01.

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Niall Horan descansaba plácidamente sobre su cama, mirando al techo ensimismado.

Como futuro sucesor de la corona de Irlanda sus deseos y órdenes eran cumplidos a rajatabla por el servicio de palacio, y su deseo esa mañana era no levantarse hasta la hora de comer. Concedido en dos segundos, por supuesto.

– Mo phrionsa –llamó un hombre de mediana edad y trajeado desde la puerta de su habitación.

– ¿Sí, Frank?

El susodicho aclaró su garganta antes de hablar de nuevo.

– Debe prepararse para la recepción del presidente, su padre le obliga a asistir –apretó los labios y se adelantó a las protestas del joven–. Intenté persuadirle, pero no ha servido. Le quiere ahí y tiene exactamente treinta minutos para arreglarse.

El príncipe soltó un suspiro al tiempo que cerraba los ojos, para luego asentir en derrota.

Odiaba esas recepciones aburridas en las que únicamente se hablaba de las aspiraciones que tenían todos los que llegaban al poder de su país. Esos politicuchos únicamente se preocupaban de sí mismos y del dinero que entraba en sus bolsillos, nunca de los ciudadanos irlandeses y eso le crispaba los nervios. El, a pesar de ser el príncipe y, por consiguiente, rico, jamás puso sus aspiraciones por encima de aquello que necesitasen las gentes de su país. Desde muy pequeño había aprendido a ser humilde y a compartir cuanto podía. Colaboraba con organizaciones de todo tipo y patrocinaba todas las causas que le eran posible.

Se levantó de la cama haciendo un gesto hacia el hombre que aun estaba presente en la habitación, el cual entendió a la perfección y con una pequeña reverencia se retiró.

Niall se dirigió hacia el baño que tenía su propio dormitorio, sin molestarse en cerrar la puerta antes de comenzar a desvestirse.

– ¿Necesita algo, señor?

El joven, ya semidesnudo, se giró para plantar cara al dueño de esa voz con marcado acento británico. Una sonrisa tironeó de sus labios al verle plantado en el umbral de la puerta.

– Odio que me llames señor –murmuró mientras se acercaba al joven moreno y dejaba un casto beso sobre sus labios.

Este solo sonrió con malicia.

Y es que era cierto, odiaba con todo su ser que el moreno le llamase señor. Ciertamente él le rendía pleitesía, como todos los trabajadores de palacio, pero él era distinto. Las reglas se iban al traste cuando se hablaba del hijo de la sirvienta, y nana, del joven príncipe.

– Y sobre todo cuando soy yo tu señor en la cama –se burló con esa sonrisilla suya tan característica.

Niall se sonrojó hasta las orejas.

– Desaparece de mi vista, Zayn Malik.

El susodicho soltó una risa, para después darle una nalgada y salir corriendo de la habitación.

– Maldito idiota.

Suspiró mirando aún a la puerta por la que el chico había salido.

Por eso era distinto, su relación era distinta. Se conocían mejor que nadie pudiera llegar a conocerse, en todos los aspectos, se acostaban juntos y, aunque ninguno de los dos quisiera reconocerlo, había un fuerte lazo que los unía.

El amor que sentían el uno por el otro.

















¡espero que os guste!

Love you, Blue x.

mo phrionsa »ziallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora