CAPÍTULO 7.

1.7K 63 0
                                    

- Bajar a cenar.- dice Carlos asomandose a las escaleras.
Adrián sale de su habitación y yo del baño con una coleta mal echa. Cuando estamos sentados baja Rodrigo muy arreglado, colocandose un reloj muy caro en la muñeca. Baja con una camisa blanca de Armini y unos pantalones negros pitillos; con playeros blancos.
- ¿A dónde vas?- pregunta Pilar.
- Pues a salir mamá, ¿no me ves?
Pongo los ojos en blanco, como le habla así a su madre. Le hablo así a mi madre o a mi padre y me sacan los dientes de un bofetón.
- No le hables así a mamá, creo que le podías hablar mejor.- dice Adrián.
- Perdón mamá, voy a salir no me esperéis despiertos y buenas noches a todos.- acto seguido se dirige hasta la puerta y cuando sale por ella la cierra dando un portazo que resuena en toda la casa.
- Tranqui mamá, se le va a pasar. No va a estar toda la vida así.- dice Adrián intentando calmar a su madre.
- ¿Qué hemos echo mal?- dice Carlos.
- A veces nunca se hace mal, cada uno tiene una personalidad mientras desarrollamos y luego nos damos de qué a veces no era la correcta.- digo intentando calmar la situación.
Los 2 se miran y sin haber probado la cena recogen los platos y nos dejan a Adrián y a mí solos. Yo tampoco tengo muchan hambre así que recojo y subo arriba a llamar a mi madre mientras Adrián cena.
- ¡Sara! ¿Qué tal estás? Ya estamos en casa todos juntos.
- Bien mamá, no hace falta que grites que te voy a oir igual y no me vas a estallar el tímpano.
- Ai perdón hija. ¿Ya has cenado?
- Si. No me acuerdo como se llama pero estaba muy rico. ¿Y vosotros que tal estáis?
- Muy bien, ahora en casa de maravilla. ¿Ayudarás en casa no?
- Claro mamá. La pobre mujer tiene 2 hijo y el mayor digámos que tan rápido es agradable como te dan ganas de asesinarlo.
- Pobre mujer y ¿el pequeño?
- Ese es mejor y le ayuda mucho en casa. Es muy gracioso y simpático. Además tiene mi misma edad y está estudiando el mismo bachiller que yo.
- Me alegro hija. Bueno te dejo qué está tu tía en la cocina y ya sabes que le tengo pánico.
- Buenas noches mamá.
- Buenas noches hija.
Cuando cuelgo me dispongo a ponerme el pijáma y una vez puesto me quito el sujetador; no sabéis que placer es ese, os lo digo enserio.
- Sara ¿puedes bajar un segundo?
Cuando abro la puerta de la habitación veo a Adrián en la cocina colocando los platos en el lavavajillas.
- ¿Puedes recoger el mantel y sacudir las migas en el fregadero por favor?
- Claro. Si necesitas algo más dimelo.
- No, con esto acabamos.
Recojo el mantel con cuidado de no tirar ninguna miga por el suelo y lo sacudo en el fregadero como puedo, mientras él se ríe porque me tengo que poner de puntillas.
Cuando acabamos los 2, subimos a nuestras respectivas habitaciones.
- Me cambio, cojo el móvil y el cargador.
- Podemos ver unas pelis o alguna serie de Netflix.
- Lo siento...pero no se tanto inglés.
- Lo tengo es español.- digo riendome del.
Entra en su habitación con cara de tonto y yo entro en la mía para encender el portátil.
- ¿Qué vamos a ver?
- No sé, quería empezar Crónicas Vampíricas o podemos ver cualquier otra.
- Esa me parece bien.

Son las 3 de la mañana cuando se oyen ruidos y pisadas en la planta de abajo. Adrián me abraza y me acaricia el pelo y me tapa la cara contra su pecho.
- Voy asomarme haber si es Rodrigo. Estate tranquila que no va a pasar nada.
- Ten cuidado.
Él abre la puerta y se asoma, oigo como baja las escaleras y después las sube con tranquilidad.
- Ayudame, es Rodrigo que viene como una cuba y no se mantiene ni en pie.
- ¿Y qué quieres que haga?
- Ayudame a subirlo por las escaleras. Yo solo no puedo y si despierto a mis padres lo van a matar pero sobre todo ellos mismos lo van a pasar muy mal.
Los 2 bajamos y lo vemos tirando en el suelo del salón con el móvil en la mano.
- Rodrigo levántate.- dice Adrián- Nos vamos para la cama venga.
- Hola guapa, me sobrán condones ¿quieres conmigo?- dice Rodrigo alargando las palabras.
- Callate imbécil. No estás en una discoteca, estás en casa.- dice Adrián.
Entre los 2 conseguimos mantenerlo en pie para llevarlo a su habitación, pero cuando subimos un escalón se echa para trás y nos cuesta mantenerlo en pie con nosotros.
Cuando solo nos queda un escalón él se tira hacía atrás pero aunque Adrián es capaz de sujetarlo a mi no; me caigo hacía atrás dandome golpes por los escalones. Oigo voces y veo como alguien baja corriendo las escaleras pero no distingo quien es ya qué veo borroso. Oigo más voces y acto seguido veo todo negro.

- Sara, Sara despierta por favor. No quiero llevarte al médico. Mi madre nos mata a todos.
Voy abriendo los ojos poco a poco y veo a Adrián con a cara muy cerca de la mía, también veo una silueta caminar en círculos detrás del.
- ¿Qué ha pasado?- pregunto intentando incorporarme.
- Nada, simplemente estás así por mi culpa. Te has caído porque ayer por la noche no me tenía de pie y caiste por todas las escaleras hacía abajo.- dice Rodrigo.
- ¡Vete!- grito- ¡Qué te vayas!
Rodrigo sale con la cabeza gacha, Adrián se queda atónito al ver que Rodrigo no ha dicho nada ni pegado ningún golpe. Me vuelvo a acomodar en la cama y me tapo con las mantas.
- ¿Qué hora es?- pregunto.
- Son las 11 de la mañana, pero no te alteres por eso. Duerme algo y descansa. Si te duele algo avisame.
Sale de la habitación, apaga las luces y cierra la puerta. No tengo sueño pero tampoco me apetece aguantar a nadie ahora mismo. ¿Por qué ayer ayude a Rodrigo y no lo deje tirado allí abajo? Si me duele decir eso y no ayudar a alguien pero la cabeza me da tumbos y me duele el hombro izquierdo, así que supongo que ayer caería sobre él. La próxima lo siento por sus padres pero no voy a ayudarlo más, me he cansado del y estoy muy que muy harta de gente como él.
- Sara...¿podemos hablar, por favor?
- No. Vete. Ya te lo dije antes. No te aguanto, no te aguanto.
Pero él hace caso omiso de lo que le digo y entra. Se sienta en el borde de la cama porque siento como se hunde ese lado de la cama.
- Escuchame aunque no digas nada.- hace una pausa como esperando a qué le responda pero continúa.- No sé como explicarte todo esto, ayer no salí con nadie. Salí yo solo y acabe como acabe porque no te tenía como hoy por la mañana. No sé porque te dije eso por la mañana, solo quería que vieras que no te quiero solo por el físico y por en fin... tener relaciones fuera de tono contigo. Pero no es nada de eso, desde que te vi en el aeropuerto sentí algo raro cuando te miraba. Sara...simplemente te quiero...
- ¡Adriáááááááááán!- grito.
Él pobre sube corriendo las escaleras y entra corriendo en toda la habitación. Nada más que ve a Rodrigo en la habitación le agarra del brazo y lo saca a rastras de la habitación. Algo se dicen y Adrián vuelve a entrar.
- No te va a molestar más.
- ¿Tienes algo que hacer?
- No, estaba viendo la tele ¿por?
- ¿Te puedes echar conmigo y rascarme la cabeza para poder dormir?
- Claro.
Le hago un hueco en la cama, él se quita la camiseta y se echa. Estiende una mano para que me apoye en su pecho y me pueda acariciar mejor el pelo.
- ¿Así está bien?
- Si, gracias.
- ¿Qué te digo? Solo me dijo que te habia dicho una tontería y te habías puesto muy alterada.
- Qué no me quería solo por el físico, que me quería de verdad y que ayer no salío con nadie que bebió solo.
- Tranquila, shhh. No llores.
No sabía porque decía eso hasta que noto como se me cae alguna lágrima por la cara. Él me las limpia y me da un beso en la mejilla.
- Te prometo que no te va a hacer más daño. Te lo prometo enana.
Solo puedo abrazarlo e intentar no llorar más pero no puedo y estallo.
- Relajate por favor. No pueder ser bueno que estes alterada todo el rato.
- Lo intento... pero...
- No tengas miedo, me puedes contar todo lo qué te pase y todo lo qué sientas de verdad.
- Si te digo la verdad no se porque estoy llorando. Pero me siento mejor.
- Pues llora, en realidad te ves igual de guapa.
- Gracias...
- Nada. Desahogate tranquila.
Me limpia las lágrimas cada poco y de vez en cuando me besa la cabeza.
- Intenta dormir hasta que nos llamen a comer.
- Ya lo intento...
- Relajate y cierra los ojos anda. Por lo menos descansa.
Me acomodo en su pecho mientras me acaricia la cara con la yema del pulgar y poco a poco me adormilezco.

Tenías que ser tu...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora