Capítulo 8

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Mordí mi labio con impotencia, asquerosa rubia platinada, la odio. Con sus hoyuelos perfectos, en el marco perfecto de su perfecta cara. Di un suspiro notoria viendo a la mesa, había perdido por completo el apetito. Y no podía dejar de fruncir el ceño a ratos, sobre todo, al ver a Idara sentada junto a Dominick... Puedo admitir, que ese nombre, le queda mejor... Aunque... 

- Dima, odia las cosas muy dulces- Dijo Idara frenando a la chica que le servía algo del postre - ¿Estás segura de qué es adecuadamente dulce? 

Mordí mi labio y puse en mi boca una fresa caramelizada de las que estaban en el trozo de pastel de queso. Mordí mi labio de nuevo, está vez chupando la sangre que salía de él... Había pudding de chocolate, pasteles de chocolate amargo oscuro, torta tres leches... Sonreí un poco, y puse una porción en su plato. Él me miró con asombro. Y yo seguí viendo a Mónica con cara de que en cualquier momento destrozaré la mesa, por lo que ella sonrió. 

- Annya - Volte a verlo y este plantó un fugaz beso en mis labios, puse los ojos en blanco y no pude evitar sonreír - Al fin, te juró que creí que habías abandonado tú cuerpo. 

Sonreí de nuevo, no quería responderle, por motivos "OBVIOS" Sin embargo ella no dejaba de darle leves caricias a su mano, su hombro o si su camisa estaba desarreglada... Ver su mano sobre la suya, y que él no hiciera un mínimo esfuerzo por quitarla, me hizo volver a fruncir el ceño.

- Anya, ¿Sabías que a Dima no le gusta le leche condensada? Es decir, le estás dando una torta cuyo ingrediente principal, es la leche condensada... 

Ya había llegado al límite de mi paciencia. Me puse de pie...

- Disculpen, debo hacer una llamada importante... Gracias por la cena... Todo estuvo delicioso. - Dije sacando el celular, obviando la mirada de Dominick 

- ¿Anyuska? ¿Tienes que irte? Hablaré con Frederick si es necesario,  no te vayas - Dijo Giovanni y negué con la sonrisa más forzada que podía sacar de mi. 

- No, estaré bien. Disfruten la velada. - Comencé a caminar a la puerta

- Yo te acompaño - Dijo Dominick levantándose 

- NO - Exclamé bastante molesta ¿Cómo es posible tanto descaro? - Quédate con tu familia. Yo no necesito que me cuiden tanto... Gracias por todo, y fue un placer - Graziella, su abuela me dio una sonrisa dulce y se despidió con dos besos

- Es una pena que te vayas pronto, tenía planeado una bella velada, será para la próxima... AUNQUE... Considero que no eres tú la que debería irse... 

- ¡Mamá! - Exclamó la madre de Dominick, era su suegra y la llamaba madre, eso era dulce 

- ¡Giorginna! - Respondió de igual forma la abuela de Dominick - No me hables de esa forma. Todos sabes que es así. 

- No culpen a mi virgen hermano - Dijo un chico entrando con una sonrisa encantadora. Al parecer Dominick tenía más hermanos. 

- Pues yo no creo que sea virgen ya - Dijo Lizzie haciéndome sonrojar y riendo cubrí mi cara con una mano

- Lizzie, ya basta... La próxima tienes que tocar- Advertí y noté una mirada grisácea sobre mí, además, de la atención de todos los que estaban en la mesa... 

- ¡Enhorabuena! Dominico ya no es virgen - Exclamó en tono de burla el chico de ojos grises que no dejaba de verme y me crucé de brazos.

- Si es o no, O si dejo de serlo o no. NO es tu asunto amigo - Dije de forma agresiva. Me molestaba ese tipo de gente

- Mis disculpas... - Dijo él tomando mi mano - Soy Paolo, el hermano menor de Dominick y Alejandro. 

Enarqué la ceja con curiosidad mientras quité mi mano

El chico de las pecasWhere stories live. Discover now