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Hoy me sentía bien, animado. Me lancé sobre el heno a revolcarme, y acabé empastrado...así que me cambié. Me reía sin parar. Si, estoy muy bien, soy feliz. Tenía ganas de hacerle una broma a alguien, y de inmediato pensé en el timbre. El timbre de la posada del valle. Me puse delante del mostrador, toqué el timbre y me agaché para esconderme. *Mm...no aparece nadie...* Espero por dos minutos. Entonces me levanto y me pongo a tocar el timbre varias veces para escuchar su agudo sonido. Hace mucho que no escucho un instrumento. Bueno, si el de las herramientas golpear el suelo y las rocas.

-Ahhg! Qué molesto!- Nami sale de la cocina y pego un salto enorme...Me quedo atemorizado, Nami se acerca al mostrador molesta -Qué fastidio, ¡has arruinado mi comida!

-Lo-lo siento mucho, tendría que haber pensado que estaríais trabajando...

-Ahhh...está bien...- yo no sabía muy bien qué más decir...venía para gastar una broma, me gusta dar pequeños sustos a la gente. Nunca lo había hecho con otras personas, solo con mi hermana y mi madre. Tenía miedo de que si se lo hacía a mis amigos les acabara cansando o acabaran teniéndome asco.

-¿Dónde está Ruby?

-¿Ruby? Tenía algunos recados así que estoy sola...¿Quieres algo?

-Yo...- ¿qué digo? -Venía a quedarme esta noche- ella de repente se pone a reír ligeramente.

-¿Hablas en serio? Vives en el valle...- yo la miro mientras doy golpecitos con el dedo índice sobre la mesa -Estás bromeando, tranquilo no estoy enfadada con que timbraras- me siento aliviado -Ruby me cuida mucho, así que lo menos que puedo hacer es atender aquí. Bueno, es raro tener un visitante. Tómate tu tiempo.

Nami es una persona con carácter, pero no es malo, si eres amable y comprensiva como ella. Es trabajadora y piensa en los demás. Me pregunto qué es de su vida. Hablando de gente, me gustaría ir a ver a Vesta, Celia y Marlin. El atardecer era naranja, caía sobre los árboles de primavera, casi quietos. La tienda de Vesta estaba encendida.

-¡Hey, Kenji!- dijo celia quitando la vista de las cajas que tapaba -¡Bienvenido! 

-¡Bienvenido!- dijo Vesta desde el mostrador.

-¿Qué tal va la cosecha?

-¡Pues ahora mismo estábamos pensando en el invernadero de Takakura, nos lo regaló hace dos días y hemos empezado un cultivo ahí!- dijo Vesta ilusionada. En cuestión de un segundo se escucha la puerta y se acerca a nosotros Murrey.

-Hey, Murrey- le dice Celia.

-¿Que pasa?- preguntándole Vesta y poniendo los brazos sobre la mesa.

-He venido a comprar lo de siempre, moi.

-Ah, ¿lo de siempre eh? Celia, ¿puedes sacarle?

-¡Claro!- ella anda hasta las cajas grandes y de una sacara algo envuelto en un trapo. Con esto en la mano regresa y se posa enfrente del mendigo -Aquí tienes.

-Gracias- este le sonríe -Bueno, ya me voy moi- da la vuelta caminando con las piernas abiertas y contento y sale de la habitación.

Yo volteo a mirar a Celia y Vesta en busca de una explicación.

-Aveces Murrey nos ayuda con los frutos. Es decir, los que salen más pachuchos los guardamos para dárselos cuando los necesita y evitar tirarlos o que se pongan malos.

-Entiendo...

-A este hombre le va bastante mal- interfiere Vesta -¡Deberías ayudarle!

-Cierto.

-Es más, nosotras ya le hemos contratado para que se encargue de ahuyentar insectos de la cosecha. Parece que le gusta- dice sonriente Celia.

-Me dijeron que no le gusta trabajar.

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⏰ Última actualización: Jan 08, 2020 ⏰

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