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Finalmente lo había logrado. Tal y como había jurado en su niñez, mató a su hermano mayor. Había vengado a toda su gente, había completado su objetivo de vida, pero... ¿Ahora qué queda? ¿Valió la pena todo su esfuerzo para llegar a donde está ahora? Mató a su hermano, pero antes de que él diese su último aliento, supo la verdad que se ocultaba dentro de la aldea con respecto al Clan Uchiha. Itachi jamás tuvo la culpa, él no quería hacerlo y además, lo obligaron a unirse a una organización de famosos asesinos con tal de ser un buen topo en beneficio a la aldea que protegió de una Guerra.

A lo largo de su vida sólo había tenido un único objetivo, pero ahora que lo había cumplido ya no sabía qué hacer. No podía regresar a la aldea, por más que quisiese, dado que además de ser un traidor hacia ella, comenzaba a nacer un odio contra la villa por todo lo que le hicieron hacer a su hermano mayor.

Un nuevo objetivo se había hecho para él; Eliminar a todos los que estuvieron involucrados en la destrucción de su Clan y si para eso era necesario sacar a Konoha del mapa, lo haría. Después de todo, ya no tenía nada más que perder.

No tenía más asuntos en ese lugar, por más que le gustaría darle un entierro a su hermano, sabía que los de la aldea vendrían por su cuerpo tarde o temprano. Y sin mirar atrás, abandonó aquel campo de batalla en donde su hermano pereció.

No muy lejos de ese lugar se encontraba una persona escondida detrás de unos pocos arbustos que quedaron intactos después de la pelea. Aquella persona había presenciado aquel acontecimiento y había escuchado la historia de Itachi, cosa que hizo que dentro de sí, naciera un sentimiento de querer ayudar a que esos dos hermanos se reconciliaran, suponiendo que de esa manera, habría un criminal menos en la lista del cual no habría que preocuparse, porque a pesar de ser uno de los más peligrosos, en sus adentros es el más bueno de todos.

Cuando vio al Uchiha menor alejarse de aquel lugar, perdiéndose por completo entre el bosque, decidió finalmente salir de su escondite. Se acercó a toda prisa al cuerpo del ya frío cuerpo del pelinegro, notando sus graves heridas y moretones, además de que sus ojos los mantenía entre abiertos, dejándole en claro que éstos habían perdido por completo su visibilidad. 

Se arrodilló a un lado de él e hizo unos sellos con las manos, provocando que de ellas emanaran un chakra de color verde, las cuales posó una sobre el pecho de él para darle reanimación a su corazón y la otra en los ojos. Ella sabía sobre la enfermedad de la cual él padecía, por lo que dedujo que aparte de poder despertar muy herido, estaría totalmente ciego. No lo permitiría. Pero tenía que ser rápida, no quedaba mucho para que aquel jutsu médico no diera resultados, apenas y lograba pensar en la posibilidad que podría funcionar y por otro lado no.

Concentró aún más su chakra, más de lo que debería hacer pero no tenía otra opción, ¡Estaba trayendo a la vida a una persona!, de todas las cosas estúpidas que ha hecho, ésta se llevaba el premio gordo. Cuando sintió finalmente cansancio fue cuando recibió el primer latido de él, uno tras otro, aunque claramente era de manera lenta. Ahora tenía que curar sus heridas internas, tanto sus costillas rotas como perforaciones, pero ya estaba vivo, era lo importante. 

Estaba agotada, ha utilizado una gran cantidad de energía en todo lo que ha hecho con tal de que él despertara en un buen estado, pero... ¿Qué le diría cuando él finalmente haya cobrado conciencia? ¿"Te he devuelto a la vida para que vivas una vida en paz junto a tu hermano"? Lo dudaba.

Había vuelto su respiración y el color de su piel comenzaba a normalizarse. Ya no podía hacer mucho más por él, estaba cansada. Y sin más, se dejó caer a su lado mientras miraba el cielo gris, preguntándose si habrá hecho bien. Solo esperaba no arrepentirse de lo que estaba haciendo o sería su fin.

✘Bajo tus reglas✘ ItaSakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora