CAPITULO 4: LUZ

527 48 35
                                    

Narra Aoi:

Me desperté, una alarma comenzó a sonar, de nuevo ese dolor punzante penetraba mi cabeza, haciendo que todo a mi alrededor por mínimo que fuera el ruido que producía me lastimaba los oídos, me sentía tan sofocado, ya no debería tomar esa droga, pero era la única que me calmaba el dolor, acerqué mi móvil para quitar la fastidiosa alarma, pero me topé con algo, la silencié, y había un mensaje junto con la alarma, decía “Ábreme”, la abrí, el contenido era un video, el historial decía que fue grabado el día de ayer, lo reproduje, era Kei:  “Hola Aoi, bueno… ¿Cómo empezar? sé que te han estado drogando… y sé que no recuerdas la mayoría de las cosas que han estado pasando durante estas últimas semanas, quiero que sepas que… estoy feliz de haber hecho el amor contigo el día de hoy justo ahora estás dormido, sé que no recordarás nada cuando despiertes –su voz le temblaba- Estoy en Nueva York, y sé que tu boda se ha adelantado para el próximo mes cariño, yo… tengo miedo, miedo de no poder volverte a ver nunca más, quiero que sepas que ya no recuerdo como vivir sin ti, porque ya eres parte de mí, todo esto es tan difícil para mí, de verdad lo siento, dios, si solo… si solo, pudieran ser más fáciles las cosas –sacó algo de su cuello- Todavía conservo esto… porque tengo esperanza de que pasará –era nuestro anillo de compromiso- De que nos casaremos y habrá un felices para siempre, siento mucho no haber hecho nada durante los últimos tres años, lo siento, de verdad lo siento, pero, he venido hasta aquí para luchar por ti, porque no quiero que nada nos separe, ya no más, tengo fe en que todo volverá a la normalidad, yo… sé que todo esto puede ser una mierda, sé que duele, pero tenemos que luchar si queremos estar juntos, he entrado a tu mundo, al mundo de la mafia, porque quiero salvarte, porque no quiero ver que Arabella se salga con la suya Presioné el móvil, esa maldita- quiero pelear por todos los que quieren que lo nuestro funcione, por mis padres, por Abi, por Yamato y Akise, por Flourence, Jajaja, tengo una noticia que te va a fascinar, vas a ser tío, así que apresurémonos y acabemos con esto para que lo conozcamos juntos, ¿Vale? –Sonreí, las lágrimas comenzaron a descender por mis mejillas- Así que… dios… -guardó silencio, se limpió las lágrimas- Así que, por favor, no te rindas, iré a por ti, cueste lo que cueste –se cortó. Me tapé la cara con las manos, me solté a llorar, todavía estaba desnudo en la cama, las sábanas ya estaban frías, él, ya se había ido, lo peor de todo era que no lo recordaba, ¿Por qué? Esas malditas pastillas.

Las saqué del cajón y las tiré por la ventana, no las volvería a tomar por Kei, quería recordarlo y quería que desaparecieran los dolores de cabeza, si quería todo eso, tenía que dejar de tomar esa mierda. Me duché y salí inmediatamente de ahí, me aseguré de no dejar nada, salí corriendo por la explanada para llegar a mi auto, todo era un maldito desastre, conduje hasta llegar a la mansión, a mi prisión- Oh cariño, ¿En dónde habías estado? –Era mi madre, ahora la odiaba- Fui a despejar mi mente –dije cortadamente- Oh, ya veo, entonces, arréglate, debemos ir a hacerle un par de ajustes a tu traje de bodas –me puse los audífonos- No iré a hacer nada con respecto a la boda, ¿Vale? Y si vas a seguir diciéndome toda esa mierda de casarme, te diré que no me importa, porque no me quiero casar con ella, ya te lo he dicho, ¿Y sabes qué? Mi novia y futura esposa está en Nueva York así que planeo ir con ella –dije tomando de nuevo las llaves de mi auto- No irás a ningún lado –dijo mi padre interponiéndose en mi camino- Apártate –mi padre seguía sin moverse- No dejaré que te eches a perder la vida con cualquier perra –lo fulminé con la mirada- osea que… con una de la calle no, ¿Pero con una perra adinerada sí? –Mi padre me tomó del brazo haciendo presión- Suéltame maldita sea, me lastimas –mi padre seguía aumentando la presión- Vuelve a decir eso una vez más y te quitaré el privilegio de ver la luz del maldito sol, ¿Me entiendes? –Solté un bufido- Inténtalo, eso no me hará cambiar de opinión –le empujé con todas mis fuerzas, saliendo por la puerta, no podría tomar mi auto, tendría que usar la motocicleta, la tomé y aceleré lo más rápido que pude, las lágrimas descendían de mis ojos- Vale ya nenaza, cálmate, esto no es nada, has pasado por cosas peores –me dije a mí mismo, aceleré aún más.

UN DÍA MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora