15. Estoy perdida.

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Capítulo 15.

—¿Noah? ¡Estoy en el baño!— grité, esperando que Ojos grises no haga nada de ruido.

—¿Qué es ese olor?— olvidé que era un... ¿lobo?

—Yo no huelo nada. Oye, ¿May ya se fue?— sentí su lengua en mi mano y asqueada saque la mano pero él sonreía.

—¡Si!¿Qué comeremos?—

—Emm...ahora vemos.— miré otra vez a Ojos grises y le hice una seña de que no hablara pero no sabia si iba a hacer caso. Él se apoyó en el lavado mientras me miraba abrir un poco la puerta.
Miré a Noah que esta viendo la ventana... semi abierta.

—Quiero pizza.— murmuré saliendo de la habitación y me siguió.

Me fui a la cocina y busqué los ingredientes. Había aceitunas, harina, orégano, tomates, sal, cebolla, levaduras, todo excepto el queso.

—Falta el queso.— lo miré y estaba con el entrecejo enojado.

—Dylan esta arriba. ¿Por qué?— se cruzo de brazos. Vale. No subestimaré el olfato de ningún perro.

—No lo sé pero mientras lo hecho, ve a comprar el queso. Tengo hambre.— agarré su brazo y lo guíe hacia la puerta.

—¿Ahora quieres estar con él?— se resistía.

—Es sólo por un rato.— murmuré empujando su pesado cuerpo.

—Pero...—

—¿Quieres seguir hablando? Cuéntame que hablaste con May.— deje de empujarlo y sonrió.

—¿Queso mozzarella o normal?— sonreí al ver que evitaba el problema. Es la primera vez que me hace reír. Negué con la cabeza mientras cerraba la puerta.

Adiós sonrisa. Ahora tendría que echar al insoportable de Ojos grises.
Caminé hacia la habitación e ingresé a esta.

—Sal de ahí.— abrí la puerta del baño y él estaba con su celular.

—Nunca se iba creer lo que decías, es un perro.— rodé los ojos.

—Si, bueno, ya se fue y ya sabe que estas aquí, así que vete.—

—¿Por qué de pronto confías tanto en él? ¿Qué es lo que hizo para ganarse tu confianza?—

—No...nada.— murmuré. —Por cierto, ¿Qué haces aquí?—

—Respóndeme primero a mi.— se acercó mas.

—¿Por qué debería? Tu jamás respondes las dudas que tengo. Siempre las esquivas.— me acerqué apuntándolo con mi dedo.

—Pues, ¿Qué es lo que quieres saber?— preguntó cerca de mi rostro y trague algo de saliva.

—¿A qué vienes ahora?— lo miré a los ojos esperando a que responda con la verdad.

—A verte, porque tu no quisiste verme antes.— respondió. El ambiente había cambiado. No me había dado cuenta cuan cerca estamos y me mareaba. Sentía todo pesado y ver sus ojos otra vez de cerca me hacen sentir... como en casa.

Sentí un pinchazo en mi estómago.

—Y tuve razón.— murmuré ya cerca de su rostro. 

Me sentía como en un circulo negro, no vía nada mas que sus ojos y eso me hacia sentir bien. Eran grises con pequeñas líneas de color negro y algo celeste-plata, eran muy detallistas con su pupila. El brillo que tomaban en ese momento con la tenue luz de la tarde-noche era...me voy a arrepentir de pensar esto pero era... muy hermoso.

Híbrida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora