Hora 2:48 pm
Cuando llegué a la costa, entré en la parada de barcos y hablé con el dependiente. Le pregunté sobre la isla a la que iba. Aunque antes de que me atendiera estaba hablando en chino con un repartidor o algo así. Él me entendió y me dijo que mi barco era el número diecinueve. Salí fuera, y paseaba sobre la madera buscando entre barco y barco cuál era el diecinueve. El cielo se veía despejado y cada barco era de un tamaño, pero de colores muy parecidos, azules. No eran barcos de crucero ni mucho menos. Ya había visto barcos así de pequeños en los que llevaban máximo a treinta personas.
-¿Hello?...- dije cerca del barco al que tenía que subir, para ver si salía alguien.
-Hmmm...-dijo un señor viejo -¿Qué ocurre?- me preguntó en su idioma, por lo que no entendía qué me decía. Yo tenía un buen nivel de inglés, en cuanto a vocabulario me costaban algunas palabras, pero podía moverme sin dificultad.
-Perdóneme, no entiendo, ¿no habla inglés?
-Oh si, eres de fuera- me contestó.- bien, pasa pasa -subí las pequeñas escaleras que se colocaban por fuera del barco, y cuando pisé sentí como si flotara, no estaba muy estable. Nunca había ido en barco aunque tampoco le temía, pero me daba impresión.
-¿Quieres un poco?- me preguntó enseñándome su botella de alcohol.
-Ehm, no gracias, no bebo.
-Muy bien- y se puso a beber -Hoy sois pocos pasajeros. Ve y coge camarote, tenemos ocho. Deja tu equipaje y disfruta del mar.
Me fuí y dejé mis maletas sobre la cama, el camarote era muy estrecho, porque si no no cabría más gente. Salí a mirar cómo navegábamos sobre las suaves olas, que si bajabas la mirada, veías espuma blanca que dejaba un rastro de ella tras nosotros. Un marinero a bordo me dijo que estaríamos enseguida, enseguida se supone que es un día. Un día sin descanso me parecía bastante pero no son quién para decirles nada al respecto. Los demás viajeros irían de turismo, como cuando mi madre fué de luna de miel.
Yo miraba las vistas del mar, peces blncos saltaban sobre el agua, y caían formando un arco, tenían unas aletas que parecían alas y eran espectaculares. Me puse a intentar dibujarlos. No iba a estar todo el día dibujando, me iría a descansar sobre la cama. Me acomodé y acabé dormido del todo.
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Hora 8:38 am
-¡Levántate!¡Rápido!- gritaba alarmado un tripulante, que yo al escucharlo me desperté de inmediato
-Qué...-dije aún dormido.
Derepente me caigo de la cama al suelo -Ahhg duele- noté que el barco se tambaleaba sin parar. Salí afuera y ¡había una tormenta! los truenos resonaban fuerte, el mar soplaba agitado y chocaba contra nuestro barco.
-¡Esta tormenta nos ha cogido por sorpresa! Pero segimos adelante, ¡por si lo necesitas coge ese salva vidas!- me dijo el mismo intentando calmarme y señalando el bote.
Fuí corriendo a por mis maletas y las metí conmigo en el bote salvavidas. La tormenta parecía que no iba a cesar.
De pronto...se escucha un estruendo y una ola de mar golpea fuerte el barco, haciendo que el bote chocara contra en barco, me apuré en quitar las cuerdas que lo sujetaban con el tripulante que había venido a ayudarme. Caí al agua, las olas me empujaban pero eran demasiado grandes y una se me avalanzó encima, haciendo que el bote casi se rompiera, gritaba '¡me he caído, ayuda!', pero nadie me escuchaba, fué una reacción involuntaria, pues era imposible que me escucharan con el ruido del cielo gris, robusto y de las olas que rugían como cocodrilos.
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•Harvest Moon•Historia perdida
FantasyKenji es un chico de 20 años con un sueño, vivir cuidando su entorno. Tendrá que trabajar duro para conseguir una buena vida no solo para él, si no para toda una comunidad de personas, y para la misma tierra que pisa. Al largo del viaje se encuentra...