8. Imposible.

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Capítulo 8.

Agarré un puñado de pochoclos y me los metí a la boca. Estábamos viendo Anabelle 2 y la verdad me estaba aburriendo. Era ridículo.
La niña poseída y la muñeca un conducto, es ridículo. Pero aun así, me gustaba el terror.

—Se acabó la bebida.—habló en susurró May y rodé los ojos.

—Yo la cargo.— agarré el envase y me levanté de mi asiento.

No quería estar allí, tenía a Mike en mi izquierda con la otra 'zorra' , como había dicho May y la verdad, se merece ese título.
Mike en toda la película me observo de reojo, buscaba momentos para hablarme o dejar a su acompañante sola para buscar más chicos. ¿Para qué venía con ella si me iba a mirar todo el tiempo?

Ellen regresaba mañana, era domingo y no me había llamado durante dos días. Le mandaba mensajes pero no respondía. 
Sólo espero que haya logrado su cometido, si debo mudarme para ir con una familia, lo haría. Si no, sería su maldita carga durante años y no podrá tener una vida normal.

—¿Puedo ayudarte?— giré mi cabeza a la derecha y allí estaba Mike.

Sé que quería hablarme en algún momento pero este no era ese momento. El momento ideal sería nunca, o en frente de su hermana, que es más celosa que una ex novia.

—No, gracias. Vuelve a ver la película.— de sólo pensar que dejó a esa zorra con May, podrían estar viviendo la película. Matándose, sólo que el diablo estaría comiendo pochoclos.

—Déjame ayudarte.— tomó la bebida y comenzó a llenarla él. Yo no era inútil.
—Así que... ¿De dónde eres?¿De donde vienes?— suspire dentro de mi.

—Cerca de aquí. ¿Terminaste?—

—No eres mucho de hablar ¿O sí?— preguntó sonriendo.

—Sólo quiero ver la película.— tomé la bebida para irme a la sala pero él agarró mi brazo.

—Perdón por lo que ocurrió en la escuela, no debí ser así.— murmuró mirando el suelo.

Ya me había olvidado de eso. La verdad que me importaba menos esto ahora. Lo único que quiero me importaba era una Manegra. Ya que no estaba en lo que había leído de los mitos y leyendas.

—No pasa nada. Vamos a ver la película.— agarré su mano para que piense que digo la verdad y él comenzó a relajarse.

—Gracias.— lo solté en el momento que comenzamos a caminar.

Cuando regresé a mi butaca, May ya estaba con los ojos achinados y sus cachetes regordetes por tanto comer pochoclos.
Iba reírme pero al ver a la zorra poner sus piernas arriba de la butaca de enfrente sólo para hablar con el chico me hizo tener impotencia por escuchar la película.

—Me dejaste sola con esa película y esa zorra que no paró de poner los pies arriba de cada cosa que encontraba.— gritó en susurro y me senté en la butaca.

—Ya volví...—

—Si y con mi hermano. No quiero a mi mejor amiga como cuñada.— abrí los ojos.
¿Soy su mejor amiga?

—¿Con tu hermano? Por Dios May, creo que tienes cerebro.— murmuré sobre el grito de la película.

—Lo tengo y sé lo que veo. Pero no lo permitiré.— cruzó los brazos y rodé los ojos.
Mi celular vibró en mi bolsillo, miré y era Ellen.
Salté sobre las piernas de Mike y la zorra para salir de la sala.

—¿Hola?— pregunté calmada. No sabe que estoy en el cine.

Sé perfectamente que no estás en casa así que ya te vienes ¿Entiendes? habló enojada y suspire.

Híbrida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora