Capítulo 3: Jean

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Emilie abrió los ojos encontrándose con su pieza completamente iluminada por la luz de la mañana. Giró tapándose la cabeza con la almohada al tiempo que refunfuñaba. Mantuvo su postura por unos segundos, pero, al recordar que había dormido nuevamente con su amigo a su lado se levantó apresurada.

— ¿Tienes que ir a algún lugar? — Alex observó a Emilie desde la ventana y ella cuando volteó a verlo se sonrojó al darse cuenta que se encontraba sin su camisa.

— Pensé que te habías ido. — La chica tartamudeó al tiempo que desviaba la mirada. — ¿Por qué estás sin tu camisa? Vuelve a vestirte.

— No me iría de tú lado. Lo sabes bien. Y simplemente fue porque quise. — Emilie vio de reojo como Alex sonreía entretenido y volvió a vestir su camisa pero sin abotonarla. Caminó hacía Emilie lentamente y la rodeó. Ésta al sentir el cuerpo de Alex tan cálido intentó escapar. — ¿Por qué tienes vergüenza? No soy el primer chico que ves sin camisa... eso creo. — Alex levantó con su dedo índice el rostro de Emilie para observarla a los ojos, no le gustaba que escondiera su mirada, ya que así no podía leer sus emociones.

— Si eres...el primer chico al cual veo sin camisa. — Tartamudeó Emilie, nerviosa. Ella no podía observarlo a los ojos sin poder ver en ese verde encendido.

— ¿Acaso tú nunca con tu ex novio...?— Negó con la cabeza y se calló, el chico prefería no hablarle del tema a Emilie.

— No, nunca. — Emilie frunció el ceño. Ella en ese entonces quería darle su virginidad a Nicolás, porque sería el "mayor regalo" que podría darle, pero, después del daño que Nicolás le hizo, se arrepiente de haber pensado en esa locura.

Alexander miró a Emilie brevemente.

— Emi... Jean quiere hablar con Elizabeth...— Alexander susurró con algo de temor por la respuesta que la chica podría darle. — ¿Sabes cómo dejarla pasar?

— ¿Dejarla pasar? ¿A qué te refieres? — La chica observó con desconfianza el rostro del chico. —  ¿Y porque quieren hablar?

— Para dejarla salir solo tienes que cerrar tus ojos y respirar hondo. — Al ver la cara molesta de la chica al no haber tenido respuesta, Alex suspiro e hizo un gesto de enfado. — Solo déjala salir... Jean solo quiere hablar con ella.

— Ella no quiere salir. — Sentenció Emilie, olvidando que Elizabeth igualmente se encontraba allí.

— Mentirosa. — Elizabeth estaba sentada en la cama, dentro del espejo y observaba con el ceño fruncido a Emilie. Ésta era la primera vez que Elizabeth hablaba directamente cuando había alguien más.

— Está bien, te dejare salir, pero promete que no harán nada. — Emilie suspiró y miró a Elizabeth en el espejo con algo de reproche.

— No haré nada y de todas formas es tu cuerpo, no puedo dejar que Jean te quite tu virtud...—Elizabeth rió. Emilie solo permanecía callada y sonrojada, intentando de no empezar un conflicto con Elizabeth.

Alex se alejó de las chicas, se acercó al balcón y se sentó reposando la cabeza en sus brazos, que yacían encima de sus piernas. Emilie solo se sentó en la cama y respiró hondo, tal y como dijo su Alex.

Sentí como "entre" al lugar más profundo mí cuerpo y junto con la sensación, abrí los ojos nuevamente. No sabía realmente donde me encontraba, miré alrededor pero estaba todo oscuro, sólo lograba observar muy limitadamente. Había una silla y una cama, ambas de apariencia antigua. Volví a pestañear repetidas veces, enfoqué la vista y con dificultad pude ver como mi cuerpo caminaba hacia el ventanal; sin embargo yo no era quien lo controlaba. Intenté hablar, pero las palabras no salieron de mis labios. No podía controlar mi propio cuerpo.

Alma EclipsadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora