Desde lejos veo el tiempo, corre como ríos llenos de cenizas fundiendo nuestro pasado. El alma, de los que han sido lastimados en esta sangrienta batalla de vida, se desvaneció como hojas de otoño. Los recuerdo, los recuerdos de aquel pasado incierto e insípido, abandonaron el presente, dejando solo la tristeza de una gran soledad.
El espacio invadía poco a poco mi personalidad, dejando solo rastros de lo que fui en vida, poco a poco, me moría.
Ya se dificultaba respirar, pero con el grandioso esfuerzo que me mantenía en vida, me eran útiles para caminan, dando pasos débiles y tranquilos, desde mi ventana pude observar, el largo rastro de humo que los aviones dejaban marcados en el cielo. Mire una vez más, y pude sentir la culpa de aquel odio que una vez pensé sentir.
Camine hacia fuera sin antes tener en cuenta el clima, al abrir la puerta, un fuerte viento hizo que me detuviera por un breve instante, ya ciego, en los últimos momentos, solo quise caminar, hasta ocupar lo poco de razonamiento, en un último momento.
Lentamente caminaba, sin abrigos y poca ropa, paso a paso accedía sobre la nieve que a mi ritmo, iba haciéndome paso sobre ella, pude escuchar los últimos latidos de mi corazón, que agobiaban mis oídos. Rendido, no pude llegar muy lejos, y quedando acostado sobre la espesa nieve, mi mente comenzó apagarse junto con mis pensamientos de último instante.
´´frio, muy frio.¿ Este qué tiempo será?, a pesar de luchar, que mas puedo esperar, frio, frio. Lleno de lamentos y mas olvidos, hojas secas, simulan ser mi orgullo, sobre todo mi respeto, ¿Cuándo fue que mi vida se derrumbo? ¿Cuándo fue que experimente el sentimiento del amor? Oportunidades, las hubo, pero nunca razones. Lástima, lástima que el humano a veces es ciego y sordo, lastima, que la vida tenga un vencimiento. Ese sonido, tuck tuck, es débil, poco a poco de desintegra junto conmigo. Jamás pensé que la vida tenga este precio. Sobre todo, pase de este modo.´´
Con los últimos suspiros me asigne a recordar, en donde dio origen a esta pesadilla, ¿y si tomara otro camino? ¿A qué edad terminaría este cuento?
Todo comienza con un nacimiento, qué bello es nacer, una madre que te ama, y una madre que te sujeta entre brazos y te consuela con cantos de la primera vida.
Padres, los padres, una gran bendición, unos más que otros porque no todos están al mismo nivel.
Recordaba el dulce canto de ellos con una entonada poco desafinada pero tranquilizadora melodía, hacían reposarme sobre una cuna mientras sus voces mostraban que era un producto del amor.
Apenas un bebe, ¿qué otra cosa podía desear?, poco a poco me convertía en un niño mas grande.
A los 4 años, ya era algo rebelde, pero aun sentía el cálido placer de convivir con las personas a quienes amo. Un día, me acuerdo a la perfección, mis padres esperarían por mi hermano menor.
-John, acércate, ven, y siente mi vientre, mira, se mueve-
-¿Qué es?- sentía algo de repulsión.
-es tu hermanito, cuando nazca, será otra persona especial, que será parte de esta familia-
-¿hermanito? ¿Y cómo le pondrías?-
-como lo nombraría- me corrigió. –aun no sé si es niña o niño, ¿Qué quieres que sea?-
-mmm, niño, quiero que sea mi hermanito, mama- algo vergonzoso.
-¿Qué sucede?-
-quiero que de llame Joseph-
-¿joseph? Lindo nombre, pues si es niño, así se llamara-
Como niños pequeños todos esperan una historia feliz, pero esta, termino siendo de decepción.
En la noche que mi madre iba a dar a luz, felices nos dirigimos hacia una clínica, en donde nadie se esperaba, que dos opciones dependerían de un final.
Si el bebe nacía, mi madre moriría, o si no lo contrario la salvaría, pero el niño moriría. Como siempre mi madre pensaba en terceros, jamás trate de comprenderla, muchos menos de recordaba. Esa noche, diciembre 22, mi madre dio origen a un niño casi sin vida. Los presentes en esa gran Azaña, me contaron que mi madre pudo vivir lo suficiente, como para ver a ese niño, y decir con su último aliento.
-hola, Joseph, al parecer no tendrás una madre, pero si un padre y un hermano quienes te acompañen- sonriéndole y tomándolo entre los brazos, lo sujeto con esa mirada que toda madre tienen al dar a luz, luego, pasando al niño a los brazos del doctor, sujeto fuertemente las manos de mi padre y diciéndole. –Gracias, cuídalos- murió.
Días, semanas, incluso años, mi padre se lamento, era poco decir, que ya no éramos nadie sin ella, pero era demasiado, decir que moríamos.
Mi padre no soportaba la idea de vivir sin su único sustento, su amor, y decidió sumergirse un buen tiempo, en el alcohol. Como niño, odioso me sentía, mi padre llegaba de trabajar y yo solo cuidaba al pequeño Joseph, creo que mantuve una figura paterna antes que mi padre. Pero como todo el mundo, la trastesa, se supera. Digamos, que no fue un simple camino, pero poco a poco mi padre se recuperaba.
Un día, luego del trabajo, mi padre se acerco a mí, barbudo y despeinado. Parecía devastado, pero entre lágrimas se animo a decir.
-hijo, lo siento, tanto tiempo ciego, que solo veía el fantasma de tu madre, los deje a un lado, y los abandone, pero ya no más, si tu madre viera lo que hago, se sentiría muy triste e infeliz, hijito, ¿hay tiempo para comenzar de cero?-
Solo era un niño, ¿Cómo podía contestar? En ese instante no contestaría con un simple sí, sino con un cálido abrazo junto con una sonrisa, y decirle, el tiempo lo hacemos nosotros. Pero no fue así, solo ascendí con la cabeza siendo positivo y le dije que Joseph, necesitaba un cambio de pañales.
Resulta que ese mismo día, mi padre se había quedado sin empleo, y sin dinero y con deudas, se dio cuenta que lo que pisaba, era la tierra. Obligados nos vimos a mudarnos, casa pequeña, hermano pequeño, padre pequeño, sobre todo, un espacio en mi corazón más pequeño.
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bajo el cielo azul (yaoi)
Fiksi Remajaes la historia de un niño, que cuenta como va creciendo y atravesando obstáculos de la vida cotidiana.