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Me fui a trabajar. De vuelta me encontré con la camioneta, unavez en el valle, y pasé por su lado en lo que me pitó y me acerqué.

-Hey Kenji, voy a llevarte la cocina. Sube a mi lado- me dijo Karen que fué una sorpresa para mi verla conducir. Yo subí y me puse a su lado.

-En cuanto al transporte, ¿no creéis que contaminará un poco?

-En abundancia de vegetación y un solo transporte que además funciona con aceite y agua y no gasolina, contaminación: cero- me mira sonriente un segundo y vuelve a mirar al frente.

-Aceite y agua.

-Si, agua de mar.

-Claro, aquí no hay interés de comerciar con petróleo porque solo tenéis una camioneta.

-Ahí tienes. Saibara el herrero con su uso de carbón para hacer fuego, podría contaminar, si se tratara de una ciudad. Pero la naturaleza lo coge todo. En nuestra Ciudad ya han intentado comerciar con otras cosas, pero nos hemos negado rotundamente, proponían cosas muy locas.

-¿Como qué?

-Como la tala de árboles, o hacer una pequeña fábrica de minerales y joyas para ellos. Usando excusa de que "daría trabajo a las personas"- aprieta las manos en el volante y las abre sofocada e indignada- ¿Te lo puedes creer? Como si la gente no pudiéramos tener trabajos mucho mejores, hay que joderse.
Karen tiene gracia cuando habla, se le ve una persona fuerte y confiada.
Ya estábamos en mi casa. Nos bajamos del transporte los dos.

-Y...¿has venido tu sola para todo este trabajo?

-Sep, Wally es el repartidor del supermdrcado, pero hoy tenía el día libre. No te preocupes- abre el maletero -Con una carretilla y mis músculos me apaño- se mete adentro, cogía la carretilla, la dejaba cerca de una encimera, levantaba un poco la encimera y con el pie acercaba la carretilla para que la cogiera de abajo. Tenía que poner la mano en una esquina de la encimera y levantar con la otra de la carretilla ayudándose del pie -hey Kenji, ayúdame y pon esa rampa de ahí.
Me subí a la camioneta y en el suelo había un "doblesuelo" que sería la rampa.

-Coge del extremo y solo abre- hago lo que dice y poco a poco la dejo caer hasta el suelo -Bien, esta es la parte, la parte en la que no tengo que matarme- con la carretilla y la carga encima sujetándola, intenta bajar, voy y cojo de abajo de la carretilla para evitar que se estampe de morros -Fiu, ¡así es mucho más fácil! Gracias.

La ayudé así con todos los muebles, entrando y saliendo de casa, colocándolos ya cómo quería que quedasen.

-Muchas gracias Karen.

-Gracias a ti, es mi trabajo.

-Pero es lo que he comprado.

-Pero me lo has comprado a mi.

-Pero seguro que ese dinero no va solo para ti.

-Pero si una parte.

-Pero al ser pequeña no será proporcional a tu trabajo.

-¿Y si sí?

-Bueno no lo sé.

-Pues si.

-Bueno gracias.

-¡Gracias a ti!

-¡Vale de nada!

Karen estaba riéndose a carcajadas y no pude evitar reír también. Se despidió y se fué. Se me había olvidado preguntarle la edad, me surgió la pregunta en cuanto me subí a la camioneta.
Cuando comí y lavé los platos, me puse a descanar y a leerme el libro de las plantas. Si cogía estas plantas y las usaba como alimento, podían ayudarme en el trabajo en cuanto al cansancio y demás. Se ve que estas plantas solo crecen en estas islas, y sobretodo en el valle, y se comercializan poco, las empresas de otros países no hablan de ellas para que de este modo no se abuse de ellas y poder mantener el equilibrio de la producción. Probablemente si siendo tantas personas todos tuviéramos disposición a este tipo de curación, necesitaríamos un planeta más grande. Es como traer una parte de magia al mundo. Realmente me pregunto si fuéramos muchas menos personas si podríamos vivir todos en buenas condiciones.

Esta tarde la dediqué a irme a la zona de la mina a coger todas las plantas que encontrara, y a coger de paso unos cuantos Gurdes. Me volví y en el camino me encontré a Celia volviendo a casa.

-Buenas Kenji, ¿qué tal?

-Bien, vengo de recoger plantas.

-Qué bien. Porcierto, para la cosecha cuando salgan sus frutos vas a necesitar algún pesticida. Yo compro uno en Ciudad Mineral muy bueno, tienen dos tipos pero va más al gusto... Están hechos con ingredientes como vinagre que ahuyenta a todo tipo de bichos, a las abejas también...pero si no lo hiciera no tendríamos verduras. De todos modos siempre tienen los árboles frutales y las flores del valle, que crecen tantas en primavera...

-Qué bien, no conocía pesticidas así, cuando mis verduras florezcan iré a comprarlo. Gracias Celia.

-Ya te dije que estaba para ayudarte y es un placer. Me voy a casa, tengo que limpiar. Nos vemos.

De vuelta a casa me encontré con dos niños jugando a la pelota, eran Ugh y una niña, y el balón se les escapó rodando hasta mi.

-¡Hey Kenji, pasa la pelota!- me dijo el niño rubio de ojos azules, que tenía una tirita en la mejilla izquierda. Yo me acerqué a ellos.

-¿Hey, quién eres tú?- dijo la niña. Tenía un rostro desafiante con unos ojos oscuros y la cara pecosa, llevaba dos trenzas y un vestidito azul agrisado.

-¿No lo sabes Kate? Seguro que tu padre lo sabe, no te enteras.

-Oye, no es mi culpa que todos menos yo marujeeis.

-¡No es marujear, es que una noticia tan buena como un extranjero llega enseguida a oídos de todos!

-Que si, bueno, yo soy Kate, así que Kenji. ¿De dónde vienes? ¿En tu país hay mucha gente?

-Pues vengo de España, y si, hay mucha gente distinta.

-¿Pero en Espania se habla Espanis?

-Se habla Español- claro, aquí la gente habla inglés y no tiene mucha idea de geografía.

-Algún día iré de viaje a sitios como Espania, cuando sea mayor y tenga mucho dinero.

-Pues a mi me gusta estar aquí- dijo Ugh.

-Porque a los tontos no les permiten viajar- Ugh se molesta.

-¡Que no soy tonto!- coge la pelota - a ver si me la quitas, hala- él corre y ella lo persigue.

Me fuí al sur de la isla a la parte izquierda a visitar a los hermanos pirotécnicos. Hablé un rato con Kassey y Patrick, que se distinguen por el color de sus petos, azul y verde, respectivamente. Me dijeron que trabajan con explosivos y luz, han ayudado en proyectos de minería y festividades. Son simpáticos, Patrick más que Kassey, que se ve que es más serio, pero siguen viéndose idénticos. Al salir me encontré con un hombre de piel oscura con una cresta rubia y un rostro incluso intimidante, que estaba haciendo una escultura, era Cody, un artista independiente. Se dedicaba a hacer figuras y esculturas diferentes, y las vendía aquí o en la ciudad, con ese dinero le daba para comer y lo necesario, ya que lo que más le llenaba era hacer esculturas. Usaba madera, piedra, hierro y algunos metales más difíciles de conseguir. Le acabé comprando una que llamó mi atención, no sabía decir qué era porque no era nada en concreto, era la idea de algo y era atrayente. En el lago me quedé mirando los peces, tan grandes como tan pequeños que los había, nadando tranquilamente, otros pareciese como si jugaran. Nami estaba ahí, junto a Gustaf, un amigo cercano de Nami con el que siempre quedaban en este lago a la misma hora. Gustaf es un músico y se gana la vida de ello, de un royo muy hippie pero diferente, con un sombrero estilo brujo color verde, gafas de sol redondas y un traje boho con flecos, cómodo y marrón. Llevaba el pelo largo y se ponía a tocar la guitarra, Nami estaba al lado mío y mantenia una expresión con la que te explicaba su amor hacia el aire que respiraba, y mirando a las nubes, eran las mantas del cielo que arropaban mis ojos. Mamá, estoy en un lugar misterioso y hermoso, los árboles me susurran, las plantas me dan la vida. Unos espíritus del bosque son los prtectores de estas tierras. Si mamá, estoy en casa.

•Harvest Moon•Historia perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora