis labios y un rubor en las mejillas.

Incómoda por la situación, decidí distraerme tomando mi bolso entre mis manos, el cual estaba en el suelo, para buscar en él el reloj rolex de Yoongi el cual era la razón de nuestro encuentro. Revolví todo su interior mientras Yoongi hablaba con el camarero que se nos había acercado para tomarnos nota pidiendo ambos dos cafés americanos (cosa que, al parecer, tampoco había cambiado con el tiempo) y cuando se fue aún continuaba sin encontrar el condenado reloj.

Hasta que la realidad me golpeó, recordando que lo había dejado en el tocador de mi habitación aquella mañana para no olvidarme de él ocurriendo precisamente lo contrario. Me había dejado el reloj en casa.

Desplomé mis brazos sobre la mesa apoyando mi frente en mi mano, maldiciendo por lo bajo justo cuando el mesero volvía con nuestras dos tazas de café. Habíamos quedado Yoongi y yo precisamente para que le diera el rolex y este estaba en mi apartamento en la otra punta de la ciudad, y no tenía ni idea de cómo sería la reacción de Yoongi cuando se lo dijera pues, aunque se había mostrado muy amable conmigo desde que llegó, no tenía ni idea de si había cambiado en otros aspectos. ¿Se enfadaría conmigo cuando se lo dijera y se iría indignado por hacerle perder su ocupado tiempo siendo un idol?

—¿Pasa algo, Yeri? —preguntó llamando mi atención, arqueando una ceja mientras removía su café con una cucharilla.

Asentí, dejando de vuelta mi bolso a mis pies.

—He olvidado tu rolex en mi casa —contesté—. Lo siento mucho, de verdad.

Yoongi permaneció un segundo en silencio, haciendo un pequeño ademán con la cabeza, y se llevó su taza a los labios para dar un sorbo antes de volver a ponerla sobre la mesa y mirarme con una ligera sonrisa que tranquilizó mis nervios.

—No pasa nada, ya me lo devolverás en otra ocasión. De todas formas ahora vives aquí, ¿no?

Asentí, aliviada, pero a la par avergonzada al darme cuenta de que llevaba años juzgando a Yoongi a base de nada estando completamente equivocada. No era aquel idol arrogante y egocéntrico que me había imaginado en mi cabeza, seguía siendo el mismo Min Yoongi que creció conmigo y del que me enamoré.

—Me mudé la semana pasada —dije, ahora mucho más relajada que en un principio, sintiendo que me había deshecho de un peso enorme en mis hombros, mientras bebía de mi propia taza haciendo una pausa—. Me ofrecieron trabajo aquí y lo acepté.

Yoongi me escuchaba atento, con todos sus sentidos puestos en mí mientras cabeceaba levemente para darme a entender de que me prestaba atención, y me sorprendí a mí misma siendo incapaz de mirarlo durante el resto de la tarde completamente intimidada, siendo aquello un sentimiento muy familiar del pasado.

Me sentía como si hubiera vuelto a tener nueve años y fuera incapaz de mirar a Yoongi sin morirme de los nervios.

first love❞ || min yoongi [SUGA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora