El tiempo es como un río, fluye en una sola dirección. Eventualmente se encuentra con Avallach* y es conducido a un nuevo destino, el río no se dará cuenta hasta que se ve a sí mismo corriendo por otras tierras.
Algo así me sucedió desayunando con Maebe y Thülle, descubrí que mañana inicia Samhain, el fin de la cosecha, el comienzo del período oscuro, el fin del año viejo e inicio del nuevo. Sentí como si el río de la metáfora se volcara sobre mí, sacudiendo los restos del sueño de mis ojos.
—¿A qué se debe la cara de sorpresa? —preguntó Maebe, comíamos pan de bellotas con leche de cabra, pequeños lujos que podíamos darnos para ser una aldea bajo tierra— olvidar que debes ayudar con los nabos no te servirá, Scattie. Cuento con tus hábiles manos para tallar las protecciones.
—No es eso —si quisiera librarme de una tarea tan tediosa no se me ocurriría nada tan tonto— pensé que quedaba más lunas para Samhain —decía la verdad, no he sido muy consciente del tiempo esta temporada, conveniente para mí—. Ayudaré después de las lecciones.
—Fergal te dejará salir más pronto esta vez, tiene trabajo que hacer con Kermond —Thülle sigue con apetito, mira el cuenco de leche a medio vaciar de Maebe y solo basta una mirada de sus encantadores ojos de durazno para cedérselo— todos los años están atareados con los preparativos. Aunque hace mucho prescindimos de ofrecer sacrificios humanos el altar debe estar listo para las ofrendas animales.
Sacrificios humanos. Esas dos palabras juntas son suficientes para convertir un buen desayuno en un revoltijo que amenaza con abandonar mis entrañas. Trago mi propia bilis en un esfuerzo por disimular. Mi apetito acaba de decirme adiós, hasta la próxima comida Scáthach, procura no sea tan pronto o vomitarás.
—Me alegro de que sea así —fuerzo una breve sonrisa y abandono el círculo junto a las ascuas que arden perezosamente— les veré a mediodía. No dejes que Thülle se coma mi porción.
Escucho el comienzo de una queja sobre sus impecables hábitos alimenticios que excluyen totalmente la carne animal. Los seres feéricos no consumen nada que provenga de animales, sólo toman lo que la Madre Tierra provee. Thülle es medio-duende, se permite ingerir leche o queso al mismo tiempo que reniega de usar cualquier piel animal para hallar calor, toda su ropa está hecha de una rara mezcla de lino y material vegetal que quién sabe cómo logra conservarse en estas épocas del año. Maebe tuvo que convencerlo de usar una manta de lana para que no muriese de frío, alegando muchas veces el buen cuidado de las ovejas que tienen todos en la aldea.
El otoño ya está aquí, las heladas brisas soplan desde las montañas, avisan que el invierno será duro. La Villa de los Topos se prepara para recibirlo, han hecho buena caza, colecta de leños, muchas pieles y lana de oveja, las cosechas en los huertos fueron generosas y se estima que habrá abundante comida hasta principios de Giamonios. El ambiente en la aldea es más dinámico que otros días, el Samhain se acerca y hay mucho que preparar, desde las protecciones hasta las ofrendas para los que vendrán de visita.
Es la celebración más importante del año para nosotros, ¿para mí?, es mucho más que eso, mi última oportunidad de tomar una decisión. Cuando finalmente llegue el invierno será muy tarde para abandonar La Villa de los Topos.
Estos son los pensamientos que me acompañan camino al patio de entrenamiento, viejos conocidos que hacía mucho no escuchaba en mi cabeza torturándome. No he pensado en ello desde que antes de terminar las noches de castigo, lo olvidé por completo al poco tiempo de empezar mi entrenamiento con Fergal.
Las cosas mejoraron desde entonces, salgo de caza con Aldair y sus compañeros, las personas de la aldea me regalan fruta, verdura para la sopa o pan de bellotas después de ayudarles en lo que sea, a veces incluso sin motivo aparente, solo porque les agrado. En las tardes practico la espada y escudo con los jóvenes de la aldea, o juego con Thülle si Maebe no nos necesita para clasificar sus hierbas o preparar menjunjes, en su cuidado he aprendido algunas recetas para distintas situaciones.
ESTÁS LEYENDO
En Tiempos de Oscuridad
FantasyLos celtas creen que la noche engendra al día. Los celtas tienen razón. En una época donde Irlanda es azolada por el reinado de los terribles dioses de la muerte conocidos como Fomoré, y los humanos son sus vasallos, comienza a surgir desde las entr...