Aitor R (Furry/Yaoi)

7. La Realidad De las Cosas.

Narra Aitor.

—¡Porque me gustas Aitor, solo por eso! —gritó el dragón una vez levantó.

Me hubiera asombrado de no ser porque ya lo sabía desde hace unas semanas atrás, sin embargo fingí estarlo, ¿Qué más podía hacer en esta situación?

—¿Qué?, O sea ¿Cómo?, No entiendo —dije aparentando sorpresa.
—Yo tampoco lo sé, simplemente empecé a sentir algo por ti, Dios, esto es tan vergonzoso... —comentó apenado.
—Pero ¿por qué?, Quiero decir, casi no hablamos, no me conoces, no veo razón alguna como para que te hayas enamorado de mí —dije escéptico.
—El amor es raro Aitor, cuando menos te lo esperas, te enamoras y no te importa si conoces ó no a la fursona, solo quieres estar con él —dijo y se acercó a mi.
—¿Qué haces? —pregunté extrañado y un poco alarmado.
—Déjame quererte, dame la oportunidad —respondió aquel dragón demasiado cerca de mí.

Antes de que hiciera algo más, con mi mano lo alejé y le miré fríamente.

—Por si no te has dado cuenta, actualmente tengo pareja así que te pido respetes mi relación, tú no me gustas y punto —dije algo cruel pero era la verdad.

El dragón solo se dio la vuelta cabizbajo y suspiró.

—Lo siento Aitor, no quería incomodarte —dijo triste para irse a su habitación.

Yo también suspiré y estaba apunto de irme a mi habitación, antes de eso miré el comedor, ahí seguían los platos con comida, decidí terminar el mío y guardar el de Ernesto, me dispuse a limpiar un poco y una vez acabé entré a mi nueva habitación, era más grande que la anterior, tenía una pequeña estantería, un sillón, un mueble, una mesita de noche, solo me faltaba mirar el baño, así que le eché un pequeño vistazo, había una tina de baño, era muy grande a comparación de mi anterior cuarto, tenía que usarla si o si, entonces volví a mi cama y me recosté. Tenía que admitir que en cuanto a comodidad había sido una buena elección el cambiarme, sin embargo aún quedaba un detalle; Ernesto quien al parecer está enamorado de mí. Me sentía mal por él, aunque esperaba que mis palabras hicieran que el dejara de quererme un poco.

«¿Será que fui muy cruel con él?»

Antes de dormir hice algo de tarea en un escritorio al fondo de la habitación y en cuanto toqué la cama me quedé dormido. Al día siguiente cuando desperté había decidido tratar de estar lo menos en casa, al menos mientras que Ernesto pasaba por esta situación, mi plan era salir más y estar menos en casa. Como pude me arregle y salí de mi habitación, no sin antes mirar sí Ernesto se encontraba por ahí, para mí suerte él no estaba ahí, caminé cuidadosamente hasta la entrada, cuando entonces.

—¿A dónde vas tan temprano Aitor? —preguntó Ernesto tras de mí.
—Pensaba ir a caminar un poco —respondí serio.
—¿Ya haz almorzado? —preguntó.
—No, pero pienso ir a la cafetería, si eso es problema —respondí.
—No, quédate, prepararé algo —dijo y se dio la vuelta.
—Pero ya iba a salir —protesté.
—Es solo un almuerzo Aitor, después podrás irte —comentó.
—Agh, está bien —dije resignado y me senté en el comedor.

Ernesto no perdió el tiempo y se puso ha cocinar, abrió su frigorífico y pude notar una gran cantidad de provisiones/comida, ciertamente estaba más abastecido que mi anterior departamento. Yo me embobé admirando el tamaño del departamento, entonces Ernesto llamó mi atención dejando una bandeja en mi lugar.

—Espero que te guste —dijo y se sentó en frente de mí.

El dragón había preparado unos cuantos panes con mantequilla, jugo de naranja y huevos con tocino, un desayuno demasiado clásico y balanceado a mi parecer.