5. Extraña Sensación.

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Narra Aitor.

Antes de llegar a mi escondite, miré para asegurarme que no hubiera nadie ahí y para mí suerte estaba vacío, me acerqué y me senté a mirar un poco el paisaje, entonces saqué mi libro y me puse a leer. Al menos pude estar unos minutos de paz hasta que miré el reloj, estaba por empezar la clase, recogí mis cosas y me dispuse a ir a mi salón, decidí tomar el mismo camino que hace unos días; por las canchas deportivas. Mientras caminaba por ahí pude ver que allí estaba Kevin jugando, sentí un pequeño dolor en mi pecho que traté de ignorar y seguí caminando, al parecer él se percató de mi presencia y en un instante se detuvo y me miró desde lejos, no pude reconocer la expresión en su rostro, con la mirada al frente y seguí mi camino. Tenía que admitir que me dolía la actitud que él había tomado al enterarse de mi sexualidad, quiero decir, fueron varios años conviviendo con él, compartiendo departamento, pensé que sería más comprensivo conmigo por la misma razón, aunque bueno, bien dicen que uno no termina de conocer del todo a la gente.

Entonces finalmente llegué a mi salón, más temprano de lo usual al parecer, fui a mi asiento y me senté, esperé unos minutos cuando las demás fursonas empezaron a entrar, varios de éstos me miraban como era costumbre, me era algo incómodo hasta que llegué al punto de poder ignorarlos y una de las forma que más me gustaba hacer era mirar por la ventana. Luego de un rato llegó Ernesto también me miró y al chocar miradas, pude ver cómo se ponía rojo, yo ladee la cabeza aún extrañado por el hecho, no tardó mucho hasta que el profesor llegó y empezó la clase, mientras transcurría el tiempo veía a algunos de mis compañeros mirarme y murmurar cosas.

«¿Kevin les habrá dicho algo?»

Sentía un poco de preocupación, el resto de las horas transcurrió con normalidad, aunque tenía esa leve incertidumbre pero no podía preguntar nada, si era un rumor, solo lo estaría confirmando. Mis clases se habían acabado por el día, al finalizar la clase el profesor me entregó una carta de la dirección donde me comentaban lo de mi cambio de habitación y que seguían en espera de encontrar una nueva para mi, la leí con detenimiento y agradecí al profesor antes de salir.

Justo iba saliendo cuando escuché una voz familiar.

—Hey Aitor, te estaba esperando —era José a un lado de la puerta.
—Cierto, dijiste que vendrías —dije acordándome.
—Si, ¿ya has terminado? —preguntó mirando el salón algo vacío.

Asentí.

—Sí, esta era mi última clase del día —respondí.
—Muy bien, ¿Qué tal si nos vamos a otro lado a platicar? —preguntó José.
—Sí, necesito despejarme un rato, vamos —respondí.

Empecé a caminar junto a José por el pasillo cuando detrás de nosotros se alzó una voz un tanto molesta.

—¿Hey Aitor a dónde vas? —era Ernesto dirigiéndose hacia nosotros con un semblante enojado
—Pretendía ir a dar la vuelta y despejarme un rato —respondí serio.
—No tienes porqué explicarle Aitor, y a ti no te importa —comentó José calmado conmigo y un poco más serio con Ernesto.
—Pues lo siento, pero Aitor está ocupado el día de hoy —comentó Ernesto y tomó mi brazo queriéndome jalar hacia él.
—¿Q-Qué haces? —pregunté incómodo ante la situación.
—No, él saldrá conmigo porque ya lo acordamos desde ayer —comentó el José jalando mi otro brazo.
—Aitor no puede y punto —comentó Ernesto y volvió a jalarme.
—¡Ernesto! —grité— no tengo nada que hacer contigo, así que por favor suéltame.

Dicho esto me zafé bruscamente del agarre del dragón y seguí por el pasillo con José al lado, decidí hacerlo más que nada por la fursonas que se estaban empezando a amontonar para ver qué estaba pasando, una vez fuera empecé a caminar rápido queriendo salir de esa área.

—Oye Aitor, ¿Qué fue todo ese espectáculo que hizo tu amigo allá atrás? —preguntó José mientras caminábamos.
—No lo sé, pero créeme que estoy tan avergonzado que lo único que quiero es escapar —respondí.
—Entiendo, trata de tranquilizarte un poco ya casi no hay gente por aquí —comentó.

Miré a mi al rededor y en efecto, se veían muy pocas fursonas caminando por ahí.

—Bueno, dejando de lado lo que sucedió, ¿A dónde vamos? —pregunté.
—Hay un parque por aquí, creo que ahí podremos hablar más tranquilamente —respondió sonriente.
—Vale, te sigo —comenté y seguimos caminando.

La caminata no duró mucho, de hecho fue más rápido de lo que yo esperaba, pronto llegamos a un parque donde había un pequeño estanque, algunas bancas, niños jugando y varias fursonas más por ahí, me di cuenta que este no formaba parte del campus, si no que ya era un lugar público. José se acercó a la orilla y se sentó, seguido de él yo, habíamos quedado ambos juntos y mirando el estanque.

—Bueno, José, aquí estamos, ¿De qué querías hablar? —pregunté mirando el estanque.
—Háblame de ti —respondió él.
—¿Por dónde empiezo?, Mi nombre es Aitor, tengo dieciocho años, vivía en Lex pero por estudios y gracias a una beca fue que viajé aquí, en cuanto a mis gustos, diría que la música relajada, podría ser instrumental, leer, el helado y creo que es todo... —comenté pensativo, no sabía sí había algo más que debiese agregar.
—Compartimos algunas cosas en común, como puedes ver me gusta el deporte, tengo veinte años, me gusta el rock, el café por las mañanas y soy originario de aquí —comentó él.
—Jajajaja creo que eso del deporte fue muy notorio —me burlé.
—Nuevamente lo lamento, creo que debí patear a otro lado —comentó el algo apenado.
—Está bien, jeje, siempre he dicho que las cosas pasan por algo —dije.

Hubo un breve momento de silencio, al parecer José procesaba un poco de la conversación que estábamos teniendo.

—Hay algo más —dijo.

Giré a verlo algo confundido, él seguía mirando hacia el frente.

—¿Algo más?, ¿A qué te refieres José? —pregunté.
—Por alguna razón siento que puedo confiar en ti, algo me dice que eres un buen tipo —respondió.
—¿A qué viene esto, de repente? —pregunté confundido por sus palabras.
—En el equipo de deportes donde estoy, no puedo ser quien realmente soy por temor al acoso y el bullying de los demás, tengo que fingir ser algo que no soy —hizo una pausa— y no sé porque, pero tengo la sensación de que tu no me juzgarás.

Me quedé en silencio tratando de hacerme una idea de a lo que se refería, ciertamente me había demostrado ser alguien totalmente diferente, me generaba intriga. Al parecer pudo notar la confusión que venía de mi rostro, José giró a verme y sonrió.

—No se lo he dicho a nadie en esta escuela, pero soy gay —dijo.

Creo que fue entonces que comencé a entender.

—Entiendo... Ciertamente me agarraste en curva, jajaja, no sé que decir —comenté apenado.
—No tienes que decir nada, es bueno poder confesarle a alguien eso sin recibir críticas —dijo el rinoceronte.
—Te agradezco la confianza, no tengo nada que decir contra ti, creo que eres un buen chico —dije sonriente.
—Es bueno tener un amigo como tu —comentó.
—¿Me consideras tu amigo? —pregunté asombrado.

Él asintió.

—Vaya, no sé porque pero me agrada la idea —comenté algo sonrojado.
—Sí, a mi también, me agradas —dijo José sonriente.

Estuvimos nuevamente en silencio, se podía notar un ambiente tranquilo, tenía la sensación de que también podría abrirme con él de esa manera, más ahora sabiendo que al igual que yo, ambos teníamos gustos diferentes.

—Yo también tengo algo que confesar —comenté.

Ahora José era quien estaba confundido, lo pude adivinar por su rostro.

—Yo también soy gay —dije.

Pude ver como una mueca de sorpresa se dibujaba en la cara de José.
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Hasta aquí el capítulo :3
Realmente me gusta cómo va la historia y eso que apenas va empezando :), nuevamente agradecerles por todo el apoyo y los comentarios que le dejan a esta lectura, seguiré trabajando.
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Se despide MadSoul345.

Aitor R (Furry/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora