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Ya no sabía en que más gastar todo el tiempo libre que tenía. Ya lo había intentado todo: lectura, escritura, dibujo e incluso terminó por aceptar la invitación de Aspros para ir al taller de como controlar los impulsos, donde la verdad había sacado partido de él aprendiendo como regular sus respiraciones y pensamientos que le vino como anillo al dedo.

Pero ya había terminado y estaba demasiado aburrido tumbado de cabeza en la incómoda cama donde dormía, recordando cada uno de los momentos más hermosos de su vida como si hubieran sido hace tan solo unas cuantas horas de eso y descubrió que realmente su jefe siempre lo había tratado como su hijo. Todas las sonrisas que alguna vez le dedicó cuando era un niño, como se esforzaba para poder ser un buen ejemplo a seguir, la infinita paciencia que tenía cuando no quería decirle sobre Kanon; aún recordaba el día cuando le dijo que quería independizarse, se puso muy serio y le habló por treinta minutos acerca de responsabilidad, algo que prefirió ver como un consejo y no como un sermón, después de encontrar el pequeño apartamento, le dijo que trabajaría para pagarle cada una de las molestias que le ocasionó en su momento a lo que Shion accedió con la condición de que trabajará para él. Sonrío ante todo esto... pero el sonido de la puerta abriéndose lo hizo reincorporarse.

Los pasos de Odysseus eran suaves y sus manos se retorcían entre ellas con nerviosismo algo que le pareció peculiar a Saga pues rara vez veía al Doctor tan alterado, sus ojos se conectaron por un momento notando la ansiosa curiosidad del Géminis.

—¿Se encuentra bien, doctor?

Ofiuco tragó con fuerza antes de contestar.

—Sí, disculpa eh... ¿Cómo va el tratamiento? ¿Alguna novedad?

Saga palideció y trató de relajar sus facciones para no detectara la mentira que estaba a punto de salir de su boca.

—Ehh... Supongo que no he presentado los mismos efectos secundarios en un largo tiempo.— su voz salió un poco distorsionada con un timbre bastante grueso pero el peliplata no le prestó mucha atención por ir pensando en la receta que llevaba perdida ya tres días.—Solamente estoy perdiendo el apetito y me dan ligeros mareos de vez en cuando.

—Bueno eso es un poco extraño pero supongo que tú organismo se está acostumbrando al medicamento, eso me alegra.— se paró poco a poco para dirigirse a la salida con la mirada perdida en el suelo. —Bueno, descanse señor Polux, vendré más tarde a ver cómo se encuentra.

Y con eso salió de la habitación tan rápido como entró mientras que Saga soltó un suspiro de alivio, la verdad es que llevaba tres días de no tomarse el medicamento porque estaba bastante fastidiado de los efectos secundarios así que la funda de su almohada se trasformó en su escondite y cada que iban a cambiarlas escondía las pastillas en el pequeño mueble junto a la cama para que no las vieran.

No se dio cuenta que ya había pasado la hora de la comida hasta que el reloj dio las cuatro en punto. La hora de las visitas.
En cualquier momento lo llamarían al comedor para que su padre viniera a verlo, la única parte del día que de verdad añoraba, tres minutos pasaron y llegó Marín, la enfermera que se encargaba de traerle el medicamento.

—Saga ya es hora, cariño.

Saltó de la cama con emoción y siguió a la pelirroja que con el tiempo le llegó a tener mucho aprecio a pesar de que una vez le pateó la cara en uno de sus episodios. Al llegar al comedor, una mata de pelo amarillo-verdoso lo saludó y casi corrió a abrazarlo. Después de un adorable abrazo ambos se separaron y sonrieron.

—Me alegra saber que estás mejor.— Saga rió
—No es gracias a la medicina.— le susurró a su padre que le miraba con asombro.
—¿De qué hablas?

Saga se reprendió mentalmente, se le salió sin querer decirle eso y ahora no podría mentirle a la cara así que soltó un suspiro antes de hablar nuevamente.

—¿Recuerdas que te dije sobre los efectos secundarios de la medicina?— Shion asintió apretando los puños —Bueno... Ehh, hace tres días que no tomo las medicinas.

Agachó la cabeza con vergüenza la cabeza pues no se atrevía a mirar a los ojos al peliverde, pensó que lo regañaría y reprendería por gastar así el dinero que tuvo que invertir ahí pero en cambio le sonrió y se acercó más a él.

—¿Las tiraste?— Saga lo miró extrañado.
—¿Eh?
—Las pastillas ¿las tiraste?
—No... Están en mi habitación ¿por qué lo dices?
—Necesito que vayas por ellas y me las traigas, rápido Saga, no hay tiempo que perder.

Con algo de confusión se paró y corrió hasta su habitación disculpándose con Aspros por casi chocar con él en el camino. Escarbó en la funda de su almohada y sacó las pequeñas píldoras, estaba a punto de irse cuando en medio de la cama vio tirado el pequeño papel que encontró el otro día. No supo porqué ni qué lo impulsó a llevárselo a su padre quien lo esperaba con nerviosismo girando la cabeza a todos lados.

—Aquí están.— Extendió las medicinas en la pequeña mesa y miró a Shion —Encontré esto en el suelo el otro día, parece como una fórmula o un acertijo tal vez sirva de algo.

Shion tomó las pastillas y el papel y los guardó en una pequeña bolsa de plástico que llevaba con él que después se echó al bolsillo.

—Ahora cuéntame ¿Qué hay de nuevo? ¿Cómo va el caso Garuda?— preguntó Saga
—En este momento, lo dejé de lado... hay un caso con más urgencia.
—Oh ¿puedo saber que es?— la extraña sonrisa de Shion le dio una extraña sensación de que él tenía algo que ver con eso.
—Pronto lo sabrás pequeño, pronto lo sabrás.

Después de esa extraña platica, Saga le contó todo sobre el taller de control y la divertida anécdota de Aspros, pasó la tarde con su padre algo que le hizo querer poner todo su esfuerzo para curarse y poder salir al campo o al parque de diversiones junto a él y... Aioros. Solo rezaba porque no se olvidara de él.

*^*^*^*^*^*^*^*^*

En la pequeña oficina, Shion hablaba por teléfono con insistencia mientras observaba la pequeña bolsa de plástico donde se encontraba ese extraño papel, al otro lado de la línea una voz se hizo presente.

—¿Hola?
—Parece que lo tenemos.— sonrío con malicia.

Casualidad no tan casual (SagaxAioros)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora