Una Herramienta Perfecta

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El peliplata había perdido la cuenta del tiempo que llevaba en la misma posición, su estómago dolía por causa del hambre, su ropa se encontraba pegada a su piel por el sudor, su rostro seguía lleno de moratones y su labio aun no sanaba del todo.

Pequeñas lágrimas caían por las mejillas blancas del joven Hatake mientras espasmos por el llanto sacudían su pequeño cuerpo. ¿Quien podría imaginar que así terminaría?

-Flashback-

Los ojos del niño se cristalizaron por la amenaza, el ya comprendía a la perfección lo que las palabras de Madara significaba y no le emocionaba en lo absoluto imaginar lo que venía.

-mi dulce niño, lo siento, pero tienes que aprender a respetar a tu dueño...

Su voz sonaba tan calma y a la vez tan cargada de irá que el joven no sabía que sentir, su cuerpo golpeó de pronto el piso haciéndole dar un suave quejido por las heridas que le había dejado la batalla, sus ojos se abrieron asustados al ver lo que Madara llevaba en sus manos sin entender de donde lo había sacado ¿Acaso había planeado todo? ¿Cómo había conseguido la correa con la que Sakumo sujetaba antes su espada?

El hilo que sus pensamientos llevaban cambio de inmediato al sentir el trozo tela impactar contra su pierna, logrando que mordiera su labio con fuerza por el dolor, el material era sumamente resistente y le lastimó de inmediato, no por nada él y su padre lo habían escogido.

Un segundo golpe en el muslo derecho le hizo abrazarse a sus piernas, las heridas anteriores parecían abrirse de nuevo a causa de cada impacto de la correa contra su piel.

-Kakashi, quiero que me digas el por que del castigo - el azabache vio molesto al joven que recibió otro golpe tras esas palabras.

El niño le vio dudoso, sin saber a ciencia cierta que responder, decidiéndose, tras un nuevo azote, por lo que sabía que el más alto quería escuchar

-Porque olvide que le pertenezco e iba a tomar una decisión imprudente

La sonrisa que el adulto de dio a cambio de esas palabras lleno de terror el corazón del chico, su cuerpo comenzó a temblar mientras intentaba alejarse lentamente hacia atrás, jadeando asustado por la mano que apretó su barbilla y le impidió avanzar más.

-Buen niño, espero que tras este castigo aprendas a respetar.

Un último golpe sobre su pecho le fue dado con la correa antes de que el Uchiha le tomará de la muñeca con rudeza y le obligará a seguirle a un cuarto que él aún no conocía, acercándolo a una especie de ¿caja metálica? que estaba en una esquina de la habitación

-Esto es para que aprendas a obedecer ¿Entendido?

El mayor no espero una respuesta y comenzó a realizar sellos antes de colocar un tatuaje en la muñeca de su peliplata evitando, con este, que pudiera usar su chacra.

Una sensación que el niño asimismo como "Fuego liquido" empezó a recorrer sus venas desde la zona donde el tatuaje había marcado su piel, un grito se ahogó en sus labios mientras una lágrima, acompañada de un gemido silencioso, recorría su mejilla. No hubo más signo de dolor, pues lo disimulo tanto como pudo, a sabiendas de que esas expresiones molestaban al Uchiha.

-¿Señor?...

La voz del niño salió quebrada de sus labios, inmediatamente había notado los efectos del sello sobre su cuerpo y no pudo hacer más que quedarse quieto cuando el mayor le dio un beso en la frente y le colocó algo en los ojos, sujetándole con fuerza antes de meterlo en la caja que había visto antes en el cuarto.

- No... por favor señor, se lo suplico...

El azabache le vio con pena unos segundos antes de cerrar la caja, dejando al peliplata atrapado dentro sin posibilidad de usar su fuerza o un jutsu para salir y lo suficientemente aterrado como para no atreverse ni a retirarse el trozo de tela que Madara había puesto sobre sus ojos.

Tómame En Su LugarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora