capítulo 8: Pesadilla.

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"Un golpe en mi rostro me hace despertar sobresaltada buscando al responsable de aquél acto con las cejas fruncidas.

- que manera más linda de despertarme - comenté sarcásticamente sobando mi cara, debo de admitir que sus golpes son muy fuertes y apenas puedo soportarlo.

- cállate mocosa - escupió con rabia sujetando con fuerza mi cabello obligándome a levantarme - tienes cinco minutos - susurró contra mi oreja con una sonrisa, hago una mueca de asco al sentirlo tan cerca, soltó mi cabello sin cuidado haciéndome caer fuertemente contra el suelo - o de lo contrario irás al sótano - tragué saliva sintiendo el temor correr por mis venas, se fue de la habitación dejándome un mal sabor de boca, sin más que hacer abro el armario encontrando varios vestidos pequeños y cortos de diferentes colores, suspiro tomando entre mis manos uno color blanco que se ajustaba a mi pequeño cuerpo, en sí el vestido era muy corto ya que se miraba más de la cuenta, comienzo a cepillar mi cabello delicadamente mientras me miraba en el espejo, recordando a mi madre, ella era simplemente igual que yo, los mismos ojos, cabello, sonrisa, es como si fuera la copia exacta de ella, la mujer más dulce que existía en este mundo, siempre con su sonrisa que a donde quiera la acompañaba, sus cuentos de hadas que siempre hacían dormirme en la noches... todo eso fue destruido con solo una pequeña discusión. Unos toques que provienen de la puerta hace que rápidamente deje el peine en el tocador, unos segundos después un sujeto alrededor de los treinta años entró a la habitación, no dijo nada solo me miró espectante con una sonrisa pegada en su rostro.

- seré cuidadoso, lo prometo - habló con voz ronca a la vez que se acercaba, bajo la vista apretando ambos puños.

- todos dicen eso - contesté sin gracia haciendo que el mayor soltara una carcajada.

- ¡vaya!... no soy el único que se ha fijado en tú belleza  - comentó divertido, se inclinó un poco para estar a mi altura y algo bruco tomó mi barbilla obligándome a mirarlo, sonrió mostrando su dentadura blanca  - que dices... ¿comenzamos ya? - preguntó en tono coqueto acariciando varios mechones de mi cabello.

(...)

- un gusto en verte, pequeña - se despidió mientras fumaba un cigarrillo saliendo de la habitación dejándome con un ligero dolor en mi entre pierna, pues no es la primera vez que mi padre trae a hombres a mi habitación, con mucho esfuerzo logro levantarme de la cama para ir a darme una ducha, estando ahí veo mi reflejo en el espejo, notando que el ojo izquierdo está empezando a tomar un color rojizo, sin más que hacer comienzo a ducharme. Al salir del baño recordé que había olvidado la toalla así que tuve que salir rápido y busqué por todas partes pero no la encontré por lo que tuve que cambiarme de ropa sin secarme.

- te ves bien - el cumplido que recibí por parte de mi estúpido padre hace quedarme helada en mi lugar - gracias a ti, recibí muy buena paga - comentó divertido, estaba segura que me miraba con una sonrisa pegada en su cara - pero todavía no has terminado, faltan otros dos, son jóvenes y quieren practicar... - cerré mis ojos con fuerza mientras mordía mi labio inferior.

- ¿por qué me haces ésto? - pregunté con voz temblorosa - quiero saber por qué me odias... ¡soy tu hija, los padres no hacen este tipo de cosas con sus hijas! - dije girando sobre mis talones observando sus expresión seria, tengo que saberlo aunque reciba el peor de los catigos."

Un sonido que proviene del celular hace abrir mis ojos con pesadez, toco la mesita de noche buscando aquél objeto que interrumpió aquella pesadilla, al ver la pantalla del móvil me dí cuenta de que se trataba de una llamada de un numero desconocido, junto mis cejas y a la vez entrecierro mis ojos con algo de desconfianza pero aún así, contesto colocando aquél aparato en mi oreja mientras pongo una mano en mi cara tratando de despertarme ya que todavía no logro estar despierta.

Boku no hero Academia ( Todoroki Shouto x tú )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora