13. Oportunidad.

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Narra Aitor.

—Mucho gusto ustedes dos, mi nombre es Aarón —dijo aquel oso vestido formalmente.

Aquel oso parecía ser alguien interesante, aunque también sentía cierta nostalgia viniendo de él,  como sí lo hubiera conocido antes, eso es imposible, ¿No?

—Mucho gusto Aarón —dije y acerqué mi mano para saludarlo más formalmente.

El oso aceptó mi mano y la estrechó firmemente, al igual que con Alex.

—Bueno chicos tengo que irme, ojalá nos veamos después —comentó el oso para retirarse a paso apresurado.

Alex y yo lo despedimos agitando la mano en el aire mientras él se alejaba para luego mirarnos a la cara y reír.

—Muy guapo ¿verdad? —preguntó el leopardo en tono juguetón.
—Jajaja, pero ¿Qué dices?, lo acabamos de conocer, aparte, aún tengo que lidiar con José como para estar con alguien más —respondí algo sonrojado.
—Tienes razón, aunque ambos son muy guapos eh, te envidio Aitor —comentó el leopardo y rio.
—No es mi culpa, ni yo sé que es lo que hago, mi maldición, mi bendición —dije.
—Quizás sea raro, pero no pienses en eso ahora, aun hay mucho que ver en el campus —dijo el leopardo entusiasta.
—Si, seguro que hay otros lugares interesantes —dije y seguí al leopardo por todo el campus.

Habían pasado unas cuantas horas, Alex y yo habíamos acabado de recorrer todo el campus, estábamos un poco cansados pero decidimos ir a la cafetería a comer algo, en las mesas había un menú electrónico, debías seleccionar que es lo que ibas a comer y minutos después unas meseras te lo llevaban a tu mesa, ciertamente así se evitaba mucho desorden a la hora de ordenar comida.

(Nota del autor: ahora que lo pienso, sería una idea milenaria, ¿Apoco no?)

Nos sentamos y ambos ordenamos, yo pedí una hamburguesa con papas fritas y Alex una ensalada con unos cuantos nuggets, platicamos un poco de la nueva escuela y las carreras que había para estudiar, yo aún seguía sin saber que carrera me gustaría estudiar, lo bueno que todavía tenia tiempo para pensarlo, el primer semestre suele ser para recuperar lo aprendido en la antigua escuela y ya el siguiente es con base a la carrera que hayas elegido. Al terminar ambos pagamos y nos dirigimos a la habitación, había sido un día agotador para ambos al parecer y quizás más para mi emocionalmente, sin embargo no era la gran cosa, de alguna manera sentía que en una vida pasada había sufrido cosas peores. Terminé de mover unas cosas, Alex estaba escribiendo algo, decidí no molestarlo y sigilosamente salí de la habitación, una vez cerré la puerta, lancé un suspiro y me disponía a caminar cuando una mano me tomó del hombro, asustándome un poco.

—¡Ah! —grité ante el tacto repentino e inesperado.
—Jajaja, perdona —era José.
—José, no vuelvas a hacer eso... —dije tratando de calmarme.
—Jajaja, tranquilo, no lo volveré a hacer —dijo y esbozó una sonrisa.
—Bueno... ¿Qué necesitas? —pregunté.
—Venía a buscarte, quería que me acompañaras a un lugar —respondió con su misma sonrisa en la cara.
—Oh, bueno, no tengo mucho que hacer y no quería interrumpir a mi compañero de habitación, creo que puedo ir —comenté no tan seguro.
—Vamos, no será nada feo, te prometo que no volverá a pasar... Lo de la otra escuela —dijo con un poco de dolor al parecer.
—Está bien —dibujé una débil sonrisa en mi rostro.

Caminamos por el largo pasillo, él se veía más tranquilo de lo normal, aunque yo podía sentir que había algo que lo perturbaba, no quería indagar nada hasta llegar a donde sea que él me estuviera llevando, miré el cielo, el sol empezaba a ocultarse poco a poco, los débiles rayos del ocaso se reflejaban en algunas ventanas del edificio principal, el cielo se tornó color naranja para indicar el atardecer, mientras yo seguí caminando detrás de José. Llegamos a una zona a la que al parecer no había visitado hace unas horas con Alex, era una explanada con varios árboles parecido a un gran jardín, el césped estaba cortado muy cuidadosamente y se podía percibir una suave brisa, una vez dentro del jardín, el rinoceronte se sentó en el césped y me miró con una sonrisa, yo también me senté y lo miré fijamente.

—No había venido a este lugar, me gusta —comenté mirando alrededor.
—¿Verdad que si?, Yo también, en cuanto lo vi supe que sería agradable pasar un rato por aquí —dijo tocando el césped.
—Si, bueno... Supongo que querías hablar conmigo ¿no? —pregunté tratando de disimular mi leve nerviosismo.
—Si, es verdad, mira —me tomó de las manos— sé que para ti es difícil verme de la manera que antes lo hacías, y que probablemente ya no sientas lo mismo que en ese entonces, también sé que soy un estúpido y que puede que me merezca tu odio o indiferencia, pero yo realmente quiero arreglar las cosas, quiero que me mires de la misma manera de antes, quiero volver a enamorarte y que me ames así como yo te amo.

Sus palabras, si bien tocaban varios puntos sensibles de mi, me hacían ver otra cara de él, esa cara que quería remediar las cosas, ahora sabía que él era consciente de cómo me sentía, había sido tan desconsiderado como para notar eso. Tardé un momento en articular las palabras en mi mente, tenía que darle la oportunidad sí es que su amor es verdadero.

—Estoy dispuesto a darte otra oportunidad para que me enamores de nuevo —dije sonriendo.
—¿Es enserio? —preguntó él asombrado.
—Si, creo que sí sabes cómo me siento actualmente, debería dejar que me ayudes a cambiar eso —respondí.
—Gracias Aitor, no me equivoqué aquella vez que te miraba mientras caminabas, sabía que tu serías por quien más valdría la pena luchar para conseguir todo de ti —comentó con un tono que me hizo sentir algunas mariposas en el estómago.
—No digas eso, solo soy otra fursona en este mundo, no es para tanto —dije sonrojado.
—No eres solo eso, estoy seguro que cualquiera que esté contigo estaría más que feliz de que existieras —dijo y se acercó a mí para besar mi mejilla.

Mi rostro ardía, no dejábamos de vernos a los ojos, me estaba perdiendo en su mirada, recordando como era todo antes de lo que pasó, él solo me abrazó y se acostó en el césped conmigo en su pecho, acariciaba lentamente mi cabello y yo solo me limitaba a escuchar su corazón. Así duramos un rato, volvía a sentir bienestar, varias luminarias de la zona comenzaron a encenderse y el frío se hizo presente, ambos nos levantamos y caminamos de vuelta a los departamentos, una vez que José me dejó afuera de mi habitación me dio un pequeño beso y se despidió de mí para después perderse en el pasillo. Entré en la habitación, Alex ya estaba dormido, me acomodé en mi cama y cerré los ojos, me sentía feliz en parte, aunque aún tenía un poco de des-encanto en mi corazón, no quería pensar en eso y perder el sueño, me concentré en otras cosas para después de unos minutos, caer dormido. Horas más tarde ya había despertado, me encontraba en el lavabo cepillando mis dientes, el ruido de alguien tocando la puerta me llamó la atención y me apresuré en terminar para ir a abrir, las probabilidades me decían que sería José, después de lo que había pasado, no me sorprendería sí el se pasa por aquí más a menudo. Al abrir la puerta pude ver al oso de ayer, estaba vestido con una musculosa negra que remarcaba parte de su abdomen y pectorales, aparte de unos shorts un tanto largos, me quedé embobado un momento hasta que recordé que él estaba enfrente de mí.

—Aarón, buenos días, ¿Qué te trae por aquí? —pregunté con cierto asombro.
—Pues, estuve buscando tu habitación por un rato jaja, más bien te estaba buscando —respondió sonriendo.
—¿Estabas buscándome? —pregunté algo incrédulo.

El oso acomodó un poco su cabello y con una sonrisa respondió.

—Sí, quería invitarte a desayunar.

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Aquí nuevo capítulo, espero les guste y perdón por la tardanza, como dije y sí es que no lo vieron xD, estoy de vacaciones y me fui a la playa unos días, por eso no había señal de mi, pero ya volví y vamos a continuar con Aitor R. Comenten y Voten plox.

Los quiere
MadSoul345.

Aitor R (Furry/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora