capitulo 15 cuarta experiencia, desconfianza

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Cuatro días más tarde.

-John, tienes que tomar los antidepresivos, de lo contrario no te podre dar de alta- Frederick me regañaba.

-me hacen dar sueño, no lo seguiré tomando, ya estoy bien- pretendía mostrarme fuerte porque él estaba todo el día detrás de mí. No es agradable tener a una persona detrás de ti, me sentía como un niño, sobre todo porque siempre se fijaba en todo lo que hacía.

-no trates de engañarme, yo soy el doctor, no tu- me pellizco las mejillas como un niño pequeño.

-ya! Déjalo, no me pellizques, no soy un niño-

-entonces demuestra la edad que tienes como adulto- me miro de erre ojo.

-está bien!! Mira, la estoy tomando- tome la pastilla y lo mire desconforme.

-mucho mejor, ahora tengo otros pacientes que atender. Ahh! Me olvidaba, esta tarde de seguro que te daré el alta-

-¿ya podre salir? Magnifico, ya no podre volverte a ver- bromeaba.

-me temo que no, te daré el alta cuando este terminando mi turno, y de paso me enseñaras donde vives- bufe haciéndome el molesto.

‘’ ciertamente cambie, di un giro a mi vida, el niño sentimental que solía ser, había desaparecido junto con lo más importante para mí. Estaba solo, solo contra el mundo, y egoístamente, Frederick era mi peón. ¿Mi peón? Me refiero mas a consuelo, el me ayudaba tierna y sabiondamente, pero algo en mi impedía quererlo, y ese algo, era desconfianza. ¿Si me enamorara de él, como sería la situación? Era mi amigo por el momento, y gracias a él, tuve la oportunidad de vivir nuevamente’’

Ese día, fue la más larga y aburrida de todos, no tenia con que entretenerme ni sabía qué hacer, así que no tuve opción más que acostarme en la camilla y mirar hacia el techo del hospital. De a ratos me paraba y miraba desde la ventana y se me ocurrían sentimientos y formas de expresarme, en ese momento, sentí ganas de escribir por primera vez y contar mis errores, como en un diario íntimo.

‘’bajo este cielo azul, Sereno y tranquilo, note la existencia que nacía en mi ser interior. Incontables sufrimientos me dejaron desvanecer en el pasado, pero fuerza exitosa me guiaron en el hoy. Como cualquier día, note como la vida me daba frutos, como cualquier despedida, notaba como los seres a quien amaba, me regalaban este terrible sufrimiento de agonía.

No los culpo, tuve un poco que ver, si no fuera por mi egoísmo, jamás hubiera sucedido, pero como soy humano  tengo a alguien a quien culpar, a la propia existencia.

Nunca fue mi intención dañar, y dudo que lo allá hacho, pero si mi intención fue mostrar, el inmenso amor que uno puede dar. Con fuerza y tiempo, las cosas cabían, sobre todo la cuidad en donde yo nací, lo malo, es que los cambios que ocurren no son aceptables para mí con el simple hecho de vivir, es lo que me deja sin fuerzas y esperanza, pero… para algo se invento el reloj, para cambiar y que el tiempo pase, sin darme cuenta de lo que estoy y puedo seguir perdiendo, es por eso, que elijo mi pasatiempo, y es el olvido, no, no es el olvido, mi pasatiempo es aprender y dar vuelta a la hojas que todavía no han sido escritas, para luego, seguir dando lo mejor de mi’’

Lentamente sentí como unos pasos pretenciosamente lentos y silenciosos se acercaban hacia mí.

-¿que escribes? ¿Puedo ver?-era Frederick

-no es nada, no, no puedes. ¿Ya puedo irme?-

-está bien, aguarda un momento, iré a cambiarme, así te ayudo y te llevo hasta tu hogar-

-bueno, pero apresúrate, quiero irme ya de este sitio-

Enseguida fue y volvió, yo mientras tomaba mis cosas y me cambiaba para volver a mi hogar. No estaba seguro de volver o no, si regresaba encontraría todo muy vacio y solitario, y si no iba, me tendría que quedar unos días en ese horrendo hospital.

-¿estás listo? Tu solo escribe la dirección en el GPS y yo te llevare- dijo Frederick con paciencia.

-está listo, gracias Frederick-

-no me llames por mi nombre completo, dime Fred-

-está bien… Fred-

Luego de un rato, llegamos a mi casa, pero al querer entrar, la puesta estaba sin llave y vacía. En el suelo, justo en la entrada, se encontraba un cartel que decía que me desalojarían de mi casa, que las normas del acuerdo que había firmado no se habían cumplido al pie de la letra.

-me desalojaron- me deje llevar por el peso de mi cuerpo hasta caer en el sueno. Fred preocupado corrió hacia mí para sujetarme de los brazos y aliviar mi caída.

-¿te encuentras bien?- asustado.

-no, estoy en la calle y esta vez, perdí todo lo importante, recuerdos, y mis cosas- me largue en llanto desesperado sin tener un futuro al cual socorrer.

-no te preocupes, puedes quedarte conmigo por un tiempo, después de todo, simón y yo necesitamos un compañero para no sentirnos solos. Además, piénsalo bien, se lo doloroso que es para ti perder esas cosas de valor, pero, a la vez, es tu gran oportunidad de hacer una vida aparte de la que tenias, un nuevo comienzo puede iniciar en este mismo momento-Fred me consolaba, o eso intentaba, porque a mí me parecía un desperdicio de su tiempo querer hablar conmigo.

-no puedo, por más que intente olvidar el pasado, no puedo dejarlo. Recuerdo sus rostros moribundos, una despedida dolorosa y los cuerpos de quienes me abandonaron pudriéndose. Si en este instante lo olvidara, sería una gran suerte, pero si lo olvidara, sería el ser mas asqueroso de la humanidad- cada vez mi llanto era más tenso, y de nuevo, ese horrible nudo en la garganta me asfixiaba, sin dejarme respirar.

-no lo creo, todos cometemos errores, excepto matar, sería un crimen. Es por eso, no te conviertas el criminal de tu propia vida, solo, deja que te ayuden esos errores a olvidar, no, olvidar esta mas dicho y expresado, a superar y aprender, a esquivar y voltear obstáculos que tienes por delante, piénsalo mejor, eres especial e importante, ponle más valor a la vida, a tu propia vida, y comienza a vivir de verdad-

-Frederick- mis ojos se relucieron como si estuviera al lado de la persona más sabia de todas. –diré que vivo, porque tú me guías-  e inconscientemente lo bese. No lo bese por sentir amor, lo bese más bien por consuelo.

-¿Qué intentas?- me aparto y enseguida me corrí hacia un lado.

-esto… yo… lo siento no quise hacerlo, me deje llevar por la depresión-

-está bien, pero, ¿eres gay?- se limpio los labios con asco.

-lo siento- me incline para que no se enoje.

-no, está bien, si quieres consuelo con mis labios, está bien, yo te los daré por un rato- y tomándome de la nuca me beso dejándome completamente sorprendido.

Luego de un instante nos separamos y me aclaro.

-no te confundas, esto no es lo que parece- y nos marchamos hacia su casa en donde me permitió vivir por un tiempo.

bajo el cielo azul (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora