Secuestrado por idiota

440 31 12
                                    

Narra Loki

Abro los ojos con pesadez recuperando la consciencia.

- Por Hel- maldigo al ver donde me encuentro. Es una celda, hecha de hielo.

- El príncipe caído por fin despierta- escucho con burla, centro mi mirada y me encuentro con Srögg, rey de los Draugs.

- Cuanto tiempo- digo con sorna mientras me acerco a los carámbanos que hacen función de barrotes.

- Creo que tienes algo mío, jotün- dice con desprecio. Yo solo río negando con la cabeza.

- No sé de qué me hablas Srögg- este solo sonríe enseñando sus podridos dientes.

- Escucha bien principito...Si es necesario te despiezaré parte a parte- yo solo enarqué una ceja con cinismo.

- ¿Y entonces como descubrirías donde está?- estos no se conocen por ser inteligentes.

- No hablaba de forma literal, pero puede que sí lo haga con tu querida hija.

- ¡No te acerques a ella!- Srögg solo ríe con sorna y se marcha llevándose con él la única iluminación que había. Me dirijo a la pared que tengo en frentre y me apoyo en ella para después escurrirme hasta llegar al suelo. ¿Por qué venían a por el tesoro ahora? No lo entiendo, lo robé hace ya décadas, ¿por qué ahora?

Apoyo mi cabeza en la pared helada y cierro los ojos. Estoy seguro que él la cuidará bien, no dejará que le hagan daño. Solo espero que Diedre no me busque, que con la carta que le escribí me odie por abandonarla a su suerte, porque no quiero que venga, que me vea así. Prefiero que me dé por muerto, antes de volver a ver sus preciosos ojos y me niegue a volver a abandonarla. Ella debe estar con verdadero padre.

Narra Diedre

- Lo encontraremos, sobrina- me dice Thor intentando reconfortarme. Yo solo niego con la cabeza.

- ¿Por qué ese hombre es tan idiota?- susurro mientras salgo de la sala ahora solo ocupada por Thor. Camino sin rumbo fijo hasta llegar a las afueras del palacio. Ya ha anochecido y solo se escuchan los animales nocturnos comunicándose entre ellos. Suspiro y sigo caminando hasta sentarme en el pasto donde había estado antes con Barnes. Ahora me daba vergüenza recordar lo que había hecho. No debí ayudarlo, además de como me trató. Suspiro y me tumbo en el césped mojado por la reciente tormenta. 

Intento odiarlo, pero  nopuedo. Es mi padre, aunque lo niegue y eso me rompa en pedazos. Lo salvaré las veces que sean necesarias.

Vuelvo a suspirar mientras cierro los ojos, intento dejar mi mente en blanco, y casi lo consigo de no ser porque alguien me interrumpe.

- ¿Qué quieres?- pregunto cortante mientras abro de nuevo los ojos.

- Creí que estabas dormida- dice Steve mientras se sienta a mi lado.

- ¿Cómo quieres que duerma después de lo sucedido?- pregunto incorporándome.

- Debes descansar, mañana verás todo con mayor claridad. Así podrás ayudarnos a encontrar el paradero de tu padre- dice mientras apoya su mano en mi hombro. Yo solo le observo con la mirada triste.

- Él ya no es mi padre- digo en un susurro.

- Si eso es así, por lo menos deja que yo lo intente- me dice Steve mientras me da un abrazo. Es extrañamente reconfortable, pero echaré de menos los abrazos de Loki. Los que me daba cada vez que me despertaba de una pesadilla o cuando corría hacia él cada vez que volvía de una batalla. Le echaré de menos. Me separo del abrazo un tanto incómoda y le digo antes de marcharme.

- No me defraudes, por favor- susurro y me levanto para después desvanecerme y aparecer en min habitación asignada. Me doy un baño en aquel cilindro de cristal y después de salir de él me coloco un pijama para después acostarme en la enorme cama. Cojo el I-pad que me ha regalado Stark.

 Llevo varias horas así y no consigo dormirme. Me levanto con pesadez de la cama aún con el I-pad y salgo de la habitación en completo silencio evitando despertar a nadie. Camino por los oscuros pasillos sin rumbo fijo hasta llegar a una sala con una silueta en medio de ella, sentada en el suelo de rodillas. Apago el I-pad y me acerco con sigilo hasta la silueta. Esta al notar que alguien le observa se levanta con increíble agilidad y me acorrala en la pared más cercana.

- Diedre- dice con voz grave, pero yo estoy ocupada observando sus ojos grises intentando retener lágrimas con éxito- ¿Qué haces aquí?- pregunta en un susurro mientras se aleja de nuestra cercanía con rapidez. Yo solo me quedo en silencio observando el interesante suelo.

- Nada importante- susurro para después intentar salir de la habitación pero él me coge con su brazo de metal y helado, para evitar que escape.

- ¿Por qué?- pregunta obligándome a mirar sus ojos.

- ¿Por qué qué?- digo confundida pero seria a la vez.

- ¿Por qué me tratas así?- yo solo trago saliva.

- Porque soy así.

- Mientes- dice entre dientes. Pero yo me quedo en silencio- ¿Qué le hiciste a mi mente?- pregunta con una voz áspera que me hizo temblar.

- Lo que te merecías por meterte en mis asuntos midagardiano- digo de la misma manera.

- No tiene sentido que me llames así si tú también lo eres, princesa- dice con una sonrisa de lado intentando aparentar la burla, pero en sus ojos hay melancolía y terror.

- Sé que tienes miedo- susurro mientras le aguanto la mirada.

- Para de mentir- dice de la misma manera.

- No lo hago, soldado- digo mientras me suelto de su agarre con brusquedad.

- Por favor, sal de mi mente- dice en un susurro ahogado.

- ¿Qué pasaría si le dejo salir?- digo con la voz afilada en su oído.

- Que te mataría nada más verte- dice con un tono de melancolía.

- Lo controlaré por el momento, pero te acercas a mí en algún momento y lo soltaré, ¿entiendes?- le digo mientras le acaricio la mejilla. Él solo asiente. Un problema menos del que ocuparse. Por lo menos no lo tendré revoloteando por ahí, ya que me desconcentra.

- Buenas noches soldado- digo con una sonrisa efímera mientras me marcho de la habitación, sin que se escuchen mis pasos.

Born to die (Bucky Barnes) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora