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– Dejando a un lado la poca muestra de modales que estás dando ahora mismo, hijo, he de informarte que Zayn se encuentra donde siempre ha estado, en palacio.

Un pequeño suspiro escapó de los labios del joven, sentía alivio ante las palabras de su padre pues en el fondo se había temido lo peor al oírle decir que tendría restringidas las visitas del moreno.

– ¡Pero no puedes hacer que no nos veamos! –se quejó, volviendo a su actitud de indignación y enfado.

Sabía que actuar así frente al monarca no le daba puntos a su favor, ni le haría ganar una discusión, si es que empezaban una. Pero era incapaz de quedarse callado, no podía simplemente estar a merced de su padre cuando él quería otras cosas, cuando en cuestión de días había conseguido avanzar tan enormemente en su relación con Zayn después de tantos años deseando que eso pasara.

– No te equivoques, jovencito, yo no estoy haciendo que no os veais –se notaba la crispación del rey ante la actitud de su hijo, pero trato de seguir hablando con toda la tranquilidad posible–. Está haciendo sus funciones, como cada día en palacio. Funciones que tu como príncipe deberías seguir haciendo, pero prefieres tener una actitud completamente inmadura y no afrontar tus problemas.

– ¿Qué problemas? ¿Qué mi novio es un chico? ¿O que es un plebeyo? ¿Acaso eso es un problema pasa ti, padre?

– Esto no es un tema que voy a hablar contigo en mitad de un pasillo, si eres lo suficientemente adulto para afrontar la situación frente a tu padre, te espero en mi despacho y charlaremos largo y tendido sobre todo lo que tengamos que hablar –estaba siendo totalmente rotundo el rey con sus palabras.

Niall alzó la cabeza, mostrando su conformidad ante las palabras de su padre.

– Primero quiero ver a Zayn –espetó el príncipe, internamente rogando por qué su padre fuera condescendiente y al menos le dejase verle durante unos cortos minutos.

– Mis palabras han sido claras y puesto que las escuchaste claramente cuando se las dije a Frank, vas a acatarlas. No más presencia de Zayn cerca de tus aposentos hasta que no hables conmigo.

Bufó, enfadado, y se giró dispuesto a entrar de nuevo en su habitación. Lo cual hizo, cerrando de un portazo.

No pudo ver la sonrisa triunfadora que esbozaban los labios de su padre en ese momento.

– Es antes la obligación, que la devoción –escuchó pronunciar al rey. Como odiaba que usara los refranes españoles en su contra.

El futuro monarca tomo un largo respiro y se preparó mentalmente para la conversación que procedería con su padre. Mientras pensaba con que podría salirle, que cosas podría decirle o incluso que regañinas podría llegar a echarle, tomo una relajante ducha, pues su tormento iba a comenzar pocos minutos después.

Se vistió con algo informal y con más decisión de la que esperaba tener, se dirigió al despacho de su padre, al cual pasó sin llamar a la puerta. Recibió, ante su falta de modales, únicamente el gesto peculiar del monarca cuando no estaba de acuerdo con algo, su característico alzamiento de ceja, pero no pronunció palabra alguna.

Niall se sentó en los sillones situados frente al escritorio y miró a su padre.

– Así que dime, que quieres padre. ¿Qué tienes que decirme sobre esto? ¿Sobre mi vida?











Es corto y probablemente aburrido pero llevaba tanto tiempo realmente sin escribir...  pero bueno aquí estoy.

Gracias a todos los que seguir apoyando esta fic y me seguís apoyando a mí. Os amo, de verdad.

mo phrionsa »ziallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora