III.- Te quedarás aquí, conmigo

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¡Hemos tardado bastante! Lo se, y me disculpo puesto que el plazo que dije era de máximo tres días. Comenzaré a hacerlo cumplir. (Lo intentaré)

Espero les guste el capítulo y comenten mucho.

D.

.

S

Se debatió entre decirle o no, hablar o callar durante el tiempo que el detective se tomó en su baño.

Hasta que al fin se había decidido.

El detective, por otro lado, una vez procesado sus palabras, miró al mago con los ojos bien abiertos.
Acababa de contarle todo, prácticamente seguía debiéndole una por lo de hace unas horas ¿y esta era su forma de pedirle ayuda?

-No.

Su voz sonó más firme de lo que creyó sonaría. Cambió su postura apoyando su codo en su pierna y el mentón en su mano. Lo miró esperando que le respondiera y al no hacerlo supuso que debía explicarse.

-Si quieres mi ayuda, has de pedirla como se debe, Kaito.

El mago lo miró mal, como si con sus ojos pudiera extender dos manos invisibles en su dirección que estaban dispuestos a ahorcarlo sin dificultad alguna.

-Si serás.. -lo escuchó murmurar entre dientes. Y lo siguiente lo sorprendió de tal manera que se sintió mal por hacerlo llegar a esos extremos.

El mago se levantó de su asiento y con la mirada fija en el dijo casi susurrando:

-Ayúdame a salvarla, Kudo. Ayudame a salvar a Akako como ella nos ayudó en varias ocasiones.

En eso tenía razón, por lo que si no se lo hubiese pedido se hubiera sentido obligado a ayudarle de todas formas. Sin embargo.. Quería oírlo, quería oír esas palabras de su parte.

Quiero oirte pedirme todo lo que quieras..

-No te oí- respondió sin pensarlo demasiado. Poniéndose en pie, enfrentándolo.

-Maldición Shinichi, ¡que me ayudes! Ayudame ¿si? -su voz sonó más alterada y se acercó más, enfadado con sus ojos llenos de molestia por lo que estaba haciendo- ¿Eso querías oír? ¡Esta bien, lo dije!. Maldita sea, ahora ayúdame.

Se quedó sin habla, mirando como su mirada le transmitía ira pura. ¿Había pensado en que podía ahorcarlo con la mirada? ¡Pues ni eso! En estos instantes el mago frente a él debía estarlo hasta quemando vivo. Pero eso no era lo que importaba -bueno, en parte si- la forma en la que lo llamó lo había dejado sin palabras.

¿Desde cuándo habían comenzado a tutearse? Se dió el tiempo de detallarlo, su cabello estaba más alborotado de lo normal. Sus ojos cansados mirándolo con molestia y totalmente desafiantes.
Su pecho subía y bajaba exaltado. Por su mente pasó la idea de retroceder, estaban muy cerca, pero se negaba a que creyera que lo intimidaba aunque significaba mantener la poca distancia entre ellos.

-Me has convencido.

Le dió una sonrisa que sabía lo irritaría aún más y tomó asiento una vez más, en el mismo lugar que antes, agradecido por la distancia que acababa de poner.

Comenzó a analizar la información dicha anteriormente por el mago;

Luego del atraco de hace unos días, el castaño fue en busca de la bruja que ya había desaparecido para ese entonces. Llevaba dos días buscándola.
la mujer no tenía familiares que se preocuparan por ella, lo que le pareció extraño. Y una pregunta resaltó entre las demás que se acumulaban en su cabeza.

Mi imposible [LC #3] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora