XII

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—No, yo te encontré a tí. —Escuchó una voz detrás de él, haciendo que saltara de la sorpresa, volteandose, encontrándose con una especie de hombre tiburón quien lo miraba con sus intimidantes ojos y su sonrisa perturbadoramente afilada. Para su mala suerte, lo conocía. — Jamás pensé volver a verte, Suigetsu.

—Oh, eres tú. —Dijo sin mas, ahora endureciendo su entrecejo. — No creí que siguieras con vida... Aunque no me hubiera molestado si hubieras muerto.

—¿Qué hacías espiando a esos dos? —Interrogó cambiando drásticamente el tema

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—¿Qué hacías espiando a esos dos? —Interrogó cambiando drásticamente el tema.

—Mi trabajo. —Contestó, pasando por un lado de él. Kisame iba a hablar, pero la voz que salía de aquel dispositivo que traía puesto el peli blanco le llamó la atención.

—Estaré ahí mañana, asegúrate de que no se den cuenta de que los estás vigilando.

—Demasiado tarde. —Se apresuró a decir. — Fuí pillado por el hombre pez, no tendré de otra que exterminarlo para que no vaya con la noticia. Y por cierto... —Se rió. — Te llevarás una gran sorpresa que seguro hará que te caigas de espalda.

—¿De qué se trata? —Cuestionó ya de mal humor.

—Lo verás con tus propios ojos cuando lo veas. —Volvió a reír mientras sacaba su espada, Kubikiribōchō, y se posicionaba en forma de ataque. Kisame simplemente lo observo con una maquiavélica sonrisa.

—Ésto será interesante...

Por otro lado, el Uzumaki estaba desesperado por ver a su amiga, ver que estaba asalvo de esos asesinos y que no haya sido demasiado tarde para rescatarla

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Por otro lado, el Uzumaki estaba desesperado por ver a su amiga, ver que estaba asalvo de esos asesinos y que no haya sido demasiado tarde para rescatarla.

Iba de camino al país del agua. Había escuchado que hace varios días atrás habían llegado dos tipos muy extraños y que en los brazos de uno, traían a una chica peli rosa, que al parecer era de la aldea oculta entre las hojas, pues antes de subirse al barco, habían visto su banda en el cabello. En definitiva esa era su amiga. Decidió preguntar hacia donde se dirigía ese barco y le habían dicho que a Kirigakure.

Y ahora estaba ahí, a tan solo un par de kilómetros de donde tenían a la oji jade. Ahora solo debía encontrarla en la isla, cosa que no será difícil si hacia mas de cien clones. Estaba totalmente decidido en encontrarla y llevarla nuevamente a la villa. Pero antes que nada, debía preguntarle el por qué hizo lo que hizo.

✘Bajo tus reglas✘ ItaSakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora