El Secreto Del Clan Hatake

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El cuerpo del niño era casi imperceptible para las personas comunes y corrientes que se topó en el camino, incluso más de algún ninja no notaria su presencia por la rapidez que había adquirido gracias a Zetsu y a los numerosos experimentos de Madara.

Los ojos del chico resplandecían con un brillo particularmente aterrador que parecía ajeno a él y una sonrisa extraña se reflejaba en su rostro, Zetsu por su parte percibió cada uno de estos cambios con satisfacción, deseando poder contarle todo con prontitud a Madara.

Poco a poco el silencio y calma del bosque se fue perdiendo y los gritos de agonía y dolor se hacían más presentes, el peliplata miraba de reojo algunos asesinatos a los lados pero pasó de ellos al no notar a las personas que buscaba entre las víctimas o victimarios, sabía que tenía los minutos fuera de la cueva contados y no podía darse el lujo de perder ni un segundo.

Un grito desgarrador se escuchó cerca de 10 metros frente a él, un estremecimiento le recorrió al poder identificar la voz como la de Obito, el mismo no podía creerlo, no podía ser cierto, estaba tan cerca y aún así ¿Lo perdería todo?...

Cuando se acercaba borde del claro de dónde provino el grito Zetsu cubrió su rostro con la sustancia blanquecina que en ese momento cubría el resto de su cuerpo

-No deben reconocerte o Él los matara.

-Lo se....- respondió con sorpresiva indiferencia, que dejo sorprendido al interlocutor.

Ni bien acababa de hablar el joven cuando un grito que le daño la garganta salió de sus labios, en el piso, en el medio de un charco de sangre se encontraba uno de sus amigos con el corazón atravesado por un kunai y el cuerpo descansando sobre el pecho del otro miembro del equipo 7, quien estaba arrodillado acunando las mejillas pálidas de su compañero entre sus manos.

Rin estaba muerta y Obito herido en la cabeza con la sien sangrando, sus miradas apenas conectaron por unos segundos antes de que este cayera inconsciente en el piso, su ojo resplandeció al despertar un nuevo poder.

El mangekyou sharingan despertó en ambos ojos, en ambos niños, al mismo tiempo, conectándolos en un vínculo que no podría ser roto, aunque, posiblemente estos nunca lo sabrían.

Los ojos del peliplata desprendieron chispas, Zetsu cubrió por completo el ojo negro del joven dejando únicamente el rojo a la vista. Los ninjas que hace unos segundos atacaban a sus amigos lo rodearon de inmediato, buscando atemorizar al niño pero contrario a todo pronóstico el peliplata se echó el cabello hacia atrás antes de soltar una risa casi psicótica, que rayaba entre la diversión y la desesperación

-Esto la pagaran caro- Grito desde el fondo de su pecho antes de que de su cuerpo brotara chacra blanco similar al de la espada de su padre, cosa que posiblemente nunca hubiera logrado hacer solo con su chacra, pero podía sentir el de Zetsu e incluso parte de el de Madara corriendo por sus cuerpo.

La pelea termino en apenas unos minutos, los rayos blancos escapaban del cuerpo del joven sin que el pareciera tener control alguno sobre ello, mientras uno de sus ojos dejaba escapar lágrimas el otro permitía que caminos de sangre corrieran libres por sus mejillas.

Cuando al fin todos los sujetos que habían asesinado a lo único que le quedaba en el mundo estaban muertos se acercó a los cuerpos inertes de sus amigos.

-Zetsu... ¿Ambos están?...- al tiempo que hablaba una luz blanca comenzó a escapar de su cuerpo mientras el joven comenzaba a hacer una serie de sellos, alertando al ser blanco que de inmediato solidifico su cuerpo para evitar que el niño siguiera- No... déjame ayudar

-No, el chico vive... lo que le dimos cuando diste tu vida por la de Él no lo dejaría morir tan fácil ¿Por quién me tomas?- pregunto con casi indignación- Bueno, con esto ya van dos veces que le salvamos la vida a tus amigos, al parecer tienes una deuda doble. Y una cosa más Kakashi, necesitas autorización para usar cualquier arte exclusivo de tu clan ¡entendiste! Desde este segundo solo harás lo que él diga.... No tienes idea de cuánto te acabo de ayudar. Kakashi, tú ya no eres quien para decidir por ti mismo, recuérdalo ¡Tienes dueño!

Tómame En Su LugarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora